Los musulmanes moderados y quienes no profesan esa fe en Malasia lanzaron un movimiento para redescubrir la Constitución laica de este país y restituirla como norma suprema, ante las crecientes incursiones de la «sharia» (ley islámica) en la vida privada.
En una campaña de carácter nacional, procuran convencer a los ciudadanos de que apoyen un memorando redactado cuidadosamente en inglés para "reafirmar la supremacía de la Constitución".
La campaña está organizada por el Consejo Bar y por "Artículo 11", una coalición de 14 organizaciones no gubernamentales, cuyo nombre proviene de la disposición constitucional que protege los derechos fundamentales de todos los malasios "cualquiera sea su religión, raza, descendencia, lugar de nacimiento o género".
Se destaca la participación de la organización feminista progresista Hermanas en el Islam, que lidera otra campaña nacional, contra una nueva ley islámica familiar que deja a las mujeres en situación de mayor inferioridad con respecto a los hombres.
Los activistas solicitan al gobierno malasio y al Poder Judicial que defienda la supremacía de la Constitución y asegure la buena gobernanza que ella dispone, que defiendan el Estado secular y reconozcan la independencia de la justicia.
"Hay que sacar (la Constitución) de la estantería, desempolvarla y utilizarla diariamente, debe tratarse como el documento más importante de nuestra vida porque es la ley superior", dijo Cyrus Das, un destacado abogado, en un foro el 12 de este mes con amplia participación para discutir la erosión de los derechos civiles fundamentales.
El temor es que el país vaya camino a convertirse en un Estado teocrático islámico debido a que las autoridades del gobierno, del sistema judicial y del parlamento (con 65 por ciento de ellos musulmanes) no cumplen con su deber de defender la carta magna laica.
Malasia tiene 24 millones de habitantes, de los cuales 53 por ciento profesan el Islam, 17 por ciento son budistas, 11 por ciento taoístas, siete por ciento hindúes y otro tanto cristianos.
"Juraron defender la Constitución, pero no lo están haciendo", protestó Malik Imtiaz Sarvar, un abogado y abierto defensor de la laicidad, las leyes civiles y los derechos democráticos.
"Queremos reafirmar la supremacía de la Constitución secular porque corremos el riesgo de que Malasia se convierta silenciosa e insidiosamente en un Estado islámico", agregó.
"La mentalidad de los políticos, jueces y funcionarios civiles se ha oscurecido, primero se ven como musulmanes y luego como ciudadanos", prosiguió Imtiaz Sarvar. "La mayoría de los musulmanes moderados no se expresa, queremos motivarlos con nuestra campaña".
"Malasia no es un Estado islámico, sino laico y su Constitución es la ley suprema", señaló Imtiaz Sarvar, un integrante clave de la campaña por los derechos seculares.
Los derechos fundamentales se han erosionado notoriamente a lo largo de los años. Si no se revisa este fenómeno, Malasia terminará siendo un Estado teocrático. "Es una situación que debe preocupar a todos los ciudadanos".
El memorando ya cuenta con más de mil firmas de destacados políticos, abogados, jueces retirados, musulmanes y no musulmanes por igual, dirigido al primer ministro Abdullah Badawi, urgiéndolo a que su gobierno dé a la Constitución el lugar que le corresponde.
El memorando establece que "solo se puede conseguir libertad y justicia para los malasios mediante un sistema jurídico independiente. Lamentablemente, los malasios han sido testigos de la subordinación de los jueces al Poder Legislativo y al Ejecutivo".
"Últimamente, nuestros jueces se han negado a arbitrar algunos asuntos delicados. Simplemente porque aparece un elemento de la ley islámica, los litigantes quedan sin resolución", dijo el activista. "Esta es una situación muy desagradable que ninguna sociedad debe tolerar".
Sin embargo, los promotores de la campaña se enfrentan a grupos musulmanes que rechazan la Constitución precisamente porque no es islámica, fue redactada por el hombre y heredado de la época colonial.
Según analistas políticos, existen dos debates entre los intelectuales musulmanes. Por una parte, afirman que el Corán, el texto sagrado del Islam, está antes que la Constitución para los musulmanes.
Esta visión es cada vez más frecuente en los ámbitos gubernamental y jurídico, afirman abogados, y tiñe los dictámenes de los tribunales. Siempre que interviene algún factor islámico, los derechos civiles, la ley y la protección legal se dejan de lado, dicen muchos juristas.
Por parte, se libra el debate sobre reformar la Constitución para volverla más islámica.
"Un número creciente de musulmanes considera que hay que reformar la carta magna. Si llegan a juntar los votos necesarios en el parlamento podrían introducir cambios", explicó un académico a IPS.
Sin embargo, a diferencia de antes, más musulmanes y no musulmanes alzan su voz luego de años de silencioso sufrimiento, a partir del clima más liberal y menos autoritario instalado por el gobierno de Badawi, quien asumió en 2003.
Mientras los musulmanes moderados rechazan el autoproclamado derecho de la mayoría islámica de hablar en su nombre, quienes no profesan esa religión se oponen a lo que llaman el abuso "silencioso e insidioso" de la sharia en sus vidas privadas.
La libertad de culto pasó a ser un tema candente desde el año pasado, cuando clérigos musulmanes alentaron a una turba para que se volviera contra seguidores de un culto inofensivo. Una comunidad entera de creyentes de Ayah Pin fue barrida con topadoras.
Unos 100 seguidores de Ayah Pin, una síntesis del Islam con otras religiones, todavía están en la cárcel o libres bajo fianza, enjuiciados por perversión.
Este incidente irritó a los musulmanes moderados y alentó a activistas por los derechos humanos a pedir protección para las minorías.
Un incidente similar ocurrido en enero, con participación de clérigos islámicos conservadores, enfureció a la población no musulmana de todo el país. El cuerpo de un soldado, presuntamente convertido al Islam, fue enterrado con los rituales de esa fe a pesar de la oposición de su esposa hindú.
Los tribunales se negaron a intervenir, alegando que el caso no estaba dentro de su jurisdicción. Pero quedó claro que los no musulmanes no tienen amparo legal en tales circunstancias.
Muy pocos malasios son conscientes de que la Constitución garantiza la protección de los ciudadanos.
La carta magna ha quedado eclipsada por gobiernos autocráticos, el rápido desarrollo económico y a la sumisión de los medios de comunicación que crearon un clima de falsa confianza sobre los derechos humanos y las libertades fundamentales.
"Lamentablemente, no existe una cultura constitucionalista ni entre los juristas ni en la sociedad. Tampoco hay un desarrollo coherente de la jurisprudencia en nuestros tribunales", comentó Cyrus, para explicar por qué la Constitución ha sido relegada luego de casi medio siglo de independencia.
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