DERECHOS HUMANOS: Racismo candente en Sri Lanka

La imagen del mundo captada por la jurista de Sri Lanka Nimalka Fernando en el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial muestra un panorama que rezuma racismo e intolerancia religiosa, dos peligros para la verdadera existencia de las comunidades minoritarias.

Fernando participó este martes del acto del día internacional, realizado en Ginebra. La ceremonia, presidida por la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la canadiense Louise Arbour, contó con la intervención del presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, el peruano Manuel Rodríguez Cuadros, entre otros funcionarios.

En la actualidad "todo lo diferente a mí o a mi comunidad es el extraño y el objeto de trata y de aniquilamiento", dijo Fernando, presidenta del Movimiento Internacional Contra todas las Formas de Discriminación y Racismo (IMADR, por sus siglas en inglés), fundado en Japón en 1988.

A ese estado de cosas contribuye "el orden económico y político mundial que crea vulnerabilidad y marginación en proporciones increíbles". Las vidas humanas están hoy amenazadas por la pobreza y por "la sed de combustible de (George W.) Bush", el presidente de Estados Unidos, declaró la abogada en un tramo de la entrevista con IPS.

—¿Qué tiene que ver el racismo con esos fenómenos?

—La discriminación racial es la ideología política que provoca las guerras y el despojo de los recursos de nuestros países y por tanto expone a nuestras comunidades a las experiencias de racismo y de exclusión..

—¿Cómo se desarrollan ahora las actividades de las organizaciones no gubernamentales como IMADR?

—Nuestro trabajo se ha convertido en un reto difícil desde los atentados de Nueva York y Washington del 11 de septiembre del 2001. A partir de entonces a todas las tareas de los disidentes se las ve como obra de terroristas e insurgentes. Las actividades en favor de los derechos democráticos son aplastadas bajo el eslogan de destruir a los terroristas.

—¿Existe racismo en su país?

—Sí, en Sri Lanka el racismo tiene base étnica. Las fuerzas extremistas cingalesas (la etnia mayoritaria) que forman parte del actual gobierno se han embarcado en una campaña para diseminar un discurso de odio contra los dirigentes tamiles que luchan desde hace décadas por la independencia y los derechos democráticos en las tierras del norte de la isla.

—¿ Cómo define el panorama general?

—Sri Lanka es un ejemplo clásico de un Estado nación fracasado. Un país que no ha podido manejar su política después de la independencia para asegurar una idiosincrasia multicultural, racial y religiosa, en un poder compartido.

—¿Y las consecuencias?

—Nos hemos enzarzado en un conflicto étnico transformado en una guerra que se arrastra desde hace más de dos décadas. Miles de personas han muerto o desaparecido. Las pérdidas mayores han sido de la comunidad tamil. Los desplazados suman millones, en el interior como fuera del país. La guerra propende al aniquilamiento de una comunidad.

—¿No hay visos de una solución?

—A pesar de la firma de un memorando de entendimiento para el cese del fuego, del 22 de febrero de 2002, cada día la guerra se prolonga más. Luego de la asunción del nuevo presidente, Mahinda Rajapaksa, el 19 de noviembre, hizo erupción otra vez en el norte y el este del país causando centenares de muertos. La mayoría de las víctimas fueron civiles desarmados.

—¿Cómo se comportan las partes del conflicto?

—El gobierno no ha investigado los asesinatos políticos. Las unidades paramilitares que actúan al este de la isla, apoyadas por el gobierno, están dedicadas a los asesinatos y la violencia. Los rebeldes Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE) también niegan que cometen violaciones.

—Sri Lanka, uno de los países asiáticos arrasados por el tsunami del 26 de diciembre de 2004, tuvo pérdidas de entre 17.500 y 41.000 vidas humanas, según las estimaciones. ¿Cuál es el panorama ahora?

—Después del tsunami se exacerbó la discriminación contra las comunidades musulmana y tamil. La ayuda y las actividades de reconstrucción favorecieron al sur del país, donde se concentran las poblaciones budistas y la minoría cristiana. El norte y el este recibieron migajas. En el distrito electoral del presidente se construyeron 500 casas más de las necesarias, mientras que en el norte y el este del país centenares de afectados por el tsunami siguen viviendo en refugios provisorios

—¿Estos hechos han recibido la divulgación que merecen?

—Yo tengo el deber de decir que ni siquiera el sistema de las Naciones Unidas ha documentado los casos de los damnificados de Sri Lanka. Siempre escuchamos historias de color de rosa cuando se trata de la reconstrucción de la ONU o cuando el ex presidente estadounidense Bill Clinton, enviado del foro mundial, supervisa los progresos. Pero recomiendo que se informen con la documentación de la organización Action Aid sobre el tema de los derechos humanos en relación con el tsunami.

—¿En qué estado se encuentran las comunidades minoritarias?

—Los musulmanes que viven en Sri Lanka afrontan una doble discriminación. Por un lado, el gobierno no atiende sus preocupaciones y, por otro, mantienen conflictos y tensiones con los tamiles en las regiones del este. Muchos musulmanes han muerto el año pasado en esa zona sin que se hayan llevado a cabo investigaciones apropiadas. Los musulmanes obligados por el LTTE a abandonar las tierras del norte hace 10 años, todavía deambulan como desplazados internos y su futuro es incierto. En esas condiciones, sufren la discriminación de todas las comunidades donde residen.

—¿Y en el caso de los tamiles?

—La discriminación contra los tamiles de Sri Lanka se relaciona todavía con el uso de su idioma. A pesar de que las leyes los autorizan a emplear el tamil, el gobierno no ha aplicado esas disposiciones. Los tamiles detenidos son obligados a firmar confesiones escritas en cingalés o forzados a suscribir toda clase de documentos en una lengua que ignoran. En los puestos policiales del norte y el este nadie habla tamil. Tampoco las oficinas postales envían telegramas u otros mensajes en ese idioma

—¿Cómo repercute ese clima en las mujeres?

—Una discriminación doble o múltiple se descarga sobre las mujeres. Las tamiles la sufrieron durante toda la guerra. La situación mejoró con el cese del fuego, pero desde diciembre pasado, con el recrudecimiento de las acciones armadas, nos llegan informes de violencias y de acoso sexual contra las mujeres. El gobierno de Sri Lanka no ha informado ni tampoco investigado la violación y asesinato de (una mujer llamada) Dharshini, cuyo cuerpo mutilado apareció en un pozo cerca de la base naval Jaffna, en el extremo norte del país.

—¿Cual es el futuro de esas comunidades?

—Las minorías y las nacionalidades de todo el mundo luchan por una porción justa en el mundo del trabajo, de la sociedad y del gobierno. Necesitamos avanzar más allá del concepto de concesiones y de asistencialismo. La sed de petróleo del señor Bush debe transformarse en una sed de justicia y de equidad en la economía mundial, por parte del pueblo estadounidense. El racismo debe ser condenado en todos los niveles y combatido en todos los niveles.

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