Los insurgentes tigres tamiles advirtieron que su eventual declaración como organización terrorista por parte de la Unión Europea (UE) perjudicaría al ya muy debilitado proceso de paz de Sri Lanka.
El responsable de las negociaciones y estratega político de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), Anton Balasingham, dijo el jueves que los cingaleses de línea dura estaban "buscando aislarlos rápidamente de la comunidad internacional como preludio de una verdadera opción militar".
"Mayores expulsiones incitarán a los elementos de línea dura en el sur, incluidos aquellos que en el actual gobierno de Sri Lanka urgen a los militares a derrotar al LTTE, y silenciarán aquellos que defiendan una solución negociadora", escribió Balasingham en el sitio de Internet del grupo (http://tamilnet.com).
·Cuanto más se distancie la comunidad internacional del LTTE, más se verá obligado este grupo a recorrer un camino individualista" extremo, sostuvo.
Mientras, el jefe político del LTTE, S. P. Tamilselvan, dio a entender que la organización estaba preparada para afrontar un conflicto militar.
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"Si el gobierno no analiza la situación y cambia su curso, me temo que el país se enfrentará con la anarquía y el cese del fuego sólo quedará en los papeles. La población tamil y sus representantes, el LTTE, no desean una guerra para resolver los conflictos políticos", dijo a principios de semana en diálogo con la prensa en Kilinochchi, sede de la organización.
"Las acciones y las políticas del LTTE están determinadas por las deterioradas condiciones objetivas en el terreno y no sólo por las preferencias de la comunidad internacional", sostuvo Balasingham, quien encabezó delegaciones del grupo en varias negociaciones con sucesivos gobiernos de Sri Lanka.
Según la perspectiva del LTTE, el gobierno de Sri Lanka ya comenzó una "guerra oculta", recurriendo a las fuerzas paramilitares del dirigente tamil renegado Vinayagamoorthi Muraleetharan, conocido como "coronel Karuna", escindido de los Tigres y que opera fuera de las áreas controladas por el gobierno al este de la isla.
"Esta guerra en las sombras se ha transformado ahora en un enfrentamiento de baja intensidad", señaló Balasingham.
La declaración del LTTE como organización terrorista por parte de la UE "no traerá paz, sólo servirá para exacerbar las condiciones del conflicto y poner en peligro la vida de civiles tamiles atrapados por las fuerzas de ocupación cingalesa", indicó Balasingham.
Los cingaleses budistas, que representan 74 por ciento en una población de 20 millones de personas, son acusados de discriminar a la minoría tamil, la mayoría de religión hindú.
Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña e India ya incluyeron al LTTE dentro de las organizaciones terroristas. Washington ha urgido a la UE a que haga lo mismo. El bloque dispuso en octubre la prohibición de viajes a los miembros del LTTE.
Una alta fuente del gobierno estadounidense indicó que Washington presionará a la UE para que siga sus pasos.
"Hablaremos de esto con la UE. El bloque necesita consultar entre sus 25 miembros y tomar una decisión", señaló esta semana Donald Camp, principal asistente de la secretaria de Estado (canciller) para asuntos de Asia central y del sur.
Camp advirtió a los Tigres que abandonaran la violencia. "Creo que el LTTE debe evaluar sus métodos y abandonar el terrorismo. Es la única forma de forjarse un futuro en una Sri Lanka unida", sostuvo.
A las advertencias realizadas por Estados Unidos en enero sobre que no dudaría en asistir a las fuerzas del gobierno de Sri Lanka en caso de recrudecimiento de las hostilidades, le siguió el éxito de los noruegos al llevar nuevamente a los Tigres tamiles a la mesa de negociaciones después de una ruptura de casi tres años.
Esta semana se registraron enfrentamientos entre los Tigres y el ejército en ambos lados de las áreas controladas por el LTTE en el norte de Sri Lanka.
El ejército aseguró haber repelido un ataque en Nagarkovil, al norte de Jaffna, bastión de la etnia tamil. Un enfrentamiento similar se produjo en un área despoblada en el sur cerca de la ciudad de Vavuniya, según se informó.
La violencia permanente que se ha cobrado más de 100 víctimas desde la última ronda de conversaciones en Ginebra en el mes de enero, nuevamente está haciendo peligrar un cese del fuego logrado con la mediación de Noruega hace cuatro años.
Los Tigres han combatido a los sucesivos gobiernos de Sri Lanka antes del alto el fuego en una guerra étnica que lleva 20 años y mediante la cual pretenden obtener un Estado separado para la minoría tamil que habita principalmente el norte y este de la isla.
Hasta ahora han muerto en el conflicto más de 65.000 personas.
Para agregar tensión al conflicto, ambos bandos hicieron saber que están listos a defenderse de los ataques. Algunos observadores en Colombo consideran que debido a los últimos acontecimientos se dificulta aún más una reanudación de las conversaciones de paz.
"Los Tigres siempre han utilizado la guerra de guerrillas como forma de exigir que el gobierno cumpla con sus demandas. Por lo tanto es muy probable que sigan con su estrategia hasta que consigan lo que quieren o hasta que sean golpeados duramente por las represalias", dijo a IPS el investigador Muttukrishna Sarvananthan en Colombo.
"Los ataques del gobierno ya comenzaron como forma de demostrarle a los Tigres que están listos para actuar, pero difícilmente esto los ahuyente a menos que resulten severamente dañados."
En la capital se teme que los Tigres lancen otro ataque en venganza por la muerte de 15 civiles tamiles, entre quienes había niños, a una isla en la península de Jaffna durante el fin de semana.
Hombres armados por ahora no identificados les dispararon mientras dormían. Los insurgentes acusan a los paramilitares que operan en las áreas controladas por el gobierno.
La misión de paz de los países nórdicos (SLMM, por sus siglas en inglés) que supervisa la tregua, ha estado investigando los asesinatos, pero no ha llegado a ninguna conclusión.
Además, ha tenido que reevaluar sus actividades después que sus inspectores quedaron atrapados en un fuego cruzado la semana pasada durante una batalla en el mar en la cual murieron 45 personas.
El jefe de esta misión de paz, Ulf Henricsson dijo a IPS que su personal no ha reanudado los controles en el mar desde el ataque del 11 de mayo en que los Tigres arremetieron contra un buque del ejército con 700 hombres a bordo.
"También estamos tratando de incrementar el número de inspectores, todo está en discusión", informó. Actualmente el SLMM tiene 60 observadores en el país.
El SLMM, y Henricsson en particular, están siendo cuestionados por ambos bandos por su franqueza.
El gobierno decidió ignorar esta misión de paz luego de que ésta responsabilizó a las fuerzas armadas de Sri Lanka de ayudar a los paramilitares del coronel Karuna. A su vez, los Tigres están molestos por una declaración acerca de que la autoridad del grupo no se extendía al mar.
"Le hemos dicho una vez más al mundo que nuestro mar no le pertenece a nadie más que a nosotros. Nuestra lucha por la liberación de nuestra tierra está adquiriendo impulso hacia la victoria final. Hemos pagado un alto precio para rescatar y mantener la soberanía de nuestros territorios y los cuatro valientes Tigres del mar dieron su vida por nuestra causa", dijo Tamilini, la mujer que tiene el cargo más alto dentro del grupo, en el funeral de los miembros asesinados en el choque enfrentamiento.
Los intentos de reanudar las negociaciones sufrieron un revés debido a la escalada de violencia y a las declaraciones de ambos bandos.
Los Tigres han obstaculizado los esfuerzos internacionales para reabrir el diálogo. Un enviado especial japonés, Yasushi Akashi, no pudo mantener conversaciones con el líder de los Tigres, Vellupillai Prabahakaran sobre asuntos de seguridad y volvió decepcionado de una reunión con Tamilselvan.
También declaró que los intermediarios internacionales estaban llegando a su límite y que le tocaba al gobierno y a los insurgentes decidir si querían guerra o paz.
Sin embargo, no hay muchas posibilidades de que por segunda vez en cinco meses la presión internacional tenga alguna incidencia en los Tigres.
"Lo dudo. Creo que el LTTE dejó atrás la etapa en que cedía a esta presión. Su agresividad hacia el SLMM tras el incidente en Vettilaikerni (donde se produjo el ataque al buque) es una prueba" de ello, dijo Sarvananthan.