BALCANES: Desde Rusia con dudas

La muerte este mes del ex presidente serbio Slobodan Milosevic (1989-2000) puso nuevamente bajo la lupa las complicadas relaciones entre Rusia y Serbia.

Los medios de comunicación nacionales e internacionales no perdieron la oportunidad de enfatizar que la familia de Milosevic vive en Rusia, como evidencia de las relaciones "tradicionalmente muy buenas" entre los dos países.

Mira Markovic, la viuda de Milosevic, concedió entrevistas desde Moscú, mientras que su hijo Marko viajó desde la capital rusa a La Haya, Holanda, para reclamar el cadáver de su padre. Y el hermano del ex presidente, Borislav, efectuó declaraciones muy difundidas por medios internacionales desde su cama en un hospital moscovita.

Ninguno de los tres Milosevic residentes en Moscú asistió al funeral del ex dictador, celebrado en Pozarevac, su aldea natal, el 18 de marzo. Pero cuando un pequeño avión contratado por una empresa de filmaciones sobrevolaba el lugar, muchas personas reunidas para el sepelio creyeron que allí llegaba la familia desde Rusia.

Muchos entonaron una consigna muy popular en los días del gobierno de Milosevic: "Nosotros (los serbios) y los rusos, ¡300 millones de personas!". Serbia tiene una población de siete millones.
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"En casa, 'las tradicionalmente buenas relaciones' se ubican en el grado de creencia popular o mito, mientras que para quienes están fuera de este país, esa es una linda frase hecha para informar de modo superficial, pues en general se ignora la situación real", dijo a IPS el analista Bratislav Grubacic. "Al examinar el pasado reciente, no se ve evidencia de ningún apoyo ruso ostensible hacia Serbia".

Ese pasado reciente, el de los años 90, estuvo marcado por guerras de secesión de la ex federación de Yugoslavia y por el castigo internacional que las acompañó, a cargo de organismos internacionales en los que estaba Rusia. Milosevic condujo a Serbia a tal castigo.

El ex presidente falleció de un ataque cardiaco el 11 de marzo en la unidad de detenciones del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, en La Haya. Había sido derrocado en octubre de 2000, tras una década en el poder.

Ante las dos rondas de estrictas sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Serbia (1992 y 1998), Rusia se abstuvo de votar en el Consejo de Seguridad. No vetó las resoluciones, tal como la propaganda de Milosevic había hecho creer a muchos serbios que pasaría.

El bombardeo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte contra Serbia en 1999, tras la represión instrumentada por Milosevic contra dos millones de albano-kosovares, no fue tratado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia jugó un rol decisivo, presionando a Serbia para llevarla prácticamente a la capitulación.

En junio de 1999, el ex primer ministro ruso Víctor Chernomyrdin viajó a Belgrado con el representante de la ONU, Marti Ahtisaari, para advertir que Serbia sería aplastada por las bombas a menos que Milosevic retirara sus tropas de la meridional provincia autónoma de Kosovo.

Milosevic aceptó y el bombardeo finalizó. La resolución 1.244 del Consejo de Seguridad puso a Kosovo bajo la jurisdicción de la ONU. Rusia apoyó con su voto esa decisión.

"Durante el gobierno de Slobodan Milosevic, Rusia utilizó a Serbia exclusivamente para las necesidades de su propaganda antioccidental", dijo el analista ruso Andrey Pyontovski en una entrevista. "Eso fue útil en ese momento debido al trauma ruso por haber perdido la guerra fría".

Janos Bugajski, experto en los Balcanes del Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington, dijo a medios de comunicación que más allá de la política, hay intereses financieros específicos que Moscú y Belgrado comparten y que se remontan al régimen de Milosevic.

"Fuertes grupos de interés en Moscú estuvieron en negocios con el corrupto régimen de Milosevic y se beneficiaron económicamente de operaciones ilegales que arruinaron a Serbia", agregó Bugajski. "Ahora ellos dan protección a los Milosevic en Rusia".

Decenas de conocidos empresarios serbios han vivido en Rusia desde comienzos de los años 90. En esa década, Borislav, el hermano de Milosevic, fue embajador de Serbia en Moscú.

Tras el inicio de la democracia en Serbia, en 2000, Borislav se dedicó a los negocios y nunca regresó a su país. Ese mismo año se le unió Marko, y en 2003 Mira.

Según la oficina serbia de Interpol, entre 300 y 350 personas con órdenes de arresto internacional emitidas por Serbia viven en Rusia.

Entre ellas, la propia Mira Markovic, requerida por delitos financieros cometidos en la época en que su esposo gobernaba, el ex general Vlastimir Djordjevic, acusado de crímenes de guerra contra albano-kosovares, y Bogoljub Karic, propietario de Mobtel, la primera empresa serbia de telefonía celular, buscado por evasión de impuestos.

"Hasta donde sé, ninguna persona requerida fue extraditada de Rusia a Serbia en los últimos seis años", dijo a periodistas nacionales el jefe de la oficina de Interpol en Belgrado, Milos Oparnica.

La embajada rusa en Belgrado se negó a hacer comentarios.

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