Kirguistán conmemorará este viernes el primer aniversario de la caída del anterior gobierno en una revuelta popular. Y su ciudadanía ya se pregunta si necesita una nueva revolución.
El ex primer ministro Kurmanbek Bakiyev reemplazó a Askar Akayev como presidente el año pasado, subiéndose a la ola de un amplio movimiento opositor. Pero la esperanza que trajo consigo el levantamiento popular se desvanece con rapidez.
La vida se volvió más difícil desde entonces, y en el parlamento se oye, incluso, un clamor ante el colapso del Estado.
"La llegada de un nuevo gobierno dio a la gente esperanza y fe en un futuro mejor", dijo a IPS el dirigente Ishenbay Abdyrazakov. "Desafortunadamente, los hechos destruyeron todas las esperanzas."
Tanto Bakiyev como el primer ministro Felix Kulov comenzaron a perder la confianza de la ciudadanía. La población es testigo de hurtos a comercios, usurpaciones de propiedades y el colapso de instituciones administrativas. Se registran protestas en todo el país
La clave de la situación es el choque entre el parlamento, presidido por Omurbek Tekebaev, y el presidente y el gobierno. Muchos legisladores cuestionan la capacidad de Bakiyev para combatir la corrupción y la delincuencia.
La revolución del año pasado fue promovida por la oposición por la elevada corrupción en filas del gobierno. La ciudadanía manifestaba resentimiento por la designación de familiares y amigos de Akayev en puestos de relevancia, en medio de un recrudecimiento de la pobreza.
Pero Bakiyev, quien reemplazó a Akayev, también se dedicó a llenar vacantes con sus familiares y amigos.
En los primeros meses de la revolución, los gobernantes afirmaron que promoverían la libertad de prensa. "Desgraciadamente, no cumplieron con su promesa", dijo a IPS el diputado Melis Eshimkanov.
"El único canal de televisión, KTR, que llega a todo el país, no es aún independiente, y sus gerentes son designados por el presidente", se lamentó.
Azimbek Beknazarov, uno de los líderes de la revolución, fue luego destituido como fiscal general por Bakiyev.
"El principal error de los revolucionarios fue convocar apresuradamente elecciones presidenciales en lugar de crear un gobierno provisional", dijo Beknazarov. "Ahora, sólo una reforma constitucional podría mejorar la situación. Eso conduciría a una transición de un gobierno presidencialista a uno parlamentario."
El cese de Tekebaev en febrero agravó la crisis. El dirigente promovía la reforma constitucional y el fin del presidencialismo, así como una reforma de los sistemas judicial y tributario.
El presidente se ha opuesto a tales enmiendas, y atacó con fuerza a los parlamentarios que lo alentaban, a pesar de que la reforma incluiría la posibilidad de reelección presidencial.
Los líderes reformistas aseguran que más de 80 por ciento de quienes apoyaron la revolución se oponen hoy al presidente. "El gobierno presencia el inicio de la disidencia. La sociedad está en el umbral del desastre", declaró el diputado Kubatbek Baibolov.
Tres diputados fueron asesinados a tiros desde la revolución: Jyrgalbek Surabaldiev el 10 de junio, Bayaman Erkinbaev el 22 de septiembre y Tynychbek Akmatbaev el 20 de octubre.
"La necesidad de trazar una línea entre la sociedad y los delincuentes, entre el gobierno y los delincuentes, es urgentes", dijo el activista Tokotoaym Umetalieva en conferencia de prensa el 25 de octubre pasado. "Los poderes públicos no deberían hacer concesiones a criminales."
Los legisladores comienzan a preguntarse quién será el siguiente. "El gobierno anterior apenas llevaba a la gente a la cárcel. Este gobierno comenzó a matar y a disparar", dijo el diputado Dooronbek Sadyrbaev ante sus pares.
La creciente criminalidad comienza a golpear la economía. Numerosos empresarios han transferido su dinero a otros países.
"Está sucediendo lo peor: la connivencia entre delincuentes e instituciones del Estado", dijo el ex canciller y líder del partido Asaba, Roza Otunbaeva.
El gobierno declaró el 24 de marzo, aniversario de la revolución, día de celebración nacional. Será feriado, y está programado un gran desfile en la plaza principal de la capital. "Quienes traten de boicotear el festejo serán estrictamente sancionados", dijo el presidente Bakiyev.
"Debemos admitir que hay algunos problemas sin resolver y fuentes de tensión", dijo en conferencia de prensa el director del Servicio de Seguridad Nacional, Miroslav Niyazov.
"Pero no hay condiciones para una contrarrevolución. Estamos en un nuevo paso de nuestro desarrollo, y las controversias deben resolverse de manera civilizada", agregó.
Pero el diputado Kubatbek Baibolov replicó: "La contrarevolución es provocada por aquellos que manejan mal el país. Queremos cumplir con los compromisos de la revolución." (