Óscar Arias (1986-1990) asumió este lunes por segunda vez la Presidencia de Costa Rica con un panorama muy distinto al de 20 años atrás. Su principal reto será acercar a una sociedad polarizada entre la aprobación y el rechazo al Tratado de Libre Comercio de América Central, Estados Unidos y República Dominicana (DR-Cafta por sus siglas en inglés).
Con una orientación de política económica que sus adversarios señalan como neoliberal, el nuevo presidente deberá enfrentar una fuerte oposición en las calles, en especial por su pretensión expresa de aprobar el DR-Cafta.
Los parlamentos de Costa Rica y de Guatemala aún no han ratificado el DR-Cafta, del que también forman parte El Salvador, Nicaragua y Honduras.
En las elecciones del 5 de febrero, Arias logró el triunfo con una diferencia muy estrecha, de apenas 1,12 por ciento ante el candidato del centroizquierdista Partido Acción Ciudadana (PAC), Ottón Solís, y sus votos no sumaron ni 25 por ciento del electorado.
Por otro lado, el nuevo presidente enfrenta la presión de grupos empresariales que apoyaron su candidatura y ante los que se comprometió a obtener la ratificación parlamentaria del tratado.
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En la campaña electoral, el ahora gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), absorbió 75 por ciento de las contribuciones privadas a los partidos políticos, o sea 628.000 dólares de un total registrado de algo más de 831.000 dólares, según el Tribunal Supremo de Elecciones.
En su discurso inaugural, Arias llamó a transigir y aseguró que no gobernaría para ningún grupo en particular, pero insistió en que su compromiso era insertar al país en la economía mundial y subir los índices de competitividad.
Gracias a acuerdos políticos logrados el 1 de mayo entre el PLN, el derechista Movimiento Libertario, el saliente Partido Unidad Social Cristina (PUSC) y dos diputados independientes, Arias reunió 38 votos del total de 57 de la Asamblea Legislativa, con lo cual el partido de gobierno se aseguró la presidencia del cuerpo. Esa cantidad de votos es también la necesaria para ratificar el DR-Cafta.
El analista Luis Guillermo Solís dijo a IPS que el reto principal del nuevo presidente es construir un entendimiento de gobernabilidad, lo cual implica un diálogo y un pacto social de buena calidad, "sin eso, es muy difícil de imaginar una paz social".
"Creería imprudente de parte del Poder Ejecutivo avanzar sobre la base de una mayoría automática legislativa como medida del temperamento político, creo que puede llevar a escenarios sumamente turbulentos que no convienen a un presidente que llega al poder con una minoría del electorado", explicó.
Mientras, Solís consideró insostenible la posición del PAC, principal grupo de oposición, que insiste en renegociar el tratado.
El PAC debe asumir un liderazgo más constructivo y sumarse al "No" de manera más clara, mientras el gobierno debe atender a un segmento muy significativo que se opone al tratado, opinó.
"Por eso creo que es necesario enmarcar el DR-Cafta en un tipo de entendimiento nacional más amplio, pero, por el momento pareciera que no hay voluntad para llegar a ese entendimiento" dijo el politólogo.
Arias ha reiterado que el DR-Cafta será aprobado en los primeros seis meses de su gestión, mientras el líder sindical Alvino Vargas, de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados, reiteró a IPS que las organizaciones sociales están unidas con el objetivo expreso de que se retire el tratado.
Los sindicatos ya enviaron una carta al presidente pidiendo mejoras salariales, lo cual parece anunciar un inicio de administración con protestas en las calles y ánimos caldeados.
Miguel Gutiérrez, director del programa Estado de la Nación, que realiza estudios sociales, políticos, económicos y de población, explicó que en Costa Rica, un país que tuvo un desarrollo humano mejor que el resto de América Central, ha aumentado de manera considerable la desigualdad en la distribución de la riqueza.
Los analistas coinciden en que la principal fortaleza del nuevo jefe de Estado —quien en 1987 recibió el premio Nobel de la Paz por su contribución a la pacificación centroamericana— es una imagen internacional prestigiosa que podría generar confianza para atraer inversiones.
Pero su principal debilidad es la polarización social respecto de la apertura de los monopolios estatales de telecomunicaciones y seguros, además del DR-Cafta.
Organizaciones sociales y estudiantes realizaron una manifestación de descontento con el DR-Cafta tras los actos protocolarios de traspaso de mando.
Varios miles de manifestantes llegaron a las afueras del Estadio Nacional, donde se realizaron las ceremonias oficiales, a poco de la salida de la primera dama de los Estados Unidos, Laura Bush, quien encabezó la delegación de su país.
Poco antes de asumir, Arias ofreció una cena a otros galardonados con el Nobel de la Paz, la irlandesa Betty Williams y el ex sindicalista y gobernante polaco Lech Walesa, y sostuvo conversaciones con varios legisladores estadounidenses.
El nuevo mandatario dijo que impulsaría el "consenso de San José" en política exterior, que pretende ser un foro internacional para impulsar medidas como la condonación de la deuda a países que aumenten su inversión en educación y desarrollo social.
Arias señaló que pese a haberse librado en las últimas décadas de gobiernos militares, América Latina se está apartando de sus principios democráticos.
El anuncio el domingo del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de que no podría asistir a la asunción de Arias porque iniciaba una gira por Europa este martes, provocó desaliento en el presidente guatemalteco Óscar Berger, quien pensaba proponer a su homólogo sudamericano un trato favorable para la venta de petróleo a su país.
Arias también vio frustrado un intento similar y otro destinado a promover un encuentro entre los mandatarios de Ecuador, Colombia y Venezuela.
La cancillería de Colombia lamentó que no se hubiera podido aprovechar la ocasión para que el presidente colombiano Álvaro Uribe y Chávez conversaran acerca de temas como la fracturada Comunidad Andina de Naciones y el G-3, un grupo que conforman ambos países con México.
Por otra parte, los mandatarios centroamericanos decidieron este lunes que llevarían una posición común a la cuarta reunión cumbre América Latina y el Caribe – Unión Europea, que se llevará a cabo este viernes en Viena.