INDIA: Plan de empleo rural pasa primera prueba

Una inusual marcha («padyatra») de activistas de unos 165 grupos de la sociedad civil por toda India acaba de concluir en el árido estado noroccidental de Rajastán, para evaluar un ambicioso programa de empleo rural del gobierno.

Los "padyatris" (caminantes) recorrieron el laberinto de aldeas de este estado principalmente tribal, para revisar la puesta en marcha de la enorme iniciativa del oficial para combatir la pobreza rural.

En febrero, el gobierno lanzó el plan de Empleo Rural Nacional Garantizado (ERNG) en 200 distritos de 14 estados, con el fin de asegurar un puesto de trabajo remunerado durante 100 días al año a un miembro sano de cada familia rural que acepte desempeñar tareas manuales no calificadas en la construcción de infraestructura rural.

En Dungarpur, las aldeas se desparraman por vastos territorios, con viviendas solitarias desperdigadas por las "dungars" o serranías pedregosas. No se ve ni una brizna de hierba ni una ramita en varios kilómetros a la redonda.

Esta zona no tiene casi agricultura. Las posibilidades de encontrar un empleo son remotas con excepción de las iniciativas esporádicas del gobierno. La migración a gran escala es la principal alternativa para conseguir trabajo.
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En la panchayat (unidad administrativa de cada aldea) Asela, los yacimientos de mármol son la otra alternativa. Pero, "ni siquiera nos dan agua en las canteras. Los trabajos del ERNG son mucho mejores", señaló Lata, de la aldea Kanpur, quien dejó ese trabajo y se amparó en este plan del gobierno.

Un gran número de mujeres han aprovechado la oportunidad de ganar un jornal equivalente a 1,5 dólares. La mayor parte del trabajo consiste en romper piedras o remover tierra. Es un trabajo pesado bajo el despiadado sol del desierto.

Los lugares de trabajo del ERNG son islas de brillantes rojos y verdes, los colores preferidos por las trabajadoras, en este paisaje monótono y marrón. De acuerdo al recolector de Dungarpur, Manju Rajpal, las mujeres constituyen más de 90 por ciento de los trabajadores.

En algunos casos, como en Shiv Sagar Talab, en la panchayat Biladi, donde se está dragando una laguna, no se ve ni un solo hombre. Éstos ya emigraron al vecino estado de Gujarat o a ciudades cercanas en busca de trabajo.

La posibilidad de contar con un empleo cerca del lugar de residencia es de gran ayuda para los residentes rurales. La inscripción y la entrega de tarjetas de trabajo se realizaron a gran escala. Cada hogar del distrito de Dungarpur recibió una de estas tarjetas y un miembro de cada uno de los otros hogares ya comenzó a trabajar.

El economista de origen belga y autor del plan, Jean Dreze, colaborador del premio Nobel de Economía Amartya Sen, considera que la marcha de Dungarpur "es una confirmación de que es posible implementar el ERNG de forma efectiva y transparente" y de que "no es sólo un plan para disminuir la pobreza sino también un poderoso catalizador de cambios sociales en zonas rurales".

Dreze colaboró con Sen en una investigación sobre pobreza en este país.

A mediados de abril, más de 600 participantes de todo el país se reunieron en la ciudad de Dungarpur para capacitarse en la realización de "auditorías sociales" de los empleos creados por ERNG.

El objetivo es doble. Por un lado, se pretende identificar los problemas de la implementación del ERNG para realizar los ajustes necesarios antes de que la corrupción o los trámites burocráticos logren colarse en el proceso, y, por otro, se procura informar a la gente sobre los requisitos necesarios para acogerse al plan.

Para llevar adelante la padyatra, los participantes divididos en 31 grupos se dispersan por todo el distrito para cubrir cada aldea y visitar la mayor cantidad de puestos de trabajo posible en nueve días.

La auditoría social es un proceso por el cual los beneficiarios controlan por sí mismos los programas en cada etapa de su implementación. El resultado es incentivar la participación social a la vez que se habilita un método efectivo para combatir la corrupción.

En Dungarpur, la administración resultó estar muy bien preparada para implementar el ERNG. La entrega de tarjetas de trabajo y el comienzo efectivo de éstos se realizó a tiempo, las planillas con los beneficiarios estaban actualizadas y mostraron discrepancias menores con respecto a otros planes anteriores.

Sin embargo, la población sigue sin tomar conciencia de que el trabajo es un derecho. Todavía no entiende que ahora tiene garantizado un empleo por 100 días al año y que puede inscribirse. La mayoría ve al ERNG como otro plan más del gobierno.

El empleo rural es una de las herramientas más importantes para combatir la pobreza en este país de más de 1.100 millones de habitantes, un cuarto de los cuales viven con menos de un dólar por día, límite de la línea internacional de indigencia, en gran parte por falta de trabajo.

India está comprometida a abatir a la mitad la proporción de población indigente para 2015, como parte de los ocho Objetivos de Desarrollo para el Milenio, adoptados por la Organización de las Naciones Unidas en septiembre de 2000.

Las mujeres de Dungarpur recorren con dificultad entre cuatro y cinco kilómetros cada día para llegar al trabajo a las seis de la mañana y permanecen hasta las dos de la tarde, fin de la jornada laboral. El único servicio del que disponen es agua potable.

Todas las entrevistadas se quejaron de cansancio y dolor de cabeza. "Nos duele el cuerpo de cargar todo el día las herramientas para cavar y romper piedras y por culpa del sol fuerte siempre tenemos dolor de cabeza", relató Ganga Bai que trabaja en un lugar de vigilancia de la represa de Mathugumda.

Un aspecto en que el ERNG en Dungarpur fracasó fue en proporcionar lugares para la atención de los niños. Éstos simplemente se quedan solos en sus casas mientras sus madres van a trabajar. Los mayores, a veces de sólo cinco o seis años, cuidan a los menores. Las madres los alimentan antes de partir y al volver.

Cuando se les pregunta qué pasa durante su ausencia, la respuesta más común de las madres es: "Ooparwale ke bharose chhod kar aate hain, kya karen?", que significa "los dejamos a merced del destino. ¿Qué otra cosa podemos hacer?".

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