El gobierno chileno no pierde la esperanza de que se construya el llamado anillo energético, pese a las alertas encendidas en América del Sur por la decisión de Bolivia de nacionalizar el petróleo y en particular su gas natural, requerido por los países vecinos.
"Se trata de una medida soberana y legítima, pero que crea una sensación de inseguridad para la inversión extranjera en Bolivia y desconfianza en el trato del gobierno de ese país hacia los vecinos", dijo a IPS Jorge Tarud, diputado chileno del Partido Por la Democracia (PPD), integrante de la gobernante coalición de centroizquierda.
La opinión de Tarud hace blanco en el decreto anunciado el lunes por el gobierno boliviano del izquierdista Evo Morales, que devuelve a la empresa estatal Yacimiento Petrolíferos Fiscales Bolivianos la producción de petróleo, gas natural y derivados, y el control de la comercialización y fijación de volúmenes de industrialización y precios para el mercado interno y la exportación.
Tras reunirse con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, para estudiar la nueva situación, su canciller, Alejandro Foxley, expresó su preocupación "porque los esquemas de integración (en la región) están siendo cuestionados".
Es que entre los principales vecinos afectados están Argentina y Brasil, los principales receptores de las exportaciones gasíferas bolivianas, miembros pleno y los más poderosos del Mercado Común del Sur (Mercosur), severamente cuestionados en estos días por los otros dos socios menores, Uruguay y Paraguay, que los acusan de dejarlos fuera de las grandes decisiones.
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Precisamente, Montevideo y Asunción no fueron invitados a la reunión convocada de urgencia para este jueves en la nororiental localidad argentina de Puerto Iguazú entre el presidente anfitrión Néstor Kirchner, Morales, y sus pares Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Hugo Chávez, de Venezuela, para analizar las consecuencias del decreto anunciado el lunes por La Paz.
En esa cita estará también sobre la mesa de discusión la construcción del anillo de gasoductos desde el norte de Venezuela hasta el Río de la Plata, interconectando los yacimientos bolivianos y peruanos con el fin de garantizar la independencia energética de América del Sur.
El proyecto de ese anillo energético ha sido impactado ya por la crisis del Mercosur y por el enfrentamiento de Argentina con Uruguay por la instalación de dos plantas de celulosa sobre la costa de un río limítrofe y su posible impacto ambiental negativo.
Pero el golpe mayor fue dado por el anuncio de nacionalización de Bolivia y por las críticas contra Venezuela de gobiernos vecinos. Esos dos países suman las mayores reservas de gas natural de América del Sur.
"Es una situación que, si se mantiene como está, va a significar que América Latina en su conjunto va a tener menos crecimiento económico, más desempleo, más desigualdades, nadie se beneficia de eso", comentó Foxley.
El canciller chileno aprovechó la oportunidad para informar que, pese a todo, su país seguirá bregando por la integración regional, que incluye la construcción del anillo energético.
Si este proyecto no prospera, "todos pierden: tanto los que tienen los recursos energéticos y no los sacan de la tierra y los que necesitan la energía para su crecimiento", explicó.
En este sentido, el senador Juan Antonio Coloma, de la opositora y derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), comentó al diario local El Mercurio que "el anillo supone la inversión de privados, confianza e integración, todo lo contrario a lo que fue la acción de Morales".
"Es un nubarrón para el futuro energético del continente, que no aprovecha las oportunidades de integración", agregó en referencia al decreto de La Paz.
Pero el miércoles tanto Bachelet como Foxley suavizaron sus expresiones iniciales.
"Esta presidenta no opina sobre decisiones soberanas de otros países. Sin duda haremos todos los esfuerzos por continuar avanzando en lo que ha sido una dirección que se ha fijado por nuestros gobiernos: la creación de una comunidad sudamericana de naciones que nos permita enfrentar de forma unida los problemas", indicó Bachelet.
Por su parte, el canciller señaló que se seguirá "con la política de amistad hacia la región y de proponer pasos concretos para la integración, a pesar de las dificultades que hoy existen".
Anunció, tras el comentario, que durante la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad Sudamericana de Naciones, que se llevará a cabo en Santiago en julio, propondrá "proyectos muy concretos destinados a destrabar los impasses que hoy día parecen existir, en los bloques regionales".
A la administración de Bachelet le preocupa especialmente la situación de Brasil, importante aliado estratégico Chile.
En la visita oficial que realizó a Brasilia el 10 y 11 de abril, Bachelet suscribió una serie de acuerdos bilaterales con su par, Luiz Inácio Lula da Silva, destacando "la voluntad compartida de reforzar y ampliar la relación estratégica entre ambos países" en la idea de una "alianza renovada".
Otro aspecto que preocupa a Chile es la consecuencia que pueda tener la nueva situación internacional de Bolivia en la disputa histórica que los enfrenta por el reclamo de La Paz de una salida soberana al océano Pacífico.
Ignacio Illanes, del Instituto Libertad y Desarrollo, ligado a la oposición derechista, señaló a IPS que la decisión de Morales no tendrá impacto en las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Chile en el corto plazo.
Empero, sí augura dificultades en ese ámbito para Bolivia en el futuro.
Chile y Bolivia tienen interrumpidas sus relaciones diplomáticas desde 1978 y enfrentamiento se ha profundizado en los últimos años por la insistencia de La Paz de volver a tener acceso al mar, que perdió en la Guerra del Pacífico (1879-1883) y que también involucró a Perú.
"Bolivia podría tener problemas para acceder al respaldo internacional cuando exponga sus demandas marítimas, ya que ganó la enemistad de países como Estados Unidos, España y Brasil (todos con inversiones petroleras en ese país), lo que evidentemente beneficiará a Chile", comentó.
En este caso, Illanes cree que Santiago no cuestionará las decisiones soberanas de Morales, evitando llevar el debate al tema de las "confianzas", opinión compartida por el diputado Tarud, quien llama a mantener la neutralidad.
En cambio, Hugo Fazio, director del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda) dijo a IPS que la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia es "un hecho histórico para Sudamérica, ya que este país recupera recursos naturales muy importantes, que ahora puede aprovechar verdaderamente este pueblo altiplánico.
"El gas boliviano se vende a precios muy bajos y Bolivia está en todo su derecho de subirlos hasta alcanzar los valores internacionales. En otras palabras, con la nacionalización, Bolivia va a dejar de perder plata", explicó el economista, quien fue vicepresidente del Banco Central de Chile en el gobierno de Salvador Allende (1970-1973).
Fazio, quien entiende que su país debe hacer lo mismo con el cobre, no cree que la determinación de La Paz determine un incremento en los valores internacionales de los hidrocarburos, aunque sí vaticina una repercusión en el precio de venta del gas boliviano a Brasil y Argentina, "situación que deberán discutir internamente estos países", apuntó.
En tanto, Morales, en entrevista con la cadena de televisión estadounidense CNN, no cerró las puertas a la opción de exportar gas boliviano a Chile, si se cumplen algunas condiciones.
"Quisiéramos tocar ese tema con Chile. Somos países vecinos, hermanos y estoy seguro que resolviendo los problemas históricos, (veremos) cómo restablecer y fortalecer relaciones comerciales y diplomáticas", dijo Morales.
Sin embargo, estimó que para exportar gas a Chile primero se debe "resolver el mercado interno, después el mercado regional", aunque espera tener diálogo con Santiago para tratar el tema.
