Ambientalistas chinos consideran perdida la batalla contra la represa de Tres Gargantas, pero también que la finalización de la central hidroeléctrica más grande del mundo abre una dura guerra en defensa de los últimos ríos vírgenes del país.
"Como planeamos triplicar nuestra capacidad de producción hidroeléctrica hasta 2020, es crucial decidir la construcción de futuras represas a través de un proceso más abierto y participativo", dijo el experto ambiental independiente Ma Jun, autor del libro "La crisis del agua de China".
El gobierno no efectuó consulta alguna a la sociedad para aprobar la construcción de Tres Gargantas, en el río Yangtze. Desde el inicio de las obras, hace 15 años, más de un millón de personas debieron abandonar sus hogares, sumergidos por el enorme embalse.
Según algunos informes, varias áreas de interés histórico y cultural han quedado inundadas. Y en los próximos meses, otras 80.000 personas deberán ser reubicadas, porque el embalse continúa creciendo.
Los ambientalistas advirtieron que el espejo de agua detrás de la represa de 2,3 kilómetros de extensión podría convertirse en una gigante piscina de recolección de residuos para la ciudad de Chongqing, unos 400 kilómetros corriente arriba.
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"El impacto ambiental y social de la represa de Tres Gargantas es reconocido públicamente y debe mitigarse de modo apropiado", afirmó Ma Jun. "Pero preferiríamos concentrar nuestros esfuerzos en combatir los proyectos que siguen, como las represas sobre el río Jinsha."
Las autoridades prevén instalar cuatro megarrepresas a lo largo del río Jinsha, tributario del poderoso río Yangtze, en parte para reducir las presiones del cieno en Tres Gargantas.
A pesar de una ola de protestas rurales, la construcción de la represa de Xiluodu, la segunda hidroeléctrica más grande del país en el bajo Jinsha, ya comenzó.
Otras tres represas están en etapa de exploración, incluyendo una en la Garganta del Salto del Tigre, en el alto Jinsha, uno de los cañones más profundos del mundo. Si es construida, la represa afectará a unas 100.000 personas.
Pero el río Jinsha no está solo. El gobierno también anunció su intención de construir represas en el río Nu, que fluye desde el remoto sudoeste del país hacia Asia sudoriental, donde es conocido como Salween.
La propuesta inicial, instalar una cascada de 13 represas sobre el Nu, produciría 4.000 megavatios más de electricidad al año que Tres Gargantas. Cuando concluyan las obras, en 2008, la represa producirá unos 18.000 megavatios, suficientes para abastecer a la oriental ciudad de Shanghai.
El consumo de energía de China se disparó en los últimos años, en medio de un aceleradísimo crecimiento económico que en 2005 se aproximó a 10 por ciento. Investigadores advierten que el país debe estimular su capacidad de producción de energía si pretende mantener el ritmo.
China cree que la energía hidroeléctrica es una alternativa limpia, y sus autoridades ponen la mira en los últimos ríos sin explotar que quedan en China sudoccidental.
Luego de los ríos Jinsha y Nu, el siguiente en la lista es el Brahmaputra, también virgen, en el Tíbet. Según los expertos, hasta ahora sólo se ha aprovechado una cuarta parte del potencial hidroeléctrico de China.
Pero el costo puede superar el beneficio. China sudoccidental, donde comienzan los tres grandes ríos asiáticos —el Mekong, el Salween y el Jinsha— y una de las áreas de mayor biodiversidad del mundo, alberga la mitad de las especies animales de este país y un cuarto de las vegetales.
El área, conocida como los Tres Ríos Paralelos, ha sido calificada de patrimonio mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como patrimonio mundial.
Cualquier porción de este ecosistema que quede fuera del espejo de agua de las represas se verá afectada de manera potencialmente desastrosa.
Una preocupación más inmediata es la inmensa cantidad de personas que deberán ser reubicadas antes de que el agua sumerja los valles densamente poblados de la región.
Desde que los comunistas llegaron al poder en 1949 en China, 16 millones de personas fueron desplazadas a causa de los embalses. Unos 10 millones de esos desplazados aún viven en la pobreza.
En la Garganta del Salto del Tigre, donde apenas 80.000 residentes tendrán que ser reubicados, la gente teme que se le ordene mudarse a las empinadas laderas de las montañas.
Pero mientras se dispara la ambición energética del gobierno chino, la campaña de construcción de represas en los últimos ríos prístinos de China chocó con resistencias del público que las autoridades no preveían.
Surgieron organizaciones ambientales indígenas —como Green Watersheds, con sede en la sudoccidental provincia de Yunnan— que libran una batalla aparentemente exitosa para proteger el río Nu y la Garganta del Salto del Tigre.
Tras una campaña nacional de oposición coordinada por las organizaciones ambientalistas en 2004, el primer ministro Wen Jiabao pidió detener temporalmente los planes de construcción de las 13 represas sobre el río Nu, y solicitó una investigación sobre el impacto ambiental y social de esas obras.
El resultado del estudio se mantuvo en secreto, pero la prensa de Hong Kong informó que la evaluación recomienda reducir la escala del plan a solamente cuatro represas.
Ambientalistas exigen al gobierno cumplir con una ley de evaluación de impacto ambiental aprobada en 2003, que requiere participación pública en el estudio y planificación de importantes proyectos de desarrollo.
Los activistas temen que, de construirse, las cuatro represas abran la puerta a la concreción de la cascada entera, de la misma manera que Tres Gargantas llevó a la construcción de cada vez más represas corriente arriba.
"La represa de Tres Gargantas es el cumplimiento un sueño político de largo plazo para el liderazgo chino", dijo Yu Xiaogang, fundador y director de Green Watersheds.
"Pero que el hombre conquiste la naturaleza ya no es más la noticia del día. Por el contrario, el nuevo pensamiento sobre desarrollo sustentable tiene que ver con cómo preservar la naturaleza", agregó Yu.
Recientemente el gobierno llamó a un desarrollo más equilibrado, incluso proponiendo un "índice verde" para medir el crecimiento. El primer ministro Wen Jiabao declaró que quiere ver más "desarrollo científico" en la aproximación de China a sus problemas ambientales.
Ecologistas insisten en promover fuentes alternativas de electricidad, con una relación costo-beneficio más equilibrada.
Pese a su enorme tamaño y a su costo de 24.000 millones de dólares, Tres Gargantas producirá apenas cuatro por ciento de la electricidad de China, según Cao Guangjing, subgerente de la compañía encargada de la construcción de la represa.
El undécimo plan quinquenal (2006-2010), aprobado por el Congreso Popular (parlamento) en marzo, llamó a mejorar el uso de energía y de los recursos naturales. La energía por unidad de producto interno bruto debe reducirse 20 por ciento respecto de los valores de 2005, señaló el plan.
"Si podemos lograr este objetivo nacional para la eficiencia, imaginemos cuántas represas de Tres Gargantas se evitará construir", dijo Yu Xiaogang. "Se podría ahorrar millones de dólares y salvar los medios de vida de millones de desplazados si aprendiéramos cómo usar la energía de modo más eficiente".