La segunda jornada de huelga contra el régimen del rey Gyanendra en Nepal transcurrió este viernes en calma, luego del arresto el día anterior de cientos de manifestantes y el incendio de vehículos y edificios.
La fuerza antimotines detuvo el jueves a 400 personas en el valle de Katmandú, adyacente a la capital de este país, y a otras 250 en el resto del territorio, según medios de prensa.
Así transcurrían las primeras horas de los cuatro días de huelga convocada por la alianza opositora, prevista hasta este domingo. La situación puede empeorar este sábado, para cuando están previstas nuevas movilizaciones callejeras.
Docenas más sufrieron heridas en refriegas con las fuerzas de seguridad. Manifestantes incendiaron la oficina de correos de la ciudad de Lalitpur, cerca de Katmandú, donde al menos uno debió ser hospitalizado tras recibir un disparo de la policía.
La página de Internet Kantipur Online también informó que sindicalistas del Banco Central abandonaron sus oficinas para apoyar las protestas.
De ser cierta esa versión, sería la primera vez que empleados del Estado apoyan públicamente el movimiento opositor, que no ha logrado un respaldo masivo en los 14 meses transcurridos desde el golpe con que el rey Gyanendra cesó al gabinete y se arrogó todo el poder político.
Los arrestados del jueves se suman así a 10 dirigentes opositores y de la sociedad civil encarcelados desde hace más de dos meses, en el marco de una ley de seguridad pública que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó de "arbitraria".
Al mediodía, era perceptible el escasísimo tráfico en una capital usualmente congestionada, a tal punto que los peatones habían tomado las calzadas por asalto, al igual que los niños, que aprovechaban para jugar al cricket.
En las principales avenidas, todos los comercios, excepto farmacias y unos pocos restaurantes, estaban cerrados. Escasas tiendas en los barrios alejados del centro abrieron sus puertas.
En Naradevi, área de estrechas callejuelas y pequeños comercios en el casco histórico de la ciudad, un hombre canoso estaba sentado en la puerta de un negocio de electrodomésticos, leyendo el diario. Pero "está cerrado", le dijo a un periodista que entraba en el local.
Los tenderos saben que los simpatizantes de la alianza de siete partidos opositores que llamaron a una huelga de cuatro días estarán predispuestos a acosar a quienes tengan abiertos sus negocios. La mayoría deja las puertas semiabiertas, por si acaso.
Pero "el negocio se perjudica", dijo Deepak Sapkota, del cibercafé Cyber World, en Thamel, el área turística de Katmandú. "Tenemos que pagar la renta", agregó, mientras abría cautelosamente el local, que cuenta con cuatro computadoras.
"Algunos comerciantes no abren sus negocios porque apoyan la huelga. Otros, porque están preocupados por lo que sucederá si abren", agregó.
El gobierno prohibió todas las protestas en la capital a comienzos de la semana, y estableció un toque de queda desde las 11 de la noche a las 3 de la madrugada. Por ahora no cortó los servicios telefónicos ni impuso un toque de queda de 24 horas, como muchos temían.
Varios ministros llegaron a advertir que darían a las fuerzas de seguridad autorización para abrir fuego si en las protestas previstas para este sábado participaban insurgentes maoístas.
En el undécimo año de levantamiento para poner fin al régimen monárquico y acabar con la discriminación contra mujeres, indígenas y dalits (los miembros del escalón más bajo del rígido régimen de castas hindú), los rebeldes controlan buena parte del interior de Nepal.
Hace más de un año, el 1 de febrero de 2005, el rey Gyanendra perpetró un golpe de Estado, alegando que el gobierno civil no mostraba señales de terminar con la rebelión. El conflicto armado se ha cobrado más de 13.000 vidas en 10 años.
Pero el monarca aún no ha dado muestras de acabar con la insurgencia, y su estrategia de mano dura originó quejas de Estados Unidos, Gran Bretaña e India, lo que le privó de la vital asistencia militar.
Los tres países elevaron airadas protestas el jueves por la represión gubernamental. "Se requiere cooperación entre las fuerzas constitucionales de Nepal, no enfrentamiento. Urgimos a la inmediata liberación de los arrestados y a la reanudación del diálogo y la reconciliación", dijo el portavoz de la cancillería india Navtej Sarna.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, declaró: "El estado es responsable de mantener el estado de derecho, pero las consideraciones de seguridad no deberían servir para negar a ciudadanos el derecho a la protesta pacífica, derecho para el cual parecen cerrarse virtualmente todas las vías."
El gobierno renovó esta semana la legislación antiterrorista, que permite detenciones preventivas de hasta un año y que elimina el criterio universal de presunción de inocencia al obligar al acusado a probar ante la justicia que no es culpable.
La sentencia máxima para los terroristas, según estas normas, es de 20 años. Al mismo tiempo, los periodistas pueden ser hallados culpables de informar sobre actividades insurgentes.
Hace pocas semanas, la alianza de siete partidos opositores reafirmaron un acuerdo con la insurgencia maoísta que implicaría el retorno de la guerrilla a la actividad política pacífica si se logra la convocatoria de una asamblea nacional constituyente. (