El candidato nacionalista Ollanta Humala ganó las elecciones a la Presidencia de Perú, pero quedó lejos del 50 por ciento necesario para evitar una segunda vuelta, que deberá disputar con el socialdemócrata Alan García o la centroderechista Lourdes Flores.
Las autoridades electorales informaron que, tras escrutar casi 75 por ciento de los votos emitidos, Humala alcanzaba 29,59 por ciento, seguido muy cerca por el ex presidente García (1985-1990), con 24,96 por ciento, y por Flores, con 24,79 por ciento de los sufragios válidos.
Debido a la fragmentación de los resultados, ninguno de los tres candidatos más votados alardeó del puntaje alcanzado ni encabezó manifestaciones populares de celebración. Sólo utilizaron la tribuna pública para agradecer a sus electores y señalar que esperarían los datos oficiales para diseñar su plan de futuro.
"Tomamos los resultados con mucha humildad", expresó Humala.
Terminado el conteo de casi tres cuartas partes de los sufragios, Flores y García pelean cada voto registrado porque será determinante para que alguno de los dos pase a la segunda vuelta, prevista para la última semana de mayo o la primera de junio.
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Nada aún está dicho. Sin embargo, ya es una suerte de bendición para García haberse metido en la pelea por la segunda ronda presidencial. Las preferencias durante medio año previo a las elecciones fueron encabezadas por Flores, hasta que apareció Humala como una centella y la desplazó al segundo lugar.
El ex mandatario no salió del tercer lugar hasta la penúltima semana antes de los comicios. Pero un empuje de último momento le permite hoy aspirar a enfrentar a Humala en segunda vuelta.
La jefa de la Oficina Nacional de Procesos Electorales, Magdalena Chu, advirtió que los datos que su oficina comunica son preliminares y que habrá que esperar hasta que se terminen de verificar las actas de registro de votaciones para confirmar los resultados.
El conteo demorará cinco días y sólo dentro de tres semanas aproximadamente se conocerán los porcentajes oficiales finales, pues se deben resolver numerosas impugnaciones de votos, detalló la funcionaria.
Analistas señalan que un factor que puede influir decisivamente en favor de García en este escrutinio es que cuenta con un ejército de militantes partidarios en todo el país, que garantiza la pelea voto a voto para evitar anulaciones discutidas.
También el resultado primario de la renovación de los 120 escaños del Congreso legislativo es una cruda manifestación de la dispersión de los electores peruanos. Ninguno de los partidos logró mayoría y por eso estarán obligados a buscar alianzas para lograr gobernabilidad.
Unión por el Perú, la organización que lanzó a Humala a la Presidencia, logra 20,1 por ciento de los votos escrutados. El Partido Aprista Peruano (APRA) de García logra 20 por ciento y Unidad Nacional, la alianza del Partido Popular Cristiano con Solidaridad Nacional que postuló a Flores, se queda con 15,7 por cierto.
García ya dijo que no era posible un entendimiento con Humala, por lo cual no se descarta un acercamiento con Flores. De hecho, el APRA apoyó en 2004 a Ántero Flórez Aráoz, dirigente de Unidad Nacional, para ser elegido presidente del Congreso.
Pero la sorpresa de la jornada fue el respaldo que obtiene Alianza por el Futuro, el sector del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000), actualmente preso en Chile a la espera de la extradición solicitada por Perú. Podría tener una representación de 15 legisladores, un récord en comparación con los cuatro que tuvo en las pasadas elecciones de 2000.
Entre los nuevos parlamentarios del grupo del ex mandatario, que en 2000 huyó a Japón y fue destituido por el Congreso, se encuentran su hija y ex primera dama Keiko Sofía Fujimori, y su hermano Santiago, quien fue su asesor en las sombras.
Pero los seguidores de Fujimori no sólo están satisfechos por este resultado.
Su candidata, la ex legisladora Martha Chávez, consiguió el cuarto lugar entre los 21 aspirantes a la Presidencia de Perú, con 6,7 por ciento de votos, frente a seis por ciento de Valentín Paniagua, quien precisamente fue designado por el Congreso para reemplazar de modo interino a Fujimori y terminó su tarea en julio de 2001 con una aprobación de 80 por ciento de consultados.
Chávez propugnó la tercera reelección inconstitucional de Fujimori, justificó los crímenes de un grupo paramilitar de su servicio de inteligencia y negó las violaciones de los derechos humanos perpetradas durante la lucha contra la guerrilla en 1980 y 2000.
Otra expresión de la división enconada del electorado peruano se manifestó en la Universidad Ricardo Palma, donde le correspondió votar a Humala el domingo y fue víctima de uno de los incidentes registrados en la jornada.
Luego del sufragio, el candidato nacionalista y su esposa, Nadine Heredia, no pudieron salir del local debido a que muchas personas comenzaron a gritar "asesino" y "Humala y Montesinos son la misma porquería", entre otros insultos, en referencia a Vladimiro Montesinos, el ex jefe de la inteligencia de Fujimori, preso y acusado de haber montado una amplia red de corrupción y violaciones de derechos humanos.
La Universidad Ricardo Palma está ubicada en una barriada de clase media, donde las encuestas registraron mayor adhesión a Flores.
Más de una hora y media después, y con la ayuda de un centenar de policías, la pareja pudo abandonar la universidad, siempre en medio de los gritos despectivos y objetos que les lanzaba el público.
El presidente de Perú, Alejandro Toledo, y los contrincantes de Humala reprobaron esa agresión, salvo García, quien apuntó que "quien siembra vientos, cosecha tempestades".
García hizo referencia así al contenido del discurso de Humala, quien con frecuencia divide al país entre ricos y pobres, blancos y mestizos o "criollos" e "indios".
Otro incidente importante se registró en la zona del Alto Huallaga, área de la selva amazónica y donde se cultiva hoja de coca destinada al narcotráfico. El grupo insurgente Sendero Luminoso colocó banderas rojas con la hoz y el martillo por algunos poblados y amenazó con matar a quien concurriera a votar.
Las autoridades electorales dispensaron a los ciudadanos del Alto Huallaga de entintarse el dedo medio derecho para que la guerrilla no los identificara como votantes.
Mientras, los analistas también destacan el fracaso de la izquierda y de los seguidores de Toledo, que corren el riesgo de perder su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones, la muerte civil para las agrupaciones políticas que no logren superar el cuatro por ciento de la votación, según la nueva ley.
El candidato presidencial Humberto Lay, un pastor evangélico que perteneció a la Comisión de la Verdad y Reconciliación, tuvo mejor faena que los izquierdistas y las huestes oficialistas al lograr 4,34 por ciento de los votos.
El gobernante Perú Posible araña cada voto con la esperanza de pasar la línea fatal, pero su socio hasta el año pasado, el Frente Independiente Moralizador, ya quedó fuera de carrera.
Por el sector izquierdo del espectro ideológico, la candidatura de Concertación Descentralista obtuvo apenas poco más de un punto porcentual de votos, y muy por debajo se ubicaron Javier Diez Canseco, del Partido Socialista, y Alberto Moreno, del Frente Amplio de Izquierda. Todos juntos no pasan el dos por ciento del electorado que concurrió a las urnas el domingo.
Todo indica que el voto izquierdista fue capitalizado por Humala, en cuyo partido se han congregado muchos ex dirigentes de Izquierda Unida que en los años 70 y 80 tuvo una actuación destacada al conseguir el gobierno de la alcaldía de Lima y una amplia representación parlamentaria.
Ulises Humala, hermano del ganador y candidato de la agrupación Avanza País, que postula al Congreso a Antauro Humala, otro hermano y líder de un levantamiento militar el 1 de enero de 2005 en el interior del país, también desapareció del mapa legal electoral por no haber conseguido más de cuatro por ciento de sufragios.
Cualquiera sea el resultado final de esta primera vuelta, la contienda de fondo apenas comienza. Los peruanos deberán decidir si eligen el cambio radical que plantea Humala, la continuidad del sistema económico con algunas reformas que propugna Flores o una política nueva con lecciones aprendidas de los errores de su anterior gobierno que promete García.