AMBIENTE-AMÉRICA LATINA: El vía crucis de las tortugas

Autoridades ambientales de Colombia liberaron en la primera semana de abril unas 1.200 tortugas de agua dulce decomisadas por la policía en el Caribe colombiano en operativos para frenar su comercio ilegal, que se incrementa durante la Semana Santa.

La gran demanda de la carne y huevos de estos ejemplares de las especies Trachemys scripta callirostris y Podocnemis lewyana está relacionada con la creencia popular de que se trata de carne blanca, como los peces, según Joe García, biólogo de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA).

Además, los huevos tienen un alto valor proteínico y muchas personas en el norte colombiano y algunas comunidades del resto del Caribe les atribuyen poderes afrodisíacos, lo que incrementó su cacería indiscriminada, dijo García a Tierramérica..

Las liberaciones llevadas a cabo por funcionarios de la Corporación Ambiental del Magdalena (Corpamag) y la CRA, forman parte de los programas que impulsan estos organismos para repoblar especies amenazadas.

Los quelonios tanto de agua dulce como salada están amenazados, al igual que en Colombia, en varios países de la región, como Costa Rica, Chile, Perú y Venezuela. Algunos, como México, han implementado programas de conservación.

"Quienes consumen carne y huevos de tortuga están totalmente desinformados: ni tienen propiedades afrodisíacas, ni se trata de carne blanca, sino de carne roja", dijo a Tierramérica Alejandro Olivera, coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace en México.

Siete de las ocho especies existentes de tortugas marinas depositan sus huevos en más de 127 playas de México, que desde 1990 declaró una veda total a la matanza y extracción de huevos de esta especie y es uno de los países que castiga más severamente la captura. Sin embargo, más de dos mil ejemplares son sacrificados por año, según cálculos extraoficiales.

Para combatir el tráfico ilegal de carne y huevos de las tortugas, el 9 de abril Greenpeace lanzó en México una campaña con Kikín Fonseca, integrante de la selección mexicana de fútbol, señalando: "No le metas un autogol a México. ¡No comas tortuga!".

En un cartel en el que aparece el futbolista, una leyenda reza: "Las tortugas están en extinción. Su comercio y consumo son graves delitos".

Hasta los años 80, la mayoría de países permitía capturar tortugas y sus huevos, pero en los 90 la evidencia de que la especie estaba en declive llevó a los gobiernos a declarar vedas y dictar leyes contra esa actividad.

Manuela Herrera, bióloga de la estatal Universidad del Atlántico, dijo a Tierramérica que el consumo de la carne y huevos de tortuga en el Caribe colombiano existe desde la época prehispánica, pero a diferencia de la actualidad las "comunidades indígenas eran cuidadosas al preservar los ciclos reproductivos de ésta y otras especies que utilizaban para su subsistencia".

Según un estudio de la CRA, el sentido de conservación de esas comunidades era tal que por cada 10 especímenes existentes en la zona sólo tomaban uno para consumo.

La investigación señala que la situación socioeconómica de muchas comunidades rurales y el deterioro de la pesca provocaron que en los últimos 20 años aumentara la cacería indiscriminada y la comercialización de estos animales en el Caribe colombiano.

El campesino José Núñez recuerda que en los años 60 en el patio de su casa, en su natal departamento de Córdoba (noroccidental), siempre había entre 30 y 40 tortugas Trachemys scripta callirostris que se reproducían allí mismo y eran utilizadas para consumo familiar, especialmente durante la Cuaresma y Semana Santa.

"Ahora conservo tres como mascotas, porque creemos que dan buena suerte", dijo Núñez.

Unos dos millones de tortugas son cazadas ilegalmente al año en el Caribe colombiano, según la CRA. En la zona septentrional estas capturas redujeron entre 80 y 90 por ciento la población natural y, en la meridional, entre 40 y 60 por ciento.

Para combatir el tráfico y consumo ilegal de la carne y los huevos de tortugas, catalogadas como en vías de extinción por el Instituto Alexander Von Humboldt, los organismos ambientales también implementan estrategias de educación con las comunidades y programas productivos.

La caza y comercialización de tortugas en Colombia están prohibidas por la ley 84, de 1989, y son penalizadas con hasta dos años de cárcel o multas equivalentes a entre cuatro y cinco salarios mínimos legales.

Las tortugas llevan en el planeta más de 100 millones de años. De ellas se extrae aceite, carne, piel para la fabricación de zapatos y carteras, y materia prima para artesanías.

Estudios científicos indican que sólo 0,02 a 0,2 por ciento de cada 10 mil crías de tortuga alcanza la edad adulta.

* Colaboradora de Tierramérica. Con aporte de Diego Cevallos (México). Publicado originalmente el sábado 15 de abril por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

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