Con el programa Green Goal, los organizadores de la Copa Mundial de Fútbol 2006 intentan reducir el impacto ambiental del torneo que desde el nueve de este mes congregará a más de tres millones de espectadores en Alemania. Pero ecologistas consideran que las medidas se quedarán cortas.
Ahorro de agua, reciclaje de basura y reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera, a través del uso de transporte público y fuentes limpias de energía, son algunas metas de Green Goal (Gol u Objetivo Verde), implementado por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y el gobierno alemán.
En los 12 estadios donde 32 equipos del mundo medirán fuerzas en al arte del balón se usarán tanques de recuperación del agua de lluvia para alimentar las instalaciones sanitarias. En algunos casos, los urinarios para hombres se limpian automáticamente sin emplear agua. Con el fin de reducir el uso del automóvil, las entradas a los 64 encuentros valen también para los servicios públicos de transporte durante 24 horas. Y en algunos estadios, como el Fritz-Walter, en la sudoccidental ciudad de Kaiserslautern, la electricidad se obtiene de células solares, igual que en estaciones de tren y otros lugares públicos.
En total, la generación de energía solar para el Mundial corresponde a unos 2.500 kilovatios en las horas de mayor consumo. En las olimpiadas de Sydney (Australia) en 2000, la capacidad instalada equivalente fue de apenas 1.000 kilovatios.
En las ciudades que albergan a los 12 estadios, indicaciones en numerosos idiomas sugieren a los visitantes cómo reducir la basura. Por ejemplo, en vez de botellas o latas desechables, las bebidas vendrán en recipientes reciclables.
Con Green Goal, el Mundial 2006 será el segundo acontecimiento deportivo global en aplicar criterios de protección ambiental; el primero fue Sydney. Pese a estos esfuerzos, Green Goal no compensa toda la contaminación derivada del Mundial.
Según el alemán Instituto de Ecología Aplicada, que concibió el programa, sólo los vuelos y trayectos locales de los 3,2 millones de turistas que visitarán Alemania durante el Mundial representan unas 100.000 toneladas de dióxido de carbono (principal gas de efecto invernadero, responsable del recalentamiento planetario).
Para neutralizar estas emisiones, Alemania invirtió unos 1.500 millones de dólares en proyectos de protección ambiental en África y Asia. Por ejemplo, en el marco del Green Goal financió instalaciones en India, que producen biogás a partir de estiércol de vaca fermentado, para suplantar el uso de combustibles fósiles en cocinas comunales.
Sin embargo, el programa no satisfizo a todos los ambientalistas alemanes, quienes incluso han criticado a la firma Nici de usar un químico peligroso en la fabricación de la mascota del Mundial, Goleo, un león vestido de futbolista. La empresa desmintió la denuncia realizada estos días por el grupo alemán Okotest, que examina la seguridad de productos de consumo.
"Creer que los efectos ambientales destructivos de un torneo mundial pueden ser 100 por ciento compensados es una ilusión", dijo a Tierramérica Rüdiger Rosenthal, de la Federación para la Protección de la Naturaleza y el Ambiente (BUND por sus siglas en alemán).
Rosenthal destaca que el balance oficial ambiental del Mundial 2006 subvalora las emisiones de dióxido de carbono provocadas por los vuelos comerciales extraordinarios que transportan a equipos nacionales, huéspedes de honor y turistas. En vez de las 100 mil toneladas de ese gas estimadas oficialmente, los ambientalistas calculan que los transportes asociados con el Mundial emitirán unas 250.000 toneladas.
Las cuentas oficiales de protección ambiental tampoco incluyen los costes suplementarios derivados de las transmisiones internacionales de televisión, ni, en general, el consumo adicional de electricidad asociado con el Mundial, dijo Rosenthal.
En su número más reciente, la revista alemana Neue Energie afirma que sólo uno de los 12 estadios —el Frankenstadion, en la central ciudad de Nuremberg— satisface todos los criterios de respeto ambiental. Y también elogia los esfuerzos hechos en Dortmund, Hamburgo y Stuttgart. Los otros ocho estadios, señala, muestran un balance ecológico negativo.
En general, afirma, "Green Goal sólo compensará la mitad de las emisiones suplementarias de dióxido de carbono durante el Mundial".
Pero "un balance honesto de Green Goal solamente puede realizarse después" del campeonato, dijo a Tierramérica Christian Hochfeld, vicedirector del Instituto de Ecología Aplicada.
Durante el acontecimiento deportivo, "Alemania importará energía de Suiza, generada en centrales hidroeléctricas, que no contaminan el ambiente", dijo Hochfeld. "Por lo menos, Green Goal intenta reconciliar el evento con la protección ambiental".
Hochfeld también enfatizó que los esfuerzos para reducir el consumo energético durante el torneo de fútbol incluyen recuperar calor de las instalaciones de aeración de todos los estadios y usar calderas de gas altamente eficientes y sin emisiones, así como lámparas de bajo consumo.
Para el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, los beneficios del programa son indudables. "La contribución del Mundial a la protección ambiental y de la naturaleza en Alemania será duradera, permitiendo a los juegos de la Bundesliga (liga federal alemana de fútbol) reducir sustancialmente la contaminación", dijo Blatter en una conferencia de prensa.
* El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 3 de junio por la red latinoamericana de Tierramérica.