La falta de preparación para cambios sociales de gran escala, como los originados por los conflictos armados y el cambio climático, puede propiciar explosivos brotes de sida y afectar a millones de personas, según investigadores.
Casi 25 años pasaron desde la primera descripción de casos de neumonía severa en la comunidad homosexual de Estados Unidos en un informe de las autoridades sanitarias de ese país, en junio de 1981.
Desde entonces, 65 millones de personas contrajeron el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, y 25 murieron a causa de la enfermedad, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida).
La agencia calculó que entre 37 y 45 millones de personas viven hoy con el VIH.
"No deberíamos aceptar vivir con esta epidemia al nivel que ha alcanzado", dijo a IPS el director de control y evaluación de Onusida, Paul DeLay. "Ahora entendemos la epidemia con mucha más claridad de la necesaria" para tomar medidas que la frenen, aseguró el experto.
El principal avance científico real de los últimos 25 años ha sido, según DeLay el desarrollo de mecanismos de diagnóstico y tratamiento más baratos y sencillos, así como de medicamentos que impiden la transmisión del VIH de madre a hijo en el embarazo, el parto y la lactancia.
El experto consideró nada realista pensar en erradicar la epidemia en esta etapa. "Lo que debemos hacer, en cambio, es usar todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance para tenerla bajo control y reducirla tanto como sea posible", dijo. "Debemos dar la pelea."
Pero, según el investigador Samuel R. Friedman, "no estamos percibiendo realmente lo que puede esperarnos más adelante". "Hubo una generalizada falta de atención a las ciencias sociales y a cuestiones de larga escala en todos los aspectos del debate sobre el sida", dijo a IPS.
Eso ocurrió porque los científicos concentraban su atención en el comportamiento individual y la intervención médica, afirmó Friedman, director del Núcleo de Teorías Sociales del Centro para Uso de Medicamentos e Investigación sobre VIH de los Institutos Nacionales de Desarrollo e Investigación de Estados Unidos.
Friedman, junto con otros investigadores de su país y de Argentina, Austrialia y Sudáfrica, identificó seis factores sociales que podrían acelerar la propagación del VIH y la capacidad de la humanidad para responder a la cambiante pandemia y dejar por el camino los avances ya hechos.
Los nuevos desafíos son explicados en la edición de abril de la revista AIDS, de la Sociedad Internacional para el Sida.
Estos factores son: "grandes acontecimientos", como guerras, transiciones políticas y quiebres ambientales o económicos; epidemias de VIH en gran escala con sus consecuencias políticas; políticas de gobierno que ignoran o desafían las evidencias científicas disponibles; sociedades estables sin epidemias generalizadas pero que afrontan desafíos que les son propios; cambios biomédicos emergentes; y posible fracaso de terapias antes eficaces por la evolución del VIH.
Cada uno de estos seis ítems origina varias líneas de investigación. Para responder estas preguntas, "será necesario utilizar todo el arsenal de las ciencias sociales y de los modernos métodos de investigación social epidemiológica", según AIDS.
"Hay una elevada probabilidad de cambios políticos, ambientales y sociales masivos en los próximos años", advierte el texto. "Estos cambios amenazan con una ruptura de gran escala de las redes de seguridad, de los patrones habituales de relaciones sexuales e inyección de drogas y de comportamientos que facilitarían el contagio."
El recalentamiento planetario, por ejemplo, puede originar migraciones masivas, con el consecuente colapso de ciertas normas sociales que mantienen el virus acotado. Por otra parte, el ascenso del fundamentalismo religioso podría llevar a los gobiernos a ignorar o desafiar las evidencias científicas en materia de prevención.
La relativa falta de investigación social de gran escala ha debilitado la respuesta a la epidemia, tanto en lo individual como en lo social, según el editorial, que exhorta a las agencias de financiamiento, a investigadores, estudiantes, activistas y comunidades a informarse mejor.
Cuando estalló la epidemia, "no sabíamos lo suficiente como para tener una conversación en términos inteligentes", pero "hoy sabemos lo suficiente como para iniciarla", afirmó Friedman.
En muchas regiones del mundo, por ejemplo, lo más importante de las campañas es "impedir la epidemia más que, simplemente, impedir que los individuos se infecten uno a uno".
"Ahora sabemos que algunos de los grandes acontecimientos de la epidemiología del sida en los últimos 15 años tuvieron su origen en grandes acontecimientos, como el colapso de los regímenes comunistas de la Unión Soviética, Asia central y Europa oriental a comienzos de los años 90.
Onusida calculó que en esas regiones vivían 1,6 millones de personas con VIH en 2005, un número que multiplica por 20 el de hace menos de 10 años. La epidemia continúa creciendo en Urania y en Rusia, el país más afectado de Europa, con 860.000 portadores.
La situación se salió de madre, en parte, por la interrupción en gran escala de las redes sociales existentes y la desmoralización de los jóvenes durante el periodo de transición, que condujo a un periodo de cambios en comportamientos sexuales y de uso de drogas, explicó Friedman.
Entre las "razones para estar preocupados", agregó, algunas se manifiestan en países pobres y otras, "probablemente", en los ricos.
Entre ellas, mencionó la continua instalación de asentamientos urbanos precarios sin servicios de saneamiento, con una mayor exposición a parásitos y desnutrición, así como el empeoramiento de los conflictos armados y el impacto de un posible colapso económico.
Si no se realizan intervenciones efectivas, "podríamos terminar con otro medio millón a un millón de infectados muy rápidamente… en cinco años, quizás menos", advirtió. (