PERÚ: Y en el Domingo de Ramos, Alan García resucitó

El ex presidente de Perú Alan García protagoniza una de las resurrecciones políticas más espectaculares de la historia de América Latina, luego de encabezar entre 1985 y 1990 un gobierno cuestionado por la hiperinflación, el desempleo y la extrema pobreza.

Alan García, una vez más. Crédito: Partido Aprista Peruano
Alan García, una vez más. Crédito: Partido Aprista Peruano
Tras las elecciones del día 9, Domingo de Ramos según la liturgia católica, el socialdemócrata García está muy cerca de disputar la presidencia con el ex comandante del ejército y candidato nacionalista Ollanta Humala en la segunda vuelta, prevista para la última semana de mayo o la primera de junio.

Tras escrutarse 89 por ciento de las actas electorales, García le sacaba una ventaja de 110.000 votos a la candidata de centroderecha Lourdes Flores.

Según el último informe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales, al que tuvo acceso IPS, Alan García acumula 24,41 por ciento de los votos frente al 23,43 por ciento de Flores. El nacionalista Humala ganó la primera vuelta con 30,94 por ciento de los votos.

Con sólo 35 años de edad, un poderoso discurso antioligárquico y envuelto con una aureola de izquierdista, García triunfó en las elecciones de 1985 con un arrollador 53 por ciento de los sufragios.
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Luego de dos alentadores años de gobierno, el presidente socialdemócrata adoptó medidas económicas contraproducentes que sumieron al país en la extrema pobreza, el desempleo masivo y la hiperinflación.

Perú era entonces víctima de una violencia generalizada, promovida por las organizaciones insurgentes Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, combatidos en una guerra sucia por las fuerzas armadas.

Tras el triunfo en las elecciones presidenciales de 1990 de Alberto Fujimori sobre el escritor Mario Vargas Llosa, García permaneció en el país para afrontar acusaciones de corrupción y conducir a su octogenario Partido Aprista Peruano (PAP).

Pero cuando Fujimori dio el golpe de Estado del 5 de abril de 1992 con apoyo de las fuerzas armadas, agentes del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), al mando del asesor presidencial Vladimiro Montesinos, fueron en busca de García a su casa para secuestrarlo.

El ex presidente había logrado huir y obtuvo asilo en Colombia.

García regresó a Perú al concluir la dictadura de Fujimori, luego de pasar casi 10 años de exilio entre Colombia y Francia, y se postuló a la presidencia.

En unas pocas semanas de campaña electoral, se ubicó segundo con 25 por ciento de los votos, detrás del líder de la oposición, Alejandro Toledo, que obtuvo 36 por ciento. García pasó a la segunda vuelta, para sorpresa de todos.

En la segunda ronda, Toledo logró 50 por ciento de los sufragios, superando con dificultad a García, que consiguió 46,9 por ciento. El ex presidente socialdemócrata había dado una clase magistral sobre resurrección política. Y no fue la última vez.

En la campaña rumbo a las elecciones presidenciales de este mes, Alan García, que durante el gobierno de Toledo fue el más pertinaz de los opositores, parecía no contar con las mismas simpatías de antes. Aparecía tercero o cuarto en las encuestas de intención de voto.

Lo que más afectó las posibilidades del ex mandatario fue el surgimiento del candidato nacionalista Ollanta Humala, con un perfil antisistema que lo emparentaba con Hugo Chávez y Evo Morales y la nueva ola izquierdista de América Latina.

Frente a Humala, García proyectaba una imagen de politicastro añoso, tradicional y conservador.

Al calor de la competencia, el ex presidente comenzó a ofrecer propuestas radicales, como clausurar el Congreso legislativo si entorpecía la labor presidencial e instalar tribunales sin rostro para enjuiciar terroristas, medidas que ya había aplicado Fujimori.

También se pronunció en favor de reducir drásticamente el sueldo de los funcionarios públicos

García se desplazó por las zonas del interior de Perú con mayor presencia de seguidores de Ollanta Humala, a quien acusó de seguir la tradición de los caudillos militares que condujeron al país a la ruina.

"Reconozco que he cometido errores de juventud, pero he cambiado. No soy un tonto para repetir lo mismo que hice antes y que no estuvo bien. He aprendido y he madurado", declaró García, que ahora luce patillas blancas, un vientre más abultado y su habitual verbo florido más elaborado.

García ha cambiado tanto que hasta el sector duro del empresariado, el cual apoyó a Lourdes Flores en la primera ronda de las elecciones, respaldará al ex presidente en la eventualidad de que se enfrente en la segunda vuelta a Ollanta Humala.

Es que, en comparación con el candidato nacionalista, Alan García se muestra menos radical y más conciliador.

El ex presidente de la poderosa Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas, Julio Favre, quien colaboró con el régimen de Fujimori y con la campaña de Flores, ha dicho que García es el único capaz de derrotar a Humala en la segunda ronda.

En sólo tres meses, Alan García logró seducir otra vez a un importante sector de electorado. Se dedicó especialmente a captar la atención de los jóvenes que desconocían su gestión de gobierno.

Con ese fin, contrató para que compusiera e interpretara las tonadas de la de campaña a un músico de origen popular dedicado al reggaetón, el género de moda, e incluso aprendió pasos de baile.

García parecía perdido entre los 21 candidatos a la presidencia, pero logró ubicarse entre los tres más importantes. Le costó mucho, pero lo consiguió.

¿Cómo lo hizo?

"Logró transmitir la idea de que aprendió de la experiencia anterior, y se presenta ahora como un político más firme, totalmente distinto al García de 35 años que asumió la presidencia en 1985", dijo a IPS el sociólogo Romeo Grompone, del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).

"Consiguió transmitir una sensación de moderación, de cambio razonable, y además se ha movido mucho más cómodamente en el espacio de centroizquierda", apuntó Grompone.

Incluso estudiosos como Carlos Reyna, quien atribuye al fracaso del gobierno de García la irrupción del régimen corrupto de Fujimori, reconoce la evolución del ex presidente.

"Ha sabido recoger (…) las necesidades sociales de la población, ha logrado sintonizar con el electorado. Por eso tiene el mismo porcentaje (de los votos) que consiguió en 2001", dijo a IPS Reyna, autor del libro "La anunciación de Fujimori: Alan García 1985-1990".

"Sus propuestas son las mismas que planteó en las elecciones de 2001, sólo que ahora lo ha hecho con más fuerza y más elocuencia que otros candidatos", apuntó.

"Es cierto que la gente que vota por él no lo hace con la misma expectativa que en 1985, sino que lo siente más cercano a sus intereses. Su apoyo ha bajado. Ahora es de casi un tercio de los votos, cuando históricamente el PAP no bajaba del 40 por ciento", agregó.

Pero la pregunta de fondo es si García ha cambiado o no.

"Lo que ha podido cambiar es su idea de la política y su forma de hacerla. Por supuesto, ahora no va a querer estatizar la banca, esa locura que implicó un quiebre en su gobierno", señaló Carlos Reyna a IPS.

"Lo veo ahora más dispuesto a adecuarse a las políticas económicas ortodoxas, a buscar acuerdos con los grupos de poder, con la banca internacional, con Estados Unidos. En ese sentido sí ha cambiado", consideró.

García no sólo es recordado por su fracaso en el campo económico de su gobierno (la inflación llegó a 7.500 por ciento anual y la deuda externa a 20.000 millones de dólares), sino también por el grupo paramilitar que operó en su periodo bajo la protección de su ex secretario personal y luego ministro del Interior Agustín Mantilla Campos.

En su periodo presidencial también se registraron violaciones de derechos humanos, cometidas por las fuerzas de seguridad en su lucha contra la subversión.'

La oficial Comisión de la Verdad y Reconciliación, que investigó violaciones de derechos humanos cometidas entre 1980 y 2003 en la guerra contra la insurgencia, atribuyó a García responsabilidad política por los excesos que cometieron las fuerzas armadas.

La Comisión, que realizó sus investigaciones entre 2001 y 2003, advirtió también que las organizaciones insurgentes asesinaron a numerosos funcionarios del gobierno de García que eran militantes del PAP.

El secretario general de ese partido socialdemócrata, el congresista Mauricio Mulder, sostuvo que ese tipo de acusaciones ya no le hacen daño a García.

"Eso ya no cala en la población. Lo mismo pretendieron hacer en la campaña de 2001. Cada momento histórico debe entenderse en su contexto. La gente ha entendido que no es posible vivir mirando el pasado", dijo Mulder a IPS.

"Por otro lado, el gobierno de 1985-1990 no fue el desastre que se dice. Es cierto que hubo hiperinflación, pero eso fue después de la estatización de la banca (dispuesta en julio de 1987), y por un sabotaje económico y financiero de la burguesía nacional", indicó Mulder.

"En ese momento, la gran mayoría de la población económicamente activa era formal y estaba en planilla. Luego vinieron Fujimori y los despidos. Entonces, la gente compara y sabe que lo que se dice es una exageración", aseguró.

Pero Alan García todavía no puede celebrar su pasaje a la segunda vuelta electoral para pelear la presidencia con Ollanta Humala. Tiene que esperar el conteo del último voto.

Sin embargo, parece muy confiado. Ya ordenó que le escriban un nuevo reggaetón para la segunda vuelta. ***** +Fujimoristas triunfantes hacen guiños a Humala (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=37192) +Ganó la incertidumbre (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=37144) +Partido Aprista Peruano (http://www.apra.org.pe/) (FIN/IPS/ap/mj/ip if hd/06)

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