MUJERES-PALESTINA: Ataques suicidas en femenino

Las mujeres suicidas entraron en la escena del conflicto palestino-israelí en enero de 2002. Wafa Idris, residente del campamento de refugiados en la ciudad cisjordana de Ramalá, mató entonces a una persona e hirió a 90 en Jerusalén. Tenía 27 años.

Desde entonces, investigadores del fenómeno calculan que al menos 20 ataques suicidas han sido perpetrados por mujeres en Israel.

"Cada vez más y más mujeres jóvenes se inmolan. Las que lo hacen influyen en las que les siguen", dijo a IPS Yoram Schweitzer, del Centro Jaffee de Estudios Estratégicos de la Universidad Tel Aviv, quien entrevistó durante dos años a potenciales atacantes suicidas.

El experto discrepó con la insistencia en que las fuerzas de seguridad israelíes en que las suicidas en general sufren problemas emocionales que las llevan a dar su vida.

En su mayoría son "jóvenes comunes" motivadas por "la necesidad de defender su nación de la ocupación", al igual que en los hombres, y sólo algunas son particularmente religiosas, sostuvo el experto.

En el caso de Idris, Israel informó que su esposo la había rechazado por su incapacidad para concebir, y por tanto se sentía alienada en una sociedad en la que se valora especialmente los hijos y el matrimonio.

Además se insistió en que su trabajo como enfermera la había puesto en contacto directo con el conflicto entre palestinos e israelíes. De hecho, fue herida dos veces con balas de goma mientras trabajaba para la Media Luna Roja Palestina.

El segundo atentado perpetrado por una mujer palestina ocurrió en febrero de 2002. Dareen Abu Aysheh, estudiante universitaria de 21 años procedente de la aldea cisjordana de Beit Wazan, detonó la bomba que cargaba en una carretera israelí, hiriendo a cuatro personas.

Dareen dejó grabado un vídeo en que afirmaba haber decidido convertirse en mártir indignada por la visita en 2001 del ahora comatoso primer ministro israelí Ariel Sharon a la mezquita de Al Aqsa, un gesto provocativo que desató la segunda intifada (insurrección popular palestina contra la ocupación israelí).

"Que el cobarde Sharon sepa que cada mujer palestina dará a luz a un ejército de mártires, y que su papel no se limitará a llorar a un hijo, un hermano o un esposo, sino que ella misma se convertirá en una mártir", señaló Dareen.

A estos ataques les siguieron otros cometidos por mujeres palestinas de un promedio de edad de 20 años.

En octubre de 2003, la joven abogada Hanadi Tayseer Jaradat detonó su cinturón explosivo en un restaurante de Haifa, matando a 19 israelíes e hiriendo a otros 50. Su hermano menor había muerto en sus brazos en una incursión israelí a la septentrional ciudad cisjordana de Jenín en junio de ese año.

Schweitzer indicó que, al principio, los líderes religiosos palestinos condenaban la idea de la participación de mujeres en operaciones suicidas, aunque tras la muerte de Idris cambiaron de opinión. Sin embargo, aún hoy algunos grupos terroristas se oponen.

Las mujeres que deciden perpetrar un atentado deben superar grandes desafíos psicológicos y sociales, aun más que los de los hombres, sostuvo el experto.

El mundo se sorprende por historias como las de Idris, pues predomina el concepto de que las mujeres son ajenas a este tipo de violencia, pero no debería ser así, señaló Schweitzer.

La participación de mujeres en atentados suicidas está bien documentada en diversos lugares del planeta, como Sri Lanka, Chechenia, Uzbekistán e Iraq.

En diciembre, 43 personas murieron y más de 70 resultaron heridas en un atentado suicida perpetrado por dos mujeres contra la Academia Policial de Bagdad.

La criminóloga Anat Berko, del Instituto de Políticas Internacionales para el Contraterrorismo, de Herzliya, Israel, que ha entrevistado a varias palestinas dispuestas a perpetrar ataques suicidas, sostuvo que "las mujeres son solo la bala en el arma".

Algunas ven el martirio como mecanismo para elevar su condición, pero en general la sociedad árabe no las reconoce de la misma manera que a los mártires hombres.

Pero no todos coinciden con esta opinión.

"La sociedad palestina ve a las atacantes suicidas de la misma manera que a los hombres. Son heroínas que sacrifican sus vidas por el bien público. Luchan contra una situación inhumana e intolerable", dijo a IPS la directora del Centro de Asistencia y Consejo Legal para Mujeres, de Jerusalén, Maha Abu Dayyeh Shamas.

La mayoría de los palestinos lamentan que una mujer joven llegue a estos extremos, "pero la situación es tan difícil que las personas entienden por qué debe hacerlo. Es algo frustrante, deshumanizante y desesperante", añadió. (

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