Cuando los tailandeses acudan a las urnas este domingo estarán haciendo algo más que elegir legisladores. También estarán poniendo a prueba la legitimidad del sistema político de este país del sudeste asiático.
Las elecciones parlamentarias tienen infinidad de elementos curiosos que las convierten en las más controvertidas de la historia tailandesa.
La más notoria es que la legitimidad del gobierno en ejercicio, liderado por el primer ministro provisional Thaksin Shinawatra, depende de la cantidad de votantes. Y también la mera constitución de un eventual futuro gobierno.
Uno de los desafíos del gobernante partido Thai Rak Thai ("Los tailandeses aman a los tailandeses", conocido por sus siglas TRT) es lograr una masiva asistencia a las urnas. Su campaña no se concentra en conquistar votos para sus propias listas, sino en lograr que la ciudadanía sufrague.
La publicidad que ocupa una página entera en la mayoría de los periódicos del país dice: "Un voto decidirá el futuro de Tailandia. Por favor, concurra a las elecciones del 2 de abril. Tailandia llegó hasta acá, no demos marcha atrás."
[related_articles]
En las anteriores elecciones, la propaganda de TRT tenía un claro mensaje proselitista. Los partidos opositores, como el Demócrata, Chart Thai y Mahachon, también contrataron espacio en la prensa.
"La publicidad de TRT es un dato importante en estas elecciones, pues la cantidad de votantes es todo un problema", dijo a IPS Giles Ungpakor, politólogo de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok.
"Si hay un gran número de votantes y si el Thai Rak Thai gana convincentemente, entonces su gobierno quedará legitimado", afirmó.
La duda no es qué partido triunfará. El poderoso TRT —que ganó por abrumadora mayoría en las elecciones de 2001 y 2005— no tiene ni siquiera rivales en la mayoría de los distritos, excepto partidos pequeños y desconocidos.
Pero para mantenerse en el poder, TRT debe asegurarse de que en todos los 400 distritos en los que se eligen parlamentarios por el sistema uninominal —gana sólo un candidato a legislador, el que obtiene más votos— acudan a las urnas al menos 20 por ciento de los ciudadanos habilitados.
De no cumplirse el requisito legal, el parlamento no puede instalarse, y, en consecuencia, se verá incapacitado para aprobar el gabinete. Las normas establecen que los 500 parlamentarios deben estar presentes para inaugurar la legislatura.
Las perspectivas son de pesadilla política, desde que la Comisión Electoral descalificó a cerca de un tercio de los 941 candidatos que se presentaron.
Pero la peculiaridad más importante es que los votantes podrán marcar en las papeletas si no están satisfechos con la lista de candidatos. En ese caso, la papeleta se contabilizará como un voto en contra de la lista, al que se ha denominado "no voto".
"Esto se introdujo en la papeleta a principio de 1990 para que los electores tuvieran otra opción, en lugar de anular el voto", explicó a IPS Gotham Arya, ex presidente de la Comisión Electoral y experto en resolución de conflictos. "La Constitución actual también permite esta opción."
Este tipo de voto ha sido promovido por un gran número de críticos del gobierno, desde que Thaksin anunció en febrero que realizaría elecciones anticipadas. Sus críticos también pidieron la renuncia de Thaksin en lugar de llamar a nuevas elecciones.
A fines de esta semana, la campaña de dos meses llevada adelante por opositores al gobierno coaligados en la Alianza Popular por la Democracia (APD), logró paralizar varias zonas de Bangkok con sus protestas, algunas de las cuales atrajeron a más de 100.000 ciudadanos, la mayoría de clase media.
Para convencer al electorado que la administración Thaksin debe ser derrotada mediante este "no voto", APD entonó una letanía de críticas contra Thaksin: denuncias de corrupción, nepotismo, represión de la libertad de prensa y el debilitamiento de las instituciones democráticas, entre otras.
Lo que puede dañar a Thaksin y a TRT es la venta con impuestos exonerados, anunciada en enero, de Shin Corp., un conglomerado de telecomunicaciones propiedad de la familia Shinawatra, a Temasek, rama de inversiones del gobierno de Singapur, por 1.880 millones de dólares.
La opción del 'no voto' gana importancia dada la decisión de los tres principales partidos de oposición de boicotear las elecciones para así objetar la legitimidad del gobierno. Las elecciones precipitadas no resolverán los problemas de corrupción y los conflictos de intereses que involucran a TRT.
Por lo tanto, ya no importa saber quien va a ganar el domingo. TRT, que obtuvo una aplastante mayoría en las elecciones parlamentarias de febrero 2005, al igual que cuando llegó al poder por primera vez en enero de 2001, es indiscutible en varias circunscripciones. El único desafío lo plantean los pequeños y casi desconocidos partidos.
Para Thaksin, un magnate devenido en político, este inestable panorama político es muy distinto al de hace un año.
Su partido obtuvo 19 millones de votos en las elecciones de febrero de 2005 y 377 bancas. Pero entonces la abstención no era un problema: más de 60 por ciento de los ciudadanos habilitados acudieron a las urnas.
Fue un triunfo que reflejó el amplio apoyo que TRT tiene, sobre todo entre los pobres de las zonas rurales que se beneficiaron de diversas políticas sociales e iniciativas económicas que ayudaron a impulsar el crecimiento.