El promisorio mercado de Angola se ha convertido en el principal objetivo para la internacionalización de la economía de Portugal, una apuesta que entre 1995 y 2004 fue casi exclusivamente colocada en Brasil, el mayor país lusófono del mundo.
Este es el mensaje que el primer ministro portugués, José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, trasmitió a los gobernantes de Angola durante su visita de cuatro días a la vasta ex colonia lusoafricana de casi 1,3 millones de kilómetros cuadrados de territorio y 12,8 millones de habitantes, que luce un atractivo crecimiento calculado de 27,9 por ciento para este año
El líder socialista lusitano, no obstante su declarada admiración política por el primer ministro británico Tony Blair y su determinación por incrementar la prioridad en la ya vasta cooperación económica con España, decidió que Angola sería el destino de su primera visita oficial al extranjero desde que asumió el cargo el 12 de marzo de 2005.
El avión especial de la presidencia del Consejo de Ministros, que despegó el martes y regresa este viernes de Luanda, contó entre sus pasajeros a 10 gobernantes, entre ministros y viceministros, a los representantes de las 70 empresas más importantes del país y a un batallón de periodistas.
"De los muchos pedidos para integrar la comitiva, el gobierno decidió privilegiar a los empresarios portugueses que tienen posiciones consolidadas en el mercado angoleño" y que, en conjunto, "representan cerca de un tercio del producto interno bruto" del país, declaró un portavoz de Lisboa.
Acompañaron a Sócrates el canciller Diogo Freitas do Amaral, los ministros Luís Amado, de Defensa, Mario Lino, de Obras Públicas, Francisco Nunes Correia, de Ambiente, y Manuel Pinho, de Economia, y el secretario de Estado de Cooperación, João Gomes Cravinho, el más empedernido defensor del incremento de relaciones igualitarias de Portugal con sus ex colonias.
El nutrido programa de la visita, incluyó reuniones con el presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, con su primer ministro, Fernando da Piedade Dias dos Santos, y con el titular del parlamento, Roberto de Almeida.
Los cinco ministros y siete secretarios de Estado portugueses celebraron reuniones bilaterales con sus pares angoleños, al tiempo que los empresarios encontraron a los principales representantes del sector privado en expansión de la antigua "provincia de ultramar" lusa del África sur-occidental.
Dos Santos y Sócrates firmaron una serie de acuerdos bilaterales con incidencia en las áreas de la economía, finanzas, turismo, cooperación jurídica, educación, salud, comunicaciones, ciencia y tecnología.
Al mismo tiempo, Sócrates anunció que las empresas de Portugal y de Angola, van a beneficiar líneas de crédito de 400 millones de euros (unos 528 millones de dólares), cuatro veces más que los anteriores.
El jefe del gobierno luso manifestó su convicción de que los empresarios portugueses "vinieron para quedarse" en Angola, pero rechazó la idea difundida por analistas de Lisboa, de que en las relaciones entre los dos países existe "demasiada economía".
En efecto, Sócrates anunció que 200 profesores portugueses van a colaborar en el sistema educativo angoleño a partir del año escolar que se inicia entre febrero y marzo de 2007, tras ser seleccionados mediante concurso público que será convocado en septiembre próximo.
Otra colaboración, anunciada por el ministro Amado, se refiere la disponibilidad de Portugal para presentar al gobierno de Angola un plan para mejoría operacional de su Armada, proporcionando equipos, manutención y formación de oficiales y marineros.
En el ámbito de la Salud Pública, Portugal creará un centro para investigación de enfermedades que afectan a Angola, tales como la malaria, la tuberculosis y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), el que también actuará como instituto para la formación de técnicos y la prestación de cuidados de salud.
En este sector, también se acordó la construcción de un hospital privado portugués y la rehabilitación del Hospital do Prenda de Luanda, así como la firma de un protocolo con el Hospital Pediátrico de la capital angoleña para la prevención y cuidados en el dominio materno-infantil.
Sócrates recordó que, desde que Angola se independizó en 1975, las relaciones entre Lisboa y Luanda fueron caracterizadas por dos etapas.
"Pasamos de una fase en que cuando Portugal visitaba Angola se decía que había muy poca economía, a una nueva fase en que se dice que hay demasiada economía, pero nunca hay economía en demasía, porque lo que está en causa es el desarrollo de las dos sociedades", apuntó.
Pero la verdad es que, "en las relaciones entre Portugal y Angola, el corazón siempre habló con voz más alta que la razón y en esta nueva época se unieron finalmente el corazón y la razón", subrayó.
"Los acuerdos concretados en esta visita prueban que Portugal no sólo desea vender a Angola, sino quiere producir en éste país" y prueba de ello es que van a crear empresas en el país africano, porque no existe "mejor indicador de confianza de los empresarios por Angola que el de los negocios: nadie invierte en un país de riesgo", enfatizó Sócrates.
José Eduardo dos Santos, por su parte, dio la bienvenida a la inversión privada lusa, pero advirtió que los empresarios portugueses deberán encontrar socios angoleños para desarrollar sus proyectos. En palabras simples, dinero luso, sí, pero en alianza con capitales domésticos, apuntó.
La misma idea fue defendida por el viceprimer ministro de Angola, Aguinaldo Jaime, al sostener que "la vía de la asociación es la más adecuada", y hacer un llamamiento a los empresarios portugueses para "no dejar pasar esta oportunidad de participar en el proceso de reconstrucción de las infraestructuras", casi totalmente destruidas por la guerra.
La violencia en Angola comenzó en 1961, con el estallido de la guerra anticolonial contra Portugal, que se prolongó hasta la independencia en 1975, tras lo cual se inició la guerra civil, que se extendió hasta la muerte en combate el 22 de febrero de 2002 del líder rebelde, Jonas Malheiro Savimbi, y que se cobró la vida de 10 por ciento de la población.
El ministro de Economía de Portugal, Manuel Pinho, resaltó que las empresas de este país permanecieron en Angola "en los buenos y en los malos momentos" y presentan ventajas tales como hablar el mismo idioma, no limitar su acción a Luanda, sino con presencia en todo el país, y estar abiertas a la transferencia de tecnologías a sus asociados angoleños.
Sin embargo, un análisis publicado el martes de esta semana por Jornal de Noticias, el de mayor circulación en Portugal, contraría este anuncio, al sostener que en verdad lo que Lisboa pretende es vender más.
"Más que aumentar la inversión en Angola, Portugal quiere a corto plazo aumentar las exportaciones para ese país", descrito por el propio Sócrates de "mercado preferencial" para cumplir ese designio, explica el periódico.
Portugal es el principal abastecedor de Angola, que compra anualmente cerca de 1.050 millones de dólares de productos portugueses, y con el veloz crecimiento de la economía, este valor podrá subir significativamente este año.
Un editorial publicado el jueves por Diario de Noticias recuerda que "la ausencia de elecciones y la mala calificación de Angola en todos los estudios sobre derechos humanos y sobre corrupción quedaron fuera de la agenda de la visita y no podía ser de otra manera".
El programa del primer ministro no contempló "cuestiones incómodas", apunta y recuerda que esa es la conducta general de los poderes del mundo, "que eclipsan las preocupaciones con los derechos humanos", con excepción de "algunos líricos que aún están convencidos que la invasión de Iraq tuvo algo que ver con la democracia".
El editorialista se pregunta: "¿Por qué Portugal tendría que comportarse en forma diferente? El pragmatismo en las relaciones con nuestras ex-colonias ni siquiera es reciente. Sólo se espera que, finalmente, se abandonen los complejos colonialistas", añadió. (