ARGENTINA-URUGUAY: Una tregua sin avances

El acercamiento de los presidentes de Argentina y Uruguay parece frenado desde el sábado por declaraciones contradictorias y la aparente indiferencia de otros actores del conflicto: las empresas que construyen las fábricas de celulosa en territorio uruguayo y los ambientalistas argentinos que cortan los pasos fronterizos.

Sin embargo, las conversaciones reservadas entre ambos gobiernos continúan, dijeron a IPS fuentes en Montevideo.

Los vecinos argentinos contrarios a la instalación de las fábricas en la orilla oriental del río Uruguay arguyen que la tregua acordada por los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, y Tabaré Vázquez, de Uruguay, fracasó por falta de apoyo político interno a este último.

Pero los activistas resolvieron continuar su medida de fuerza, parte de una campaña contra la industria de la celulosa que consideran contaminante.

"Estamos convencidos de que Vázquez tuvo intención de comenzar a negociar, pero se quedó sin sostén político", dijo a IPS Gustavo Rebollier, de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, tras un plenario el lunes en el que participaron más de 4.000 vecinos y hablaron 28 oradores.
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La Asamblea decidió mantener interrumpidos dos de los tres pasos binacionales: el puente internacional Fray Bentos-Puerto Unzué, cortado hace casi 40 días, y el de Paysandú-Colón, aguas arriba, a pesar de lo acordado por Kirchner y Vázquez el sábado en Chile, adonde viajaron para asistir a la asunción de la presidenta Michelle Bachelet.

Tras un encuentro muy breve, cuyo contenido había sido concertado previamente, Vázquez y Kirchner pidieron "un gesto" a quienes cortan los pasos internacionales y a las empresas Botnia, de Finlandia, y ENCE, de España, que construyen las fábricas.

Esos gestos, que deberían materializarse más o menos simultáneamente, son el cese de los piquetes en las rutas y la suspensión de las obras, por un máximo de 90 días, para dar espacio a un estudio de impacto ambiental independiente. Ambas son condiciones recíprocas que los mandatarios reconocen como necesarias para habilitar una negociación.

Pero para levantar la medida de fuerza, los vecinos de Gualeguaychú piden más garantías: el compromiso de paralización de las obras, que se impida el tránsito de camiones con materiales de construcción hacia las plantas y un amplio estudio ambiental con resultado obligatorio a cargo de una entidad internacional independiente.

"Estamos más confundidos que el viernes", dijo Rebollier aludiendo a la víspera de la cumbre Kirchner-Vázquez.

El pedido de Vázquez de suspensión de las obras fue mal recibido en su país, cuestionado por los partidos de oposición y hasta por los sindicatos que temen por la suerte de unos 1.800 operarios que están construyendo las plantas.

De visita oficial en Bolivia, Vázquez dijo el lunes que con Kirchner "no hubo negociación sino diálogo" y advirtió que para negociar "se debe levantar el corte" de las rutas. Además, aclaró que su gobierno "no va a parar la construcción de las plantas de celulosa" pues "legalmente no lo puede hacer" y esa eventual decisión corresponde a las empresas.

En Argentina este cambio causó una relativa sorpresa. Pero, además, según una versión no desmentida del diario argentino Página 12 de este martes, Kirchner protestó por la ratificación del corte de ruta.

"¿Qué más quieren del gobierno argentino? Hicimos todo lo posible para que se abriera una instancia de diálogo ¿Qué más podemos hacer?", dijo un alto funcionario de la casa de gobierno.

Las empresas también se muestran renuentes. IPS no pudo comunicarse con el portavoz de Botnia en Uruguay, Carlos Faroppa. Pero la firma finlandesa informó que "no recibió ningún pedido del gobierno" uruguayo y que si lo recibía analizaría la solicitud. ENCE (Empresa Nacional de Celulosa de España) divulgó una posición similar.

El compás de espera se mantiene. "La apelación que hicieron los presidentes el sábado fue muy clara y creo que sigue vigente. Yo quisiera que fuera escuchada por las personas a las que fue dirigida: las empresas y los ambientalistas", dijo este martes el canciller argentino Jorge Taiana.

Botnia y ENCE construyen dos grandes fábricas de pulpa de papel en sendas zonas francas adjudicadas por Montevideo frente al río Uruguay. El proyecto de ENCE incluye una terminal portuaria privada.

La ciudad turística de Gualeguaychú se encuentra sobre el río del mismo nombre, a 25 kilómetros de distancia de los emplazamientos industriales, en línea recta hacia el oeste, a través del Uruguay.

Rebollier explicó que en la asamblea del lunes, a la vera del corte de camino, hubo tres posiciones y prevaleció la más inflexible: mantener el corte hasta tener garantías de la paralización total de las obras y mientras se realiza un estudio de impacto ambiental de expertos independientes.

En esta corriente, hay un sector "más moderado" que propone suspender el corte por 24 o 48 horas, al costado de la ruta, a la espera de un gesto de las empresas que conforme a Argentina. Mientras, otros vecinos creen que ya se obtuvo el compromiso de los presidentes y que hay que volver a casa. "Son los menos", aseguró Rebollier.

La tregua de 90 días encendió una llama de esperanza, pero con cautela. "El año pasado se creó una comisión binacional de expertos que analizaría el problema por 180 días y cuyo dictamen no sería vinculante. Al día 181 lo único que teníamos era la chimenea de Botnia de 120 metros de alto", ironizó.

"En los últimos 10 años, Gualeguaychú trabajó mucho para sanear el río Uruguay, recuperar sus arenas, tratar los efluentes y definir un perfil turístico de la ciudad, que recibe cerca de 35.000 visitas sólo para el carnaval. ¿Se imagina usted a los turistas viendo pasar las comparsas con olor a huevo podrido?", inquirió.

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