Las negociaciones de una nueva apertura comercial, en la llamada Ronda de Doha, siguieron trabadas este viernes como probablemente nunca lo estuvieron en sus cinco años de duración, pese a que por primera vez se mencionan sin reservas las cifras de las concesiones que cada parte pretende obtener u otorgar.
La otra novedad, en esta fase crucial de negociaciones que tratan de desbloquear en reuniones que se extenderán hasta el domingo unos 60 ministros arribados a Ginebra, es el desplazamiento de las críticas hacia Estados Unidos, por la renuencia a mejorar su oferta de reducción del apoyo interno a sus agricultores.
Hasta ahora, la Unión Europea (UE) era prácticamente el objetivo central de todas las censuras, por su obstinación en mantener una propuesta de disminuciones leves a los aranceles con que grava las importaciones agrícolas.
Pero las mudanzas en el lenguaje y en el blanco de las impugnaciones han tenido escaso efecto en el estado general de las negociaciones, que estaban este viernes muy cerca del fracaso. La suerte de la Ronda puede decidirse en cuestión de horas, evaluaron algunos delegados de países.
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, dijo que no percibe "hasta ahora ningún progreso significativo". "Me cuesta mucho identificar algún progreso", remarcó.
Amorim participó de las reuniones reducidas del Grupo de los Seis, que congrega a los actores de mayor peso dentro del sistema multilateral administrado por la Organización Mundial del Comercio (OMC), que son, además de Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea, India, Australia y Japón.
Pero el ministro brasileño también tomó parte de las reuniones de la "Sala Verde", como se denominan en la jerga de la OMC a las discusiones, también de un número reducido de estados miembros, pero que en los últimos años han aumentado su representatividad a causa de las objeciones que levantaban.
Amorim tampoco encontró en estas reuniones motivos para abandonar el tono pesimista. "Lo que he visto no brinda esperanzas de lograr avances", aceptó.
El propio director general de la OMC, Pascal Lamy, empleó un lenguaje crudo cuando se dirigió este viernes a los ministros y altos representantes de los 149 estados miembros de la institución.
La cuestión que los delegados afrontan es "saber cómo van a conciliar los compromisos que asumieron de concluir la Ronda este año con la incapacidad aparente de negociar en cualquier forma, que están mostrando", dijo el alto funcionario.
Lamy advirtió de que no sólo están amenazados los temas más controvertidos de la negociación, como son el apoyo interno a los agricultores, el acceso a los mercados para los productos de ese sector y los aranceles industriales.
El riesgo se cierne también sobre otros aspectos de la negociación, como los regímenes de importación libres de derechos y de contingentes para los países menos avanzados, o los paquetes de ayuda para el comercio, y otros asuntos planeados para beneficiar a naciones en desarrollo, recordó.
Empero, las conversaciones siguieron concentradas en los asuntos más contrastados, con la novedad de que el comisario de Comercio del UE, Peter Mandelson, dijo en público que una posibilidad de entendimiento es cercana a la propuesta del Grupo de los 20 (G-20), como se denomina el conjunto de países en desarrollo que hoy llega a 21 y que presentan enfoques afines en algunos renglones agrícolas.
Mandelson precisó que ese punto de acercamiento se ubica próximo a las ambiciones declaradas por el G-20 en los rubros de acceso a los mercados agrícolas y apoyo interno a la agricultura.
El negociador europeo estimó que la propuesta del G-20 obligaría a los países industrializados a reducir sus aranceles agrícolas en 51 por ciento.
En realidad, este grupo del mundo en desarrollo y liderado por Brasil e India reclama a la UE un recorte de 54 por ciento en esos derechos de importación que aplica a los productos agrícolas procedentes de las naciones del Sur.
Respecto del apoyo interno, un sistema de subsidios en cual descuella Estados Unidos, Mandelson dijo que apoya la demanda del G-20 para que las autoridades de Washington establezcan el monto de esas medidas de sostén a los agricultores entre 12.000 millones y 13.000 millones de dólares al año.
En su propuesta presentada en octubre pasado, Estados Unidos había ofrecido fijar el total de su apoyo interno que causa distorsión al comercio en una cifra en torno a los 23.000 millones de dólares, superior a los 19.700 millones que otorgó durante 2005.
Los negociadores estadounidenses en Ginebra evitaron comentar la posibilidad de que el gobierno de su país pueda reducir el monto del apoyo interno.
En cambio, la representante comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, y el secretario de Agricultura de ese país, Mike Johanns, afirmaron que la propuesta de su país en agricultura efectúa concesiones conformes con las orientaciones de la Ronda de Doha.
En una respuesta aparente a la posición de Estados Unidos, el ministro de Comercio de India, Kamal Nath, advirtió de que el acceso a los mercados agrícolas debe estar precedido por las reformas de la agricultura y por la reducción de las subvenciones para ese sector de la economía.
Los negociadores de la OMC sostendrán nuevos contactos este sábado, que deberían ser determinantes para el futuro de la Ronda de Doha. La ausencia de progresos a pesar de la presencia de numerosos ministros "aumenta los esfuerzos para los próximos días y semanas", pronosticó Amorim.
La OMC había previsto que a fines de julio estarían definidas las modalidades de las negociaciones para dedicar el resto del año a concertar las concesiones específicas que los países aceptarán. Sólo de esa manera, habían calculado los negociadores, la Ronda de Doha se podría concluir a fines de diciembre. (FIN/IPS/pc/dm/if ip/wt/06)