ENERGÍA-BRASIL: La diplomacia del alcohol

El sector de los biocombustibles, en especial el etanol de caña de azúcar, asume creciente importancia en la diplomacia brasileña, como lo demuestra la misión empresarial a América Central que encabeza el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Luiz Furlán.

El viaje de Furlán, acompañado de unos 50 empresarios, a Panamá, Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Honduras, iniciado en la víspera y que finalizará este sábado, es uno de los pasos concretos dados en los últimos días por el gobierno de Brasil en su intención de poner la bioenergía en un lugar destacado de la estrategia comercial externa.

Los países centroamericanos tienen gran interés en producir biocombustible para reducir su dependencia del petróleo importado a precios cada vez más altos, aprovechando sus condiciones favorables de clima, tierra y cultivo tradicional de caña, comentó el ministro brasileño.

También Brasil acordó con Francia, en el marco de la visita del presidente Jacques Chirac el jueves a Brasilia, crear un fondo internacional para difundir la tecnología del etanol en países en desarrollo, especialmente de Africa y de la cuenta del Caribe.

Esta iniciativa será anunciada en la Cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, a realizarse en julio en la occidental ciudad rusa de San Petersburgo.

Dentro de dos o tres décadas Brasil será "la principal potencia energética del mundo", producto de su "revolución" en esa área, como país pionero en el uso del etanol carburante y de aceites vegetales mezclados al combustible de origen fósil para motores diesel, afirmó el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en entrevista publicada el miércoles por el diario francés Le Monde.

El mandatario recordó en esa nota que su país se declaró este año autosuficiente en petróleo.

A Brasil le interesa transferir su tecnología alcoholera, para que más países produzcan el etanol, o alcohol carburante como lo llaman en este país, aunque luego pasen a ser competidores suyo.

Es que los gobernantes y empresarios brasileños reconocen la necesidad de multiplicar proveedores para que el combustible alternativo y renovable se convierta en mercancía libremente comerciable en el mundo. "No queremos ser protagonistas únicos", dijo Furlán.

Brasil es el mayor productor y exportador de etanol y considerado el más competitivo. Pero los mercados externos no se ampliarán ni se abrirán a sus productos mientras no haya otros proveedores capaces de evitar una total dependencia respecto del suministro de este país sudamericano, con un carácter monopólico que puede imponer precios.

La oferta de tecnología a las naciones centroamericanas favorece un acercamiento en otros sectores en que Brasil tiene posibilidades de ampliar comercio, como el de automotores, de calzados, textiles y cosméticos. La meta es casi duplicar las exportaciones a esa región, que el año pasado alcanzaron a 1.171 millones de dólares.

Además se pretende promover inversiones brasileñas en el istmo para aprovechar el mercado que se abre en Estados Unidos a la producción de esa zona con el tratado de libre comercio pronto a entrar en vigor en casi todos los países involucrados.

América Central es una de las regiones identificada por un estudio del gobierno brasileño como auspiciosa para reproducir su experiencia con el etanol, desarrollada después de la gran crisis petrolera de 1973 para tratar de sustituir la gasolina. Entonces este país importaba más de 80 por ciento del petróleo que consumía.

Africa y algunos países sudamericanos y asiáticos son también productores de caña de azúcar que pueden adherir a ese mercado. Sudáfrica desarrolla un proyecto piloto de etanol y El Salvador inaugurará pronto una destilería de alcohol con capitales brasileños y nacionales, informó Furlán.

Promover el etanol en otros mercados contribuye también a la venta de automóviles hechos en Brasil con la tecnología "flex-fuel", que permite el uso de gasolina, etanol o la mezcla de los dos en cualquier proporción.

En la actualidad, más de 70 por ciento de los nuevos vehículos brasileños son de este tipo. Además, en este país se mezcla 25 por ciento de alcohol con la gasolina y tiene automóviles impulsados sólo por alcohol hidratado.

Con "el comienzo del fin de la era del petróleo", llegó el turno del etanol, una energía limpia y cuya producción genera muchos empleos, sostuvo Eduardo Pereira de Carvalho, presidente de la Unión del Agroindustria Cañera de Sao Paulo (Unica), que congrega los mayores productores brasileños de azúcar y alcohol.

Este sector está en plena expansión ante la inminencia de un auge del consumo de etanol en el mundo. Sólo en el centro-sur brasileño se están instalando 89 nuevas centrales azucareras y destilerías, 20 de las cuales empiezan a producir este año. El país elevará así su capacidad de producción de 18.000 millones a 25.000 millones de litros de alcohol hasta 2010.

La industria azucarera y alcoholera brasileña es "un ejemplo de eficiencia a ser copiado por países productores de caña" en la franja tropical africana y americana, sostuvo Carvalho.

El comercio internacional del etanol aún enfrenta fuertes barreras en los grandes mercados del mundo industrializado. Pero hay señales de que Estados Unidos se apresta a liberar importaciones ante la presión del alza del petróleo y su dependencia del crudo importado. Japón y países europeos están adoptando la adición de etanol a la gasolina.

La potencia energética de Brasil se incrementará, a partir del próximo año, con el H-bio, la mezcla de 10 por ciento de aceite vegetal hidrogenado en el combustible para motores diesel. La tecnología, desarrollada por la empresa estatal Petrobrás, permite una adición de hasta 18 por ciento, reduciendo el consumo de petróleo.

Ese es un combustible distinto del biodiesel, que exige el procesamiento del aceite vegetal antes de agregárselo al diesel petrolero y que Brasil ya empezó a utilizar en la proporción de dos por ciento, que se elevará a cinco por ciento en 2013. El gobierno de Lula busca hacer de la pequeña agricultura familiar el mayor proveedor de este programa.

El H-Bio promoverá cambios más rápidos, creando un nuevo y amplio mercado para la soja y otras oleaginosas y repitiendo uno de los caminos del alcohol 30 años después.

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