La puerta abierta en el Senado de Estados Unidos en favor de los inmigrantes alegró a líderes «latinos», impulsores de multitudinarias marchas callejeras en ese país contra otra reforma que los perjudica, así como al gobierno mexicano. Pero expertos advierten que aún es pronto para celebrar.
"Estamos satisfechos, aunque no debemos bajar la presión hasta que por fin nos consideren ciudadanos con derechos", dijo a IPS desde la sudoccidental ciudad estadounidense de San Diego Enrique Morones, líder de la no gubernamental Ángeles de la Frontera, una organización que trabaja a favor de los inmigrantes.
El comentario se refiere al proyecto aprobado el lunes en el comité de Asuntos Judiciales del Senado estadounidense, que incluye vías para legalizar a más de 10 millones de inmigrantes indocumentados, la no criminalización de estas personas y planes de ingreso temporal para unos 400.000 trabajadores extranjeros cada año.
La sanción de este proyecto, que comenzó a tratarse este martes en sesión plenaria de la cámara alta, surgió tras multitudinarias movilizaciones, jamás antes vistas, en varias ciudades de Estados Unidos.
Pero el camino es aún largo y sinuoso para esta iniciativa, pues, además de sortear la discusión del Senado en pleno, debe conciliarse con una propuesta de reforma migratoria en sentido opuesto resuelta en diciembre en la Cámara de Representantes, que incluye la ampliación del muro en la frontera con México.
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Invitados por organizaciones como Ángeles de la Frontera y con el impulso de líderes de la Iglesia Católica, cientos de miles de inmigrantes "latinos" (por su origen latinoamericano) salieron el fin de semana pasado a las calles de varias ciudades estadounidenses, especialmente en la sudoccidental Los Ángeles.
Los manifestantes reclamaron una reforma migratoria humanitaria que reconozca su contribución a la economía del país en el que viven. Además, expresaron su indignación contra el proyecto aprobado en diciembre en la cámara baja que criminaliza su presencia.
El gobierno mexicano de Vicente Fox, que desde 2001 viene pidiendo a su vecino una reforma migratoria integral, aplaudió las manifestaciones y se sumó a los reclamos. Es que desde este país provienen la mayoría de los 40 millones de inmigrantes latinoamericanos que viven en Estados Unidos con o sin los documentos requeridos.
La aprobación del proyecto en el comité del Senado es un avance muy importante y abre la puerta hacia una reforma integral, que es la que México viene demandando desde varios años, dijo este martes el canciller mexicano, Ernesto Derbez.
Mientras, el presidente Fox hizo votos para que antes de finalizar este año se resuelva de forma definitiva el tema migratorio en Estados Unidos.
Pero el politólogo mexicano Alan Urrutia advirtió, ante la consulta de IPS, que aún es muy pronto para celebrar. "Queda mucho camino por recorrer y es muy posible que lo aprobado por el comité de Asuntos Judiciales se diluya en una ley menos positiva para los inmigrantes", apuntó.
"Todos quisiéramos una ley racional hacia los inmigrantes, pero con la política de Estados Unidos y sus intereses eso no siempre es posible, ya lo hemos visto por años", opinó.
La última reforma migratoria importante en Estados Unidos que favoreció con una amnistía a los extranjeros indocumentados, gran parte de ellos mexicanos, fue firmada en 1986 por el entonces presidente Ronald Reagan (1981-1989) tras cinco años de discusión en el Congreso.
Fox, su homólogo estadounidense, George W. Bush, y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, se reunirán este viernes en el sudoriental balneario mexicano de Cancún para revisar sus acuerdos de cooperación en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El mandatario anfitrión indicó que aprovechará la oportunidad para volver a plantear a Bush la importancia de la reforma migratoria.
"Fox debe hablar fuerte en esa reunión, ya no para sugerir o pedir cambios en la política de inmigración a Bush, sino para exigir", indicó a IPS Lucas Benítez, líder de la Coalición de Trabajadores de Immokalee, en el meridional estado estadounidense de Florida.
Benítez, un campesino de origen mexicano galardonado en 2004 con el premio Robert F. Kennedy de derechos humanos, demandó a Fox actuar "confiado en la fuerza que hemos demostrado tener los latinos en Estados Unidos".
"Las marchas del fin de semana indican que somos un gigante que estaba dormido, pero que ya despertó indignado de ver cómo lo maltratan", declaró.
Morones, el dirigente de Ángeles de la Frontera, expresó algo similar sobre la reunión entre Fox y Bush. "Que nuestro presidente se monte en la presión que estamos generando y que así, de frente, hable sobre migración y exija soluciones", apuntó a IPS.
El grupo Ángeles de Frontera inició en febrero una caravana de vehículos que recorrió desde la frontera de Estados Unidos con México hasta Washington. Según su dirigente, fue ese periplo el que animó a muchos inmigrantes latinoamericanos a salir a las calles.
El 10 de abril, ese grupo y otros prometen realizar otra multitudinaria manifestación. "Aún no sabemos si será una marcha, una huelga masiva o un ayuno", comentó Morones.
En 2005, más de 400.000 inmigrantes de origen latinoamericano y caribeño ingresaron sin permiso a Estados Unidos a pesar de los controles ya existentes, pero un millón fueron detenidos y deportados en el intento.
Aunque el aporte de los inmigrantes a la economía estadounidense se considera significativo, sectores legislativos y de gobierno de ese país se resisten a reconocerlo.
Es así que en diciembre, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto para construir nuevos muros en la línea divisoria con México, endurecer los controles migratorios con el argumento de la seguridad y criminalizar a los inmigrantes indocumentados.
El gobierno de Fox invitó a los países de América Central, a Colombia y a República Dominicana a manifestarse contra esa iniciativa, lo que finalmente hicieron como bloque frente a Washington.