Participantes destacados de la 47 reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuyos trabajos se iniciaron este lunes, ven con tranquilidad la sustitución del ministro de Hacienda de Brasil, pero algunos señalan incertidumbres en el futuro.
"No siento recelos con relación a Brasil, país que tiene instituciones sólidas", dijo a IPS Enrique García, presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), importante agencia de fomento que en los últimos seis años financió 40 proyectos de integración en América del Sur, aportando 30 por ciento de costos totales por 10.000 millones de dólares.
La sustitución el mes pasado de Antonio Palocci por Guido Mantega en el Ministerio de Hacienda brasileño no provocará cambios en la política económica a corto plazo, pero a la larga no se puede tener esa certeza, evaluó el economista John Williamson, conocido por haber acuñado en 1990 la expresión "Consenso de Washington" como síntesis de las medidas económicas neoliberales recomendadas a América Latina por las instituciones financieras multilaterales.
Palocci fue el hombre fuerte del gobierno brasileño hasta agosto de 2005, cuando le cayeron encima denuncias de corrupción. Presentó su renuncia el lunes 27 de marzo.
Su sucesor es un crítico duro de los altos intereses impuestos por el Banco Central, por lo cual despierta preocupaciones sobre posibles divisiones en el gobierno y sobre las presiones contra la austeridad fiscal y monetaria antes de las elecciones presidenciales de octubre.
Mantega, ex ministro de Planificación, buscó tranquilizar al mercado asegurando que mantendría la política económica. Pero las tensiones existentes determinaron la ausencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y de dos de sus ministros en la reunión del BID, que se desarrolla hasta el miércoles en Belo Horizonte, capital del meridional estado de Minas Gerais.
Entre los ministros presentes, Dilma Rousseff, jefa de la Casa Civil de la Presidencia, dijo que no esperaba cambios, pese a los estilos distintos de Palocci y Mantega.
Pero el ministro de Agricultura, Roberto Rodrigues, manifestó confianza en una orientación más favorable a su sector. Mantega fue un "defensor de la agricultura" mientras presidió el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social antes de asumir su nueva función, y es "un firme defensor de la reducción del costo del capital", afirmó.
Los altos intereses y la consecuente sobrevaluación del real golpean duramente a los agricultores volcados a la exportación.
Williamson cuestiona ahora lo que considera un excesivo conservadurismo de la política económica brasileña, que los críticos de izquierda, a su vez, le endilgan como producto de su Consenso de Washington.
El Banco Central brasileño exageró en la suba de sus intereses básicos en 2005, cuando los elevó a hasta 19,5 por ciento, según Williamson. El gobierno brasileño debería dejar en claro que considera sobrevaluado el real e intervenir en el mercado adquiriendo dólares para contener el alza de la moneda nacional, recomendó.
Un tipo de cambio competitivo, aunque flotante, es condición necesaria para el crecimiento económico, "la sobrevaluación es extremadamente peligrosa y es preciso contenerla", opinó.
"Brasil ha ido demasiado lejos en cumplir lo que hacen los países del Norte", en una política que quizás tampoco sea conveniente para las naciones industriales, concluyó.
Con relación a Mantega, es necesario "un periodo de adaptación del ministro al mercado y del mercado al ministro", para superar la inestabilidad de la sustitución, sostuvo Paulo Leme, director de mercados emergentes de Goldman Sachs, banco estadounidense de inversiones.
Comprobar que se mantendrá "la reducción gradual de los intereses y los fundamentos económicos, como el esfuerzo fiscal y las reformas estructurales", también será esencial, acotó.
La austeridad fiscal disminuyó la vulnerabilidad de las economías latinoamericanas a las turbulencias externas, arguyó, ahora se trata de reducir la deuda pública, opinó Leme.
El Informe Anual del BID 2005, presentado este lunes, señala que América Latina creció por segundo año consecutivo. Ese crecimiento de 4,3 por ciento del producto interno bruto "estuvo acompañado de menor inflación, reducción del déficit fiscal y baja en el desempleo", según el banco.
Pero una preocupación general respecto de la región se refiere a las políticas "populistas" que ganaron nueva fuerza, especialmente en Venezuela, provocando ansiedad ante posibles intervenciones en los mercados, observó Thomas Glaessner, director de investigación en mercados emergentes del Citigroup, otro grupo financiero estadounidense.
Hay otras incertidumbres que amenazan a la región, como un posible estancamiento de la economía de Estados Unidos e inestabilidades en algunos países latinoamericanos, acotó.
América Latina vive "un buen momento macroeconómico, con aumento de reservas (cambiarias) y equilibrio inflacionario, pero hay otros temas microeconómicos que merecen más esfuerzo de los gobiernos", como la tecnología, la infraestructura, el mercado de capitales y reglas consistentes para el financiamiento, evaluó el presidente de la CAF.
La brecha que separa América Latina de los países industrializados crece y "vemos una región aún vulnerable a choques externos, con baja competitividad", por ello la integración "no es algo romántico, sino pragmático, necesario" y exige un "crecimiento sustentable y de buena calidad", concluyó García.
Mientras se desarrollaba el encuentro, siete personas fueron detenidas y varias resultaron heridas, inclusive un periodista, en choques entre policías y manifestantes del primer Encuentro de Movimientos Sociales de Minas Gerais, paralelo a la reunión del BID.
Los activistas no pudieron marchar hacia la sede de la reunión del BID para protestar contra la institución financiera, y varios de ellos destruyeron la fachada de la Compañía Energética de Minas Gerais, lo que dio pie a la respuesta policial.