DESARROLLO: Financiación innovadora aterriza en Foro Social Brasileño

Chile y Francia comenzarán en julio a cobrar en sus aeropuertos una tasa especial destinada a la compra de medicamentos para los países pobres acosados por el sida, la malaria y la tuberculosis. Estas decisiones fueron destacadas este sábado en el Foro Social Brasileño (FSB).

Las formas de obtener recursos para financiar el desarrollo del mundo pobre fue el centro del debate en uno de los seminarios del FSB que finalizará este domingo en Recife, la capital del nororiental estado brasileño de Pernambuco.

La tasa sobre pasajes aéreos, que van a poner en marcha Santiago y París, es factible de aplicar, a diferencia de otros tributos propuestos, porque se trata de un mecanismo mixto, de "captura nacional y coordinación internacional", señaló a IPS Alexis Guardia, director de Estudios de la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales de la cancillería chilena.

Esa contribución es el primer resultado de la búsqueda de fuentes innovadoras de fondos para poder cumplir con los ocho Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, uno de los cuales es combatir la propagación del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la malaria y otras enfermedades.

El primer Objetivo es reducir a la mitad para 2015, con referencia a 1990, la pobreza extrema y el hambre, a los que se suman lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género y reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos. El compromiso incluye asegurar la sustentabilidad ambiental y crear una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.
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La tasa sobre pasajes aéreos en Francia rendirá cada año unos 250 millones de euros (308 millones de dólares) y en Chile entre cuatro y cinco millones de dólares, según estimaciones.

Esos montos resultan aún sumamente escasos ante los 50.000 millones de dólares anuales fijados como necesarios para el cumplimiento de las 18 metas contenidas en los Objetivos aprobados en la Cumbre del Milenio, celebrada en 2000 en Nueva York por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para abordar las principales trabas al desarrollo.

El gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva pretende también donar 12 millones de dólares, que saldrán de su presupuesto anual cuando el Congreso Nacional apruebe la propuesta, mientras se discute una fuente permanente que puede ser o no una tasa de embarque aéreo, informó Alan de Sellos, secretario de Derechos Humanos de la cancillería de este país.

Si los 13 países que se comprometieron a participar en nuevas formas de financiar la adquisición de medicamentos adhieren a la tasa aérea, se podría recaudar unos 400 millones de euros (500 millones de dólares) al año.

Brasil, Gran Bretaña, Chile, República del Congo, Costa de Marfil, Chipre, Francia, Jordania, Luxemburgo, Madagascar, Mauricio, Nicaragua y Noruega anunciaron es decisión en la conferencia sobre "Financiamiento Innovador para el Desarrollo", celebrada en París el 28 de febrero y el 1 de marzo.

La necesidad de obtener recursos para luchar contra la pobreza en el mundo se evidenció en la Cumbre Mundial sobre Alimentación en 1996, ante el incumplimiento de la meta acordada por 22 países industrializados hace más de 30 años de donar 0,7 por ciento de su producto interno bruto para ayudar al mundo en desarrollo.

La Cumbre del Milenio le dio metas concretas al debate, que exigen, como se fijó dos años más tarde, el aporte anual de 50.000 millones de dólares, recordó Guardia.

De los 10 mecanismos innovadores de financiación, identificados por un grupo técnico creado al respecto, cuatro son impuestos internacionales difíciles de adoptar en un mundo que "vive una transición institucional" con la globalización económica, pero que no cuenta aún con un "gobierno mundial" para implantar tributos en igual contexto, señaló.

En cambio, la tasa que aplicarán desde julio Chile y Francia es posible de realizar, insistió Guardia. Todo impuesto "genera distorsiones en los precios relativos", además de redistribución del ingreso e incentivo o castigo a ciertas actividades, explicó.

La llamada Tasa Tobin, que grava transacciones financieras internacionales, sugerida en 1972 por el economista estadounidense James Tobin, ganó fuerza en los últimos años en el debate sobre formas de apoyar el desarrollo de países pobres y es una de las alternativas de mecanismos innovadores sugeridos.

Se estima que puede recaudar 15.000 millones de dólares anuales, en base a la tasa de 0,01 por ciento propuesta.

Además es un impuesto "positivo en todos los sentidos" por su papel regulador, de desestímulo al flujo especulativo, contribuyendo a la estabilidad de las economías en desarrollo, opinó Peter Wahl, experto en finanzas internacionales de la organización no gubernamental alemana Economía, Ecología y Desarrollo Mundial.

Pero Guardia discrepó con esa evaluación, arguyendo que ese papel exigiría una tasa muy superior al 0,01 por ciento. Además cree que la correlación de fuerzas actual y las dificultades de su aplicación impiden pensar en su aprobación a corto plazo, asó como otros impuestos, sobre comercio de armas y contaminación ambiental.

Pero el debate está abierto y dentro de unos cinco años podrá ser posible pensar en la adopción de una tasa sobre transacciones financieras, vaticinó el funcionario chileno a IPS.

Un mecanismo más factible, por contar con la simpatía de los países ricos, es la reducción de las comisiones que pagan los emigrantes para enviar sus remesas de dinero a los países de origen, que en el mundo suman 80.000 millones de dólares al año.

Un aumento de 10 por ciento en las remesas, por el impulso de pasar a ser más barato su trámite, sería un aporte importante. Pero las comisiones son elevadas en gran parte porque los emigrantes indocumentados tienen que recurrir a intermediarios informales, lo que deriva en una cuestión política como es la legalización de los extranjeros en los países ricos, observó Guardia.

Otra idea, propuesta por Gran Bretaña, es la emisión de nuevos Derechos Especiales de Giro, que permitirían recaudar dinero en el mercado para financiar el desarrollo, en una especie de préstamo a bajos intereses con 30 años a pagarse a partir de 2016 y que ayudaría a cumplir las metas del milenio.

Sólo falta la aprobación de Estados Unidos para poner en marcha ese mecanismo, informó.

El esfuerzo por poner en marcha los nuevos mecanismos de financiación, impulsada por organizaciones no gubernamentales, ya convenció a varios países.

Brasil, Francia y Chile empezaron el movimiento de gobiernos, ganando luego la adhesión de España y más tarde Alemania y Argelia, componiendo un grupo que defiende tasas internacionales, como la Tobin y la que se prevé sobre armas, recordó Alexandre Tiphagne, de Coordinación Sud, una red de organizaciones no gubernamentales francesas.

La idea es que esas nuevas fuentes sean "adicionales" y se siga exigiendo que los países industrializados cumplan "la promesa de 30 años atrás" de destinar 0,7 por ciento de su producto interno bruto en ayuda oficial al desarrollo, destacó el activista.

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