DESARROLLO: La caridad es historia, surge nueva filantropía

Michael Karlin, cofundador de Security First, el primer banco en Internet, se retiró en 1999. Tenía 31 años.

Ahora Karlin hace mucho más que amasar dinero. Es un filántropo a tiempo completo. "En Mythic Imagination Institute estoy haciendo básicamente lo mismo que antes: coordinando gente alrededor de una idea, conectando personas", dijo en una entrevista telefónica desde Atlanta, Estados Unidos. "El objetivo es brindar más creatividad, pasión y empatía al mundo".

El Mythic Imagination Institute (instituto de imaginación mítica) tiene el "propósito de alentar respuestas creativas ante la vida, nuestras propias vidas personales y nuestras vidas como familias, tribus, comunidades, naciones y mundo", afirma el sitio web de la entidad presidida por Karlin.

Donar dinero para causas sociales es ahora mucho más que dar sopa a los pobres. Hace parte del mundo del mercado y de la competencia, y ha desarrollado imaginativas formas para solucionar problemas que ni los gobiernos ni las organizaciones no gubernamentales han podido resolver. Se trata de filantro-capitalismo, de lo socio-empresarial, de inversión social.

El aporte de dinero para diferentes causas está promoviendo nuevos negocios entre los ricos y los famosos.

La revista estadounidense Time escogió como personas del año 2005 a la fundación de Bill y Melinda Gates, cuyos aportes alcanzaron 29.100 millones de dólares en febrero de este año, y al activista y estrella de rock Bono. Para la revista "fueron astutos al hacer el bien, dándole nuevas conexiones a la política, haciendo reingeniería de la justicia, logrando una compasión más inteligente y una esperanza más estratégica, y de este modo captando seguidores".

La nueva filantropía se trata básicamente de estrategia, conexiones e imaginación.

"Luego de muchos años en el negocio, descubrimos que la mejor contribución que podíamos hacer para la gente que tenía ideas pero que carecía de capacidades era aportarles el modo de pensar empresarial, la perspectiva financiera", dijo Howard Rosenfeld en una entrevista telefónica desde el estado estadounidense de Connecticut. Rosenfeld encabeza la fundación Sheirah, junto con su esposa Sheryl Leach, y es creador del personaje infantil de televisión Barney.

Uno de los proyectos que la fundación Sheirah apoya es "Chat the Planet", un programa semanal de televisión que pone en comunicación a gente de todo el mundo a través de la tecnología digital.

Hacer contactos es fundamental para la nueva filantropía. El Círculo Global de Filántropos (The Global Philanthropists Circle), fundado por Peggy Rockefeller Dulany en 2001, reúne a varias de las más ricas familias de 20 países para compartir ideas. Trinidad Filantropía (Phylanthropia Trinity), operada por D.K. Matai, fundador de la compañía de riesgo gerencial mi2g, vincula a empresarios, fundaciones, bancos, organizaciones no gubernamentales y asesores.

En el estudio "En búsqueda del futuro, una guía para los filántropos del siglo XXI", de Katherine Fulton y Andrew Blau, se dice que las nuevas tecnologías y los dramáticos cambios demográficos están produciendo una nueva realidad para cada donación y cada donante.

"Pienso que la gente ahora es más creativa en su manera de aportar", dice Karlin. "Muchos se dan cuenta de que su existencia está vacía y se comprometen en cuestiones que tienen más significado".

Aunque no es un concepto nuevo, lo socio-empresarial está ganando renovada importancia. Algunos filántropos actúan ahora más como inversionistas. Colocan dinero para maximizar su 'recompensa social', medida en términos de la llamada doble línea de fondo (desempeño social y financiero) o triple línea de fondo (desempeño financiero, social y ambiental).

El economista Jeffrey Sachs, director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia en Nueva York, está coordinando un proyecto en varias aldeas de África para probar que los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM, metas aprobadas por las Naciones Unidas en 2000 para mejorar la vida de los más pobres) pueden ser alcanzados.

El Fondo de Préstamos para el Desarrollo de los Medios de Comunicación (MDLF por sus siglas en inglés), apoyado por el magnate George Soros, lanzó un instrumento financiero que permite a inversionistas apoyar a medios independientes de comunicación de los países en desarrollo. Jeff Skoll y Pierre Omidyar, fundadores de eBay (el sitio de subastas en Internet) están donando miles de millones de dólares cada uno.

"La filantropía es cambiar positivamente las cosas en el mundo ofreciendo tus recursos y tu tiempo a asuntos en los que crees", dijo Skoll en un artículo publicado en su sitio web. "También me gusta la idea de la que la filantropía pueda ser innovadora, usando los últimos avances para brindar soluciones a muchas personas, idealmente en el plano global".

La Omidyar Network financia organizaciones como Ashoka, dedicada a facilitar a empresarios sociales dinero y conexiones, así como conocimientos prácticos y recursos.

También apoya al estadounidense Centro para la Integridad Pública, un grupo de periodistas investigativos, a la entidad Witness, creada por Gillian Caldwell y que usa vídeo y tecnología para documentar casos de violaciones de derechos humanos, y a OneWorld International, una red mundial de información alternativa.

La fundación Arpad Bussons's Ark, con sede en Londres, se asoció con el gobierno de la Provincia Occidental del Cabo (Sudáfrica) para ayudar a las víctimas del virus de inmunodeficiencia humana y abrió una serie de hogares para huérfanos de Rumania.

Incluso los nuevos ricos de Rusia están ejerciendo el nuevo tipo de filantropía. El magnate del petróleo Mijaíl Khodorkovsky, actualmente preso, proporcionó centros de entrenamiento en Internet para maestros, creó un foro de discusión sobre democracia y financia excavaciones arqueológicas, intercambios culturales y campos de verano para niños.

Detrás de la nueva filantropía se encuentran una generación de enriquecimiento rápido de los últimos años, sí como la creciente brecha entre los que tienen y los que no tienen.

Al inaugurar su listado de la gente más rica del mundo, hace 20 años, la revista Forbes descubrió unos 140 multimillonarios. En 2005, la lista registraba 793, sumando 2,6 billones de dólares. En ninguna parte como en Estados Unidos crecen tanto los aportes filantrópicos. Ese país lidera tanto en términos absolutos como en proporción al producto interno bruto (PIB).

En su último informe, American Association of Fundraising Counsel (Asociación Estadounidense de Asesoramiento sobre Recolección de Fondos) sostiene que los ciudadanos de Estados Unidos aumentaron sus donaciones caritativas en cinco por ciento en 2004, alcanzando la cantidad récord de 248.500 millones de dólares, más de dos por ciento del PIB.

En Gran Bretaña, los fondos de caridad se nutren más de aportes del gobierno que de donaciones individuales, afirma el Instituto para la Filantropía en un documento publicado el año pasado.

Un montón de dinero fresco llega de compañías del complejo tecnológico Silicon Valley, como Google, eBay e Intel, dijo Rosenfeld. "Estos nuevos filántropos están aplicando el bagaje de destrezas que usaron para construir sus fortunas a causas benéficas. Están personalmente involucrados, están usando sus conocimientos así como su dinero para contribuir al mejoramiento a más rápido ritmo".

Pero no todos los magnates se vuelven filántropos, y una gran cantidad de dinero se canaliza de formas nada interesantes. Academias, museos y salas de conciertos son algunos de los receptores de la vieja manera de donar.

El decoro social y la presión de los pares juegan un importante papel. Algunas de las personas ricas se ven forzadas a donar para las mascotas familiares, "aunque éstas no requieren ningún financiamiento", dijo Rosenfeld. Las donaciones recibidas por la Universidad de Harvard, por ejemplo, fueron de 25.000 millones de dólares en 2005, mientras su presupuesto operativo es de tan sólo tres por ciento de este monto, según el diario The Wall Street Journal.

Los aportes a museos o auditorios cumplen una función, "pero otros tipos de filántropos están escogiendo causas más apremiantes, como ambiente salud, pobreza y educación en todo el mundo", dijo Rosenfeld.

"Algunos lo hacen por auténticas razones, sin compasión ni sentimentalismos, otros por darse importancia, porque quieren ser valorizados ante los ojos de la sociedad, y otros simplemente lo razones impositivas", dice Deepak Chopra, el millonario médico y gurú indio-estadounidense que actúa como "conector" —usando sus propias palabras— en el campo de echar a volar el altruismo.

Pero todo esto no es siempre positivo. El ensayo "Un fracaso de la filantropía", publicado en la revista Stanford Social Innovation Review en 2005 por Rob Reich, dice que la filantropía "hace tan poco para canalizar dinero a los necesitados que al gobierno no le sería difícil superarla".

Los incentivos estatales generosos a las donaciones caritativas no dañarían a los necesitados, escribe Reich. "Una cosa es defender la libertad de los ciudadanos a dar dinero como les plazca, y otra cosa es establecer subsidios públicos para ello".

Uno de los problemas en Estados Unidos es que hay dos tipos de filántropos, dice Rosenfeld. Algunos dan solamente cinco por ciento de sus haberes, mientras otros quieren dar todos sus bienes en el transcurso de sus vidas. Desde 1981, la ley federal estadounidense exige a las fundaciones gastar un mínimo de cinco por ciento anual de su inversión neta acumulada. "Pertenecemos a la segunda categoría", dijo.

Para ayudar a definir a cuál categoría se pertenece y qué tan creativo se puede ser, un próspero sector paralelo ha surgido: el negocio de la asesoría para la riqueza. Pero esa es otra historia.

* Miren Gutiérrez es editora en jefe de IPS.

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