Todo indica que Brasil perderá un símbolo de su presencia internacional, como es Varig, ante la crisis terminal que sufre esa compañía aérea y la negativa del gobierno a socorrerla pese a la intensa movilización en su defensa.
Cerca de 100 actores y otros representantes de la comunidad artística nacional reclamaron, este miércoles en Río de Janeiro, una ayuda urgente para evitar la quiebra definitiva de la firma, cuyos empleados también protagonizaron manifestaciones en la víspera en varias ciudades del país con el mismo objetivo.
Esta empresa cumple incluso una función consular, ya que brasileños en el exterior muchas veces buscan apoyo en sus oficinas, recordó Irene Ravache, una de las actrices presentes en la movilización.
Por otra parte, empresas de turismo advirtieron que las pérdidas en el sector serán "incalculables" si se interrumpen los vuelos de Varig (Viación Aerea Riograndense).
Muchas ciudades brasileñas perderían su único medio de transporte aéreo comercial. Pero en realidad, agencias de viajes ya dejaron de ofrecer pasajes de la compañía ante la posibilidad de su quiebra y los casos, cada día más frecuentes, de suspensión de vuelos.
Operando a pérdidas crecientes hace varios años, la deuda de la empresa asciende hoy a una suma que oscila entre 2.500 millones y 3.500 millones de dólares, según distintas estimaciones. En riesgo están 10.400 empleos directos y 30.000 indirectos, según el presidente de Varig, Marcelo Bottini.
No habrá ninguna operación de salvataje con dinero público, pues no es papel del Estado socorrer empresas privadas, respondió el presidente Luiz Inácio Lula da Silva a través de varios de sus ministros cuando fueron consultados por los trabajadores de Varig. Éstos se disponen a aceptar una reducción de la plantilla de 30 por ciento y una rebaja salarial, para tratar de recuperarla.
La insolvencia de la empresa viene agravándose hace años, recordó a IPS Ronaldo da Motta, analista de Mercado y Regulación del gubernamental Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA).
Por eso la nueva disposición de sus funcionarios "probablemente llegó tarde", ya que será muy difícil que surja una iniciativa que concilie los intereses de los acreedores, accionistas y funcionarios activos y jubilados y que sea capaz de evitar la quiebra, explicó el experto.
El gobierno brasileño ya ayudó mucho a Varig en los últimos años y "ya no hay base legal" para nuevos apoyos, como puede ser otorgar más plazos para el pago de las deudas previsionales y a otros organismos estatales como la administración de aeropuertos, añadió Motta.
La solución tendría que venir del mercado, puntualizó.
La quiebra ahora, sin embargo, llega "en el peor momento", ya que se está en vísperas de la Copa Mundial de Fútbol, que impulsa una enorme cantidad de viajes internacionales, destacó el analista de IPEA. Se estima que unos 30.000 brasileños ya adquirieron sus pasajes para concurrir a ver a su selección nacional al torneo que comenzará en junio en Alemania.
Pero una postergación artificial de la quiebra, para evitar tantos trastornos, sólo se justificaría en respeto a los usuarios, opinó.
La crisis de Varig no es singular, sino similar a las que afectaron a varias compañías aéreas grandes en el mundo, incluso estatales. Eran empresas que empleaban a muchas personas hace tres décadas, generando un alto costo laboral justo cuando el mercado se hizo más competitivo, según Motta.
El desarrollo tecnológico de aviones, de aeropuertos y otros componentes del transporte dinamizó el sector e incrementó la eficiencia, abaratando los pasajes y abriendo puertas a compañías menores, de bajos costos, que se expandieron y crearon nuevas condiciones de competencia en el mercado.
Varig no hizo las reformas estructurales para adaptarse al nuevo cuadro de situación y, además, perdió privilegios de que disponía junto al gobierno brasileño, aun no siendo estatal, sin reaccionar adecuadamente al cúmulo de pérdidas, deudas y nuevos desafíos, observó el experto.
El ministro de Trabajo, Luiz Marinho, calificó de "gestión temeraria" la practicada por la empresa.
Firmas estatales europeas, como Air France y la alemana Lufthansa, superaron sus crisis con grandes aportes de las arcas públicas, mientras que otras similares del sector privado lo hicieron con medidas drásticas de ajuste y recorte de gastos, recordó Motta.
En el caso de Varig, los problemas estructurales se agravaron por decisiones equivocadas en respuesta a la competencia de compañías menores que actualmente ya la superaron en el mercado interno, como TAM y GOL, más eficientes y con menor cantidad de empleados.
Si se decreta la quiebra de Varig, habrá turbulencias al inicio, pero pronto el espacio será ocupado por competidoras y ganarán los consumidores. según Motta. Uno de los efectos será la rebaja de los precios en los pasajes, ya que el mercado ganaría nuevas condiciones de competitividad en "dos o tres años", pronosticó.
Respecto de los empleados, el analista de mercado estima que 70 a 80 por ciento de ellos serían rápidamente absorbidos por las otras compañías del sector, es decir que quedaría sin trabajo el mismo 30 por ciento, o menos, que sería despedido en la alternativa propuesta por los trabajadores en busca de evitar la quiebra.
Los técnicos de Varig tienen la ventaja comparativa con sus colegas de una mejor capacitación, acotó.