Si bien las encuestas a boca de urna de las elecciones celebradas el domingo y este lunes en Italia otorgaban ventaja al centroizquierdista Romano Prodi, las proyecciones de escrutinio indicaron luego un empate y hasta un posible triunfo del primer ministro derechista Silvio Berlusconi. Los resultados se conocerán en la madrugada de este martes.
Mientras, todo son especulaciones sobre quién gobernará el país en los próximos cinco años.
El domingo, primero de los dos días de comicios italianos, se cerró con una alta concurrencia a las urnas, a lo que se sumó la respuesta positiva de los votantes de esa nacionalidad en el exterior.
Unos 47 millones de italianos estaban registrados para votar en los 60.798 centros de votación dispuestos en todo el país, que el domingo estuvieron abiertos desde la hora local 08.00 a 22.00 y este lunes desde las 07.00 hasta las 15.00. La concurrencia a las urnas fue muy elevada, de 83 por ciento, contra 81,4 en las elecciones de 2001.
Por primera vez, unos 2,6 millones de ciudadanos italianos que viven en el exterior fueron habilitados para sufragar en comicios generales. Sus votos postales decidirán el color político de seis de los 315 miembros del Senado y 12 de los 360 miembros de la Cámara de Diputados. Dado el reñido resultado, esos votos podrían ser decisivos.
[related_articles]
El ministro de Relaciones Exteriores, Gianfranco Fini, dijo el sábado que 1,1 millones, o 42 por ciento de los italianos en el exterior habilitados para votar lo habían hecho. La participación más alta, con 51,8 por ciento de los registrados, se produjo en América Latina, donde los votantes eligieron a tres diputados y dos senadores para el parlamento de su país de origen.
Sin embargo, esos resultados no serán difundidos hasta que sea completado el escrutinio de los votos en Italia.
La última encuesta de opinión pública, el 24 de marzo, antes que entrara en vigor una veda de sondeos de dos semanas, dio a la coalición de centro-izquierda La Unión, liderada por Prodi, entre 3,5 y cinco puntos porcentuales de ventaja sobre la coalición de centro-derecha de Berlusconi.
Ambas coaliciones están compuestas por partidos muy diversos. La Unión de Prodi (quien fue primer ministro entre 1996 y 1998) incluye desde moderados católicos a comunistas. La coalición de Berlusconi, Casa de la Libertad, está integrada por democristianos, ex neo-fascistas y un partido contrario a los inmigrantes.
Algunos se quejaron de que las discusiones personales entre ambos dirigentes impidieron cualquier debate serio durante la campaña electoral. "Prodi y Berlusconi no fueron capaces de hablarnos sobre sus plataformas y cómo enfrentarán los problemas del país", dijo a IPS Mauro Nobile, un profesional de 41 años, mientras se retiraba de un centro de votación en Roma.
Hacia el final de una campaña particularmente agresiva, el primer ministro intentó cerrar la brecha que los sondeos de opinión mostraron entre su bloque conservador y la oposición, anunciando su intención de eliminar dos impuestos (uno a la propiedad de viviendas y otro a la recolección de residuos) que, juntos, representan 75 por ciento de los ingresos municipales.
Ambos candidatos intentaron atraer a los electores indecisos, que constituyeron hasta el final una proporción de dos dígitos y jugaron un papel crucial.
Los resultados dependerán también del impacto de un nuevo sistema de representación proporcional concebido por el gobierno de Berlusconi para estas elecciones.
Algunos expertos afirman que una alta concurrencia aumentaría las chances de reelección del primer ministro. En las elecciones de mayo de 2001, cuando la asistencia a las urnas fue de 81,4 por ciento, el partido de Berlusconi, Forza Italia, resultó mayoritario y victorioso con 29,4 por ciento de los votos.
Una gran proporción de indecisos está compuesta por trabajadoras en el hogar, que hace cinco años votaron masivamente a Berlusconi, pero que esta vez parecen menos entusiastas, o completamente confiadas en la alternativa de centro-izquierda de Prodi.
Algunos miembros de la oposición consideran que vincular una victoria de Berlusconi con una alta concurrencia a las urnas es sólo una expresión de deseo, y sugieren que es una excusa prefabricada, emitida de antemano por si se produce una derrota electoral.
Lapo Pistelli, coordinador de política exterior del partido democristiano La Margarita, un pilar de la coalición de Prodi, dijo a IPS en una entrevista telefónica que "una asistencia mayor a las urnas de seguro afectaría los resultados, pero es difícil adivinar a favor de qué lado".
"Como demócratas, esperamos registrar la concurrencia más alta posible, lo que significaría que las personas comprenden el valor de su voto y se preocupan por su país", opinó.
Esto no resulta sorprendente para una coalición que pasó por una lección exitosa en materia de democracia en octubre pasado, cuando celebró las primeras elecciones "primarias" en la historia de Italia, para elegir el candidato que lideraría la plataforma de centro-izquierda.
Con una concurrencia de más de cuatro millones de personas —que superó las expectativas de modo significativo—, Prodi fue elegido con 74 por ciento de los sufragios.
Quien sea que gane heredará la tarea nada envidiable de reducir la tercera deuda nacional más grande del mundo, además de intentar infundir nueva vida a la problemática economía, que creció en promedio sólo 0,6 por ciento anual durante el actual gobierno.
Aunque 52 por ciento del electorado italiano está compuesto por mujeres, su representación política está en juego en estos comicios y persiste una aguda desigualdad de género.
Tanto la coalición gobernante como la oposición presentaron una magra lista de candidatas femeninas, reflejando un país con el menor porcentaje de representantes mujeres de Europa, sólo delante de Lituania y Grecia.
En la última legislatura, las mujeres obtuvieron apenas 11,5 por ciento de los escaños de la Cámara de Diputados y 8,1 por ciento en el Senado, y sólo dos de los 24 integrantes del actual gabinete son mujeres.
Aunque las mujeres comenzaron a llegar a posiciones políticas de jerarquía en varios países —como la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y su primer gabinete latinoamericano con igual número de hombres y mujeres, la canciller Angela Merkel en Alemania y la presidenta Ellen Johnson-Sirleaf en Liberia—, el sistema político italiano todavía carece de una significativa presencia y apoyo femenino.
"El desafío real es cambiar las reglas de lo que todavía es un juego de hombres, dado que el poder es negociado entre los mismos de siempre. En nuestro país todavía no hay espacio para nuevos ingresos, como mujeres e inmigrantes", dijo en una reciente entrevista Emma Bonino, ex comisaria europea y una de las dos líderes del partido La Rosa en el Puño, que se postula como parte de la coalición de centro-izquierda en estas elecciones.
El sistema político italiano sigue siendo fuertemente conservador y está controlado por partidos dominados por hombres. Esto es aún más explícito hacia la extrema derecha del espectro político. Los partidos de centro-izquierda en general son más sensibles a los asuntos de género, tal como quedó demostrado por el 30 por ciento de candidatas femeninas a la coalición de La Unión. Prodi promete afirmar la igualdad de las mujeres en materia política y social.
Durante un debate televisado el mes pasado, el primer ministro dijo que su coalición tenía pocas mujeres candidatas porque no era fácil "hallar a alguien que quiera abandonar el trabajo y la familia para pasar cinco días a la semana en Roma. Ellas prefieren dedicarse a sus esposos e hijos", concluyó.
Sin embargo, en un intento por recuperar cierto terreno, en los últimos días de la campaña electoral prometió designar mujeres como titulares de ocho ministerios y una viceprimer ministra en caso de ser reelecto.
Francesca Barbieri, profesora de matemáticas de 53 años, dijo a IPS que le gustaría ver más mujeres sentadas en el Parlamento. "Nuestro sistema político todavía nos considera un grupo minoritario", dijo tras depositar su voto.
"El pequeño número de mujeres podría ser la razón por la que, luego de tantos años de lucha política, el gobierno nuevamente limita el aborto y las uniones civiles. Es por eso que simplemente voté por la centro-izquierda, una coalición de actitud más abierta", señaló.
Prodi prometió establecer cuotas que aseguren cierto porcentaje de candidatas mujeres: "Mi propia experiencia, como presidente de la Unión Europea, indica que esta es la única manera de alcanzar la correcta ecuación de género en el parlamento", dijo quien ejerció la Presidencia de la Comisión Europea entre 1999 y 2004.
Según una reciente encuesta encargada por el periódico La Repubblica, 41 por ciento de votantes femeninas piensa que las mujeres italianas carecen de medios concretos para combinar política, trabajo y familia en sus vidas. El sondeo retrata a uno de los países más sexistas de Europa.
Bajo el sistema electoral existente y las actuales listas de candidatos, independientemente de quién gane estos comicios, el parlamento italiano tendrá un máximo de apenas 15 por ciento de mujeres.