El Día Internacional de las Mujeres se celebra en todo el mundo con un paisaje de indignantes estadísticas que indican cuánto falta aún para alcanzar la equidad de género.
Las mujeres aún representan 70 por ciento de los pobres del mundo, se les paga entre 20 y 30 por ciento menos que a los hombres y cada vez son más las víctimas del sida en la población femenina.
"Debemos levantarnos en masa y exigir nuestros derechos, pues es claro que, de lo contrario, no nos los reconocerán", dijo a IPS la directora de Asuntos de Género de San Cristóbal y Nevis, Ingrid Charles Gumbs.
Gobiernos de todo el mundo han ratificado tratados como la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW) y la Plataforma de Acción de Beijing, aprobada por la Cuarta Conferencia de las Naciones Unidas sobre las Mujeres en 1995.
La equidad también consta entre las Metas de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, ambicioso paquete de metas a cuyo cumplimiento se comprometieron 189 países de la ONU.
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Pero gobiernos y organizaciones internacionales están omisas en realizar "preparativos institucionales, aumentar los recursos y fortalecer los mecanismos operativos esenciales para ayudar a los países" a consagrar la equidad, dijo la directora ejecutiva del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, Noeleen Heyzer.
La funcionaria realizó esas apreciaciones en la 50 sesión de la Comisión sobre el Estatus de la Mujer en la sede de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que concluirá este viernes.
Mujeres de todo el mundo, particularmente del mundo en desarrollo, continúan sufriendo las consecuencias de la enorme brecha entre el discurso y la práctica.
Setenta por ciento de los 1.300 millones de personas que viven con menos de un dólar diario son mujeres. Entre las trabajadoras, millones se desempeñan en el sector informal, y en general se les paga entre 20 y 30 por ciento que a los hombres, tanto en el mundo en desarrollo como en el industrializado.
"La propagación del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el sida ha crecido especialmente entre las jóvenes mujeres", según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las mujeres también están escasamente representadas en todos los niveles del gobierno, y ocupan apenas 16 por ciento de los escaños parlamentarios del mundo.
Un informe de la ONU para el Comité sobre el Estatus de la Mujer también advierte que el avance femenino en áreas como las empresas, la academia, la sociedad civil, los medios de comunicación y la magistratura ha sido aun más lento que en los parlamentos.
"Las reglas del juego deben cambiar", concluyó Heyzer, quien enfatizó en la necesidad de fortalecer la "arquitectura de la equidad de género" y aumentar los recursos dirigidos a ese objetivo.
"Por ejemplo, el Fondo de las Naciones Unidas para Acabar con la Violencia contra la Mujer, que hoy opera con menos de dos millones de dólares anuales, debe recibir financiamiento al nivel requerido para responder a esta pandemia", afirmó.
La necesidad de fortalecer los organismos de la ONU que trabajan en favor de los derechos femeninos fue también uno de los puntos destacados del mensaje de Charlotte Bunch, directora ejecutiva del Centro para el Liderazgo Mundial de las Mujeres.
"Lo que se ha denominado la 'arquitectura de género' de la ONU es más bien como una cabaña. Las mujeres necesitamos una casa global más grande si queremos que la igualdad sea una realidad", consideró.
La equidad debe ser alimentada desde la base ciudadana hacia los niveles superiores, pues "se necesita absolutamente una resistencia universal a la actual discriminación universal contra las mujeres", dijo Charles Gumbs a IPS.
"Estamos donde estamos hoy porque nuestras hermanas marcaron el camino", añadió. "Sus avances y todo aquello que hoy damos por sentado fue logrado con sacrificio y trabajo duro. Es nuestro turno para avanzar, para las hermanas que vienen detrás nuestro."
Los mayores progresos se observaron en varios países en desarrollo, en especial en África y América Latina, según informaron panelistas y expertos en la sesión del Comité de la ONU.
Gracias a acciones a nivel nacional y de la comunidad internacional, se logró la elección de mujeres en parlamentos que salen de conflictos, lo cual también elevó la participación femenina en los gobiernos.
El punto culminante de ese proceso fue la elección el año pasado de la primera presidenta africana, la liberiana Ellen Johnson-Sirleaf.
"Salimos de un conflicto devastador que causó impunidad, en el que se negó la justicia, durante el que se minimizaban cuestiones como el abuso y la violación de mujeres", dijo a IPS la ministra de Género de Liberia, Varbah Gayflor.
"Ahora tenemos una presidenta, ministras de Finanzas, Justicia, Género, Comercio y Deportes… y también una directora de policía y viceministras mujeres", añadió.