CIENCIA-CHILE: Radiotelescopio para develar origen del universo

El proyecto radioastronómico ALMA, el más grande de su clase en el mundo, se está erigiendo en el desierto chileno de Atacama y promete ayudar a develar nada menos que las claves del origen del universo.

ALMA es la sigla en inglés de "Gran Conjunto de Radiotelescopios Milimétricos de Atacama", una iniciativa de 550 millones de dólares de Estados Unidos, Japón y el Observatorio Europeo Austral (ESO), que reúne a 12 países de ese continente.

El proyecto contempla la instalación de 66 antenas, con una resolución 10 veces superior al telescopio espacial estadounidense Hubble, considerado el instrumento astronómico más avanzado hasta el momento.

Puesto en órbita por el transbordador Discovery de la agencia espacial estadounidense (NASA) en abril de 1990, Hubble permitió observar los espectros infrarrojo y ultravioleta, aportando nueva información sobre el cosmos.

A partir de 2012, cuando entren en operación todas sus antenas, ALMA prevé estudiar la edad del universo, su tamaño y estructura, la formación de galaxias similares a la Vía Láctea, el nacimiento de nuevas estrellas en nubes de gas y polvo y la creación de nuevos planetas.

Según el astrónomo de la Universidad de Chile Leonardo Bronfman, el proyecto ALMA traerá cuatro grandes beneficios para este país sudamericano de 15,6 millones de habitantes.

En primer lugar, "va a ser el observatorio radioastronómico más grande del mundo durante los próximos 30 años y, según establece el convenio de concesión, los astrónomos chilenos tienen reservado 10 por ciento del tiempo de observación", dijo Bronfman a Tierramérica.

Además, el consorcio internacional está obligado a entregar una cantidad de dinero anual al Estado chileno, que será destinado al desarrollo de la astronomía nacional y al avance social de la región.

ALMA también impulsó la formación de profesionales especializados, como ingenieros eléctricos, que están preparándose para trabajar en la construcción y mantenimiento del observatorio.

Bronfman destacó la contratación de mano de obra local para instalar las antenas, construir el centro de operaciones y extender los suministros de electricidad, agua y comunicaciones.

La radioastronomía escudriña el cielo a través del análisis de las ondas de radio milimétricas y submilimétricas que emiten las estrellas, planetas y galaxias en las zonas más frías del universo, longitudes imposibles de detectar en los telescopios tradicionales.

Las 66 antenas, de 110 toneladas y 12 metros de diámetro cada una, podrán operar juntas, observando simultáneamente una misma fuente astronómica, o por separado.

El lugar elegido para el proyecto es el llano de Chajnantor, ubicado en el desierto de Atacama, segunda región de Chile, a 5.100 metros sobre el nivel del mar.

Por su gran altura, estabilidad atmosférica y escasa humedad, Chajnantor, 1.600 kilómetros al noreste de Santiago, es uno de los mejores sitios del mundo para la exploración radioastronómica.

Pero debido a la baja concentración de oxígeno presente en el lugar el centro de operaciones de ALMA actualmente se construye a 2.900 metros de altura, cerca de San Pedro de Atacama. Todavía no comienzan los trabajos en Chajnantor.

Los cielos transparentes de Chile septentrional son los grandes responsables del desarrollo de la astronomía nacional, señaló a Tierramérica Gaspar Galaz, astrónomo de la Universidad Católica. Por esta razón ya se instalaron numerosos observatorios internacionales, como los de Paranal y La Silla, también propiedad de ESO.

No obstante, el científico planteó que en Chile existen muy pocos especialistas en radioastronomía, lo que puede dificultar en primera instancia el aprovechamiento de esta herramienta.

Según un estudio realizado en 2005 por la Academia Chilena de Ciencias, el país cuenta con 64 astrónomos, que representan dos por ciento de la comunidad científica nacional y cuya producción bibliográfica es superior a la de sus pares latinoamericanos y cercana a la media norteamericana de hace dos décadas.

A este ritmo, se proyecta que la astronomía chilena podría convertirse en la primera ciencia nacional en alcanzar estándares de país desarrollado.

De acuerdo con la oficina de ESO en Chile, la primera antena de ALMA arribaría al país entre fines de 2007 y comienzos de 2008, año en que podría comenzar a funcionar parcialmente el radiobservatorio.

El primer paso del proyecto fue dado en 1998, cuando el entonces presidente chileno Ricardo Lagos (2000-2006) declaró la zona como reserva científica nacional.

En 2003 el mandatario entregó en concesión por 50 años 18.000 hectáreas al consorcio norteamericano-europeo, al que más tarde se agregó Japón.

ALMA es financiado por ESO, la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) de Estados Unidos, el Consejo Nacional de Investigaciones de Canadá (NRC) y el Ministerio de Finanzas de Japón.

En la construcción y operación participan ESO, el Observatorio Radio Astronómico Nacional de Estados Unidos (NRAO) y el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ).

* La autora es colaboradora de Tierramérica. Este artículo fue publicado originalmente el 6 de mayo por la red latinoamericana de Tierramérica.

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