MIGRACIONES-EEUU: Senado en la cuenta regresiva

Mientras el Senado de Estados Unidos se apresta a votar esta semana su versión de una polémica reforma migratoria, activistas exhortan al Congreso legislativo a impedir una brecha cultural en este país con unos 12 millones de indocumentados.

Los senadores aprobaron este miércoles por 73 votos contra 25 una moción para limitar a 30 horas el debate de la reforma, abriendo la puerta para que a más tardar este jueves se realice la votación final del proyecto de ley, conforme a los plazos fijados por el presidente George W. Bush.

De ser aprobado, como se espera, el texto tendrá que ser conciliado con uno más severo aprobado por la Cámara de Representantes en diciembre.

El proyecto del Senado prevé otorgar residencia y derecho a tramitar la ciudadanía a los extranjeros que viven en el país desde hace más de cinco años, mientras que los que llevan entre dos y cinco pueden aspirar a una visa de trabajo temporal, aunque tendrán que volver a sus lugares de origen y seguir igual procedimiento que cualquiera que busque un ingreso autorizado.

La iniciativa contiene también medidas de refuerzo de la seguridad fronteriza y un nuevo programa de "trabajadores invitados" (una visa de trabajo temporal sin derecho a tramitar la residencia).
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La semana pasada, los senadores aprobaron una enmienda que confirma al inglés como idioma oficial, mientras que prevé la instalación de 600 kilómetros de vallas en la frontera con México y la exclusión del derecho a ciudadanía a los inmigrantes que cometieron algún delito, incluyendo el de evadir una orden de deportación.

El inglés es el idioma que habla la inmensa mayoría de los 288 millones de estadounidenses y el utilizado por el gobierno, pero hasta ahora no había sido oficialmente declarado como lengua nacional.

La creación del vallado fue incluida en el borrador para asegurar el apoyo del ala más conservadora del gobernante Partido Republicano. La propuesta ha desatado la indignación de varios países latinoamericanos.

Al menos 78 por ciento de los indocumentados en Estados Unidos proceden de América Latina.

El Senado rechazó este miércoles una enmienda propuesta por la legisladora Dianne Feinstein, del opositor Partido Demócrata, con la que se buscaba regularizar la situación a todos los indocumentados ingresados a este país desde el 1 de enero pasado.

El borrador de la Cámara de Representantes no contempla regularizar a ningún indocumentado. En cambio, propone una deportación general y acelerada. Además, establece la construcción de un muro en la frontera mexicana de 1.200 kilómetros, así como el uso de tecnología militar para impedir el ingreso de inmigrantes.

En el marco de las discusiones, el presidente de México, Vicente Fox, de visita en el central estado de Utah, hizo este miércoles un llamado a los congresistas a actuar con visión e inteligencia en un asunto que consideró clave para las relaciones bilaterales.

El lunes, cientos de inmigrantes y simpatizantes marcharon en Sacramento, capital del occidental estado de California, llamando a los legisladores a apoyar los derechos de los extranjeros.

La manifestación atrajo a grupos de diversas culturas y religiones de todo el estado. Hubo espectáculos multiénticos, incluyendo representaciones teatrales y canciones en español, así como música y danzas asiáticas.

Hoe Tran, de 62 años, es de la occidental ciudad de San José. Viajó a Sacramento para pedir a los congresistas californianos que respalden una legislación que ayude a los inmigrantes a integrarse a la sociedad. Este hombre llegó a Estados Unidos hace siete años y acaba de adquirir la ciudadanía.

"Hoy (por el lunes) es el Día del Inmigrante, y por eso vine aquí a apoyar todos las leyes que nos ofrecen beneficios", afirmó.

Tran aludió a privilegios como la atención médica, la vivienda y el acceso a información sobre servicios sociales en su idioma materno. Pero la enmienda que establece al inglés como única lengua oficial podría hacer más difícil que los inmigrantes como él se integren a la sociedad.

Durante un programa televisivo el domingo por la mañana, el fiscal general, Alberto Gonzales, dijo que el inglés era "la lengua común unificadora", y que "representa el camino a la oportunidad" para los extranjeros.

Gonzales fue cuidadoso en afirmar que la declaración del inglés como idioma nacional era más bien simbólica, y que no anularía leyes federales y estaduales que le aseguran a los extranjeros el acceso a información pública en su propia lengua.

No obstante, la enmienda provocó malestar entre inmigrantes, pues temen que eche por tierra sus esfuerzos para propiciar un mayor acceso idiomático, e incluso alertaron que podría comprometer la seguridad nacional.

Esto es algo sobre lo cual todos deberían estar preocupados, dijo Sonal Ambegaokar, abogada del Centro Legal de Inmigración Nacional.

"Es una medida muy perjudicial, porque pone en riesgo asuntos clave como la seguridad nacional y la asistencia en casos de desastres", sostuvo.

"Si tomas el ejemplo del huracán Katrina, la FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) sólo podría anunciar en inglés sus procedimientos de evacuación o para ayudar a las personas. Dada nuestra demografía, es imposible imaginar cómo se llevaría a cabo una operación de ayuda en caso de desastres sin usar otros idiomas", añadió.

Como otros en la manifestación, Alvaro Huerta, de la Coalición para los Derechos Humanos de los Inmigrantes, de Los Ángeles, apoya las políticas que ayuda a los extranjeros con servicios coordinados y educación cívica.

"Creo que hay un gran error de percepción sobre los inmigrantes que quieren aprender inglés e integrarse a la sociedad", sostuvo.

"Todos quieren dar lo mejor de sí en nuestra sociedad, y el inglés es parte de eso. Pero pedirle a las personas que hagan eso sin darle el apoyo necesario es negarles acceso a votar y aprender educación cívica", agregó.

María Reyes ha tomado clases de inglés, pero admite que no "se le ha fijado". Esta integrante del grupo comunitario Mujeres Unidas y Activas subrayó cómo la falta de traductores en hospitales es algo que la afectó especialmente.

Una vez "tuve que esperar 16 horas, en parte porque no hablaba bien inglés y nadie en el hospital hablaba español. Así que estuve literalmente todo el día oyendo cosas como 'I'm really sorry, I don't speak Spanish' (Lo siento mucho, no hablo español)", contó.

La abogada Ambegaokar señaló que los casos como el de María representan una violación a los derechos civiles.

"No ser competente en inglés no debe ser un obstáculo para conocer tu derecho a ciertos beneficios o a participar en la democracia y saber que el gobierno es para todos, sin importar la raza o el origen nacional", afirmó.

Nam Thai es una estadounidense de origen vietnamita que acudió a la manifestación con su esposo mexicano, Vicente Suárez, un electricista. Nam Thai vino a Estados Unidos como refugiada en 1985.

"Nosotros, como inmigrantes y refugiados en este país necesitamos hablar por nuestros derechos. Tenemos derecho a pertenecer a aquí, a vivir, trabajar, tener una familia y hablar el idioma de nuestra tierra natal. Eso es parte de nuestra cultura. Si nos sacan eso, es un genocidio cultural", sostuvo.

"Envié a mi hija a una escuela de idioma vietnamita todos los domingos para que pueda tener parte de nuestra herencia cultural. De lunes a viernes va a una guardería en español, para que pueda comunicarse con su abuela, que no habla inglés", añadió..

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