EDUCACIÓN: Basta de misioneros del Estado

Un sistema de enseñanza que honre de veras el derecho universal a la educación debe valorizar a sus agentes más directos: las maestras y maestros. Pero ésta es una profesión en crisis en muchos países, afirma un especialista.

En una entrevista exclusiva con IPS, el argentino Gustavo Fischman, profesor del doctorado de políticas educativas en la estadounidense Universidad Estatal de Arizona, dibujó un panorama realista de la situación de esos hombres y mujeres cuyo trabajo suele ser considerado un sacerdocio, pero está cada vez más subvalorado como profesión.

En Estados Unidos, de cada 10 personas que ingresan a las carreras de profesorados, sólo cuatro ejercen como educadores cinco años después de graduados. Los estudiantes estadounidenses, en su gran mayoría, se dedican a profesiones ligadas a los negocios, las leyes y la economía, dijo Fischman, uno de los invitados internacionales del Foro Mundial de Educación que finalizó el domingo en la ciudad brasileña de Nova Iguaçu.

Siete de cada 10 profesores universitarios en América no tienen estabilidad en el empleo y trabajan por contrato, lo que hace que existan muchos "profesores-taxi", que ruedan por tres o cuatro instituciones al mismo tiempo. Entre ellos, cuatro de cada 10 son extranjeros.

Sólo en América Latina, el salario docente perdió bastante poder adquisitivo en los últimos 25 años. Las clases medias, que siempre vieron a esa profesión como un trabajo interesante, no le encuentran más atractivos debido a los salarios bajísimos, afirma Fischman.
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"Es cierto que la profesión docente, hoy en día, aparece como camino de acceso social para otras clases porque los requisitos son menores. Es más fácil entrar en un curso de pedagogía que en un curso de sociología, por ejemplo", agregó el experto.

Sin embargo, esa "facilidad" lleva a que, cada vez más, se formen maestros y maestras sin preparación adecuada para una misión tan importante, y, peor aun, sin condiciones financieras o estímulos para proseguir buscando el perfeccionamiento profesional.

Según Fischman, hubo una reducción en las inversiones educativas en todo el mundo y ello se refleja, entre otros aspectos, en la mayor cantidad de estudiantes para cada profesor, lo que perjudica a todos.

En primer lugar, "a los niños en la fase de la escuela primaria, entre los cuatro y los 10 años de edad. Sería fundamental que pudieran asistir a clases con un promedio de 12 estudiantes. Eso tendría capacidad para compensar cualquier otro problema y el aprendizaje sería mucho más efectivo", explicó.

En segundo lugar a maestras y maestros. "Es común que el maestro, especialmente en la escuela secundaria, reciba en una semana en sus clases entre 200 y 250 estudiantes. Ello significa corregir un volumen inmenso de trabajos, lo que le impide tener más tiempo para dedicarse a actividades de actualización y entrenamiento, fundamentales para que siga siendo un buen profesional

"En mi opinión, prácticamente todos los gobiernos de América Latina y del mundo siempre cubrieron la profesión docente con un manto de vocación: son los misioneros del Estado, son los que tienen que dar amor, en vez de decir: me parece muy bien que quieran a los alumnos, pero precisamos que sepan matemática, geografía, química, que sepan escribir y que sean investigadores", dijo el especialista.

"Hoy tenemos profesores y profesoras que no escriben, que no se dedican a la lectura. Ese es un dado alarmante. ¿Cómo alguien que debe enseñar la pasión por la lectura no lee?", se preguntó el educador.

"En cualquier profesión, queremos que los profesionales sean amables, pero lo más importante es que sepan hacer muy bien lo que tienen que hacer y que sigan entrenándose constantemente. No importa si es un mecánico, un dentista o un profesor", ejemplificó.

"Si uno va al dentista, y había leído en el diario que hay un nuevo tratamiento para las caries con menos dolor, ¿no va a querer que su dentista lo sepa? Entonces, si se está discutiendo las diversas maneras de aprender a leer y escribir, ¿no vamos a querer que los maestros lo sepan? Claro que sí", dijo Fischman.

El Foro Mundial, iniciado el jueves 23, finalizó con una declaración que exhorta a los países a dedicar seis por ciento del producto interno bruto a los gastos educativos. Unas 30.000 personas de 25 países (entre educadores, estudiantes y activistas) tomaron parte del encuentro iniciado en Porto Alegre, como parte del altermundista Foro Social Mundial.

Los dos países con mejores sistemas educativos, según las pruebas estandarizadas internacionales, son Cuba y Finlandia, dijo Fischman. "Como Cuba tiene cosas que son difíciles de aplicar en otros países, vamos analizar la situación del país europeo", propuso.

Finlandia tiene los profesores mejor pagos, no en términos absolutos sino con relación al poder adquisitivo, afirmó.

Además, la condición docente está muy valorizada, y los exámenes de ingreso a las carreras son tan rigurosos como para cualquier otra actividad. No existe la situación de que para estudiar ingeniería se deba saber más matemática que para estudiar educación. El esfuerzo y las dificultades son los mismos, dijo.

"En segundo lugar, las condiciones de trabajo en las escuelas son apropiadas. La cantidad promedio de estudiantes por profesor es de 20 a 22 Los profesores trabajan en equipo para evaluar a los alumnos y resolver todos los problemas", añadió.

¿Qué pueden hacer países como Argentina y Brasil para lograr una situación semejante a las de Finlandia y Cuba? En opinión de Fischman, muchas cosas, entre ellas invertir más en la formación docente y tener escuelas equipadas para favorecer y facilitar el trabajo de los maestros.

"No le voy a sacar la responsabilidad profesional individual a nadie. Ahora, si los sistemas de las escuelas están estructurados de manera tal que eso no suceda, no se puede culpar a los profesores", concluyó.

La valoración del profesional de la enseñanza también fue defendida con énfasis por el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Pierre Fonkoua, durante la conferencia Estado y Sociedad en la Construcción de Políticas Públicas, que cerró el Foro Mundial de Educación.

En su corta presentación, el representante del organismo mundial criticó la crisis de autoridad en la educación y afirmó que la formación de los educadores debe ser reconocida como un valor esencial en todas las sociedades.

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