Cuando los presidentes Vicente Fox, de México, y George W. Bush, de Estados Unidos, se reunieron en 2001 prometieron avanzar junto a Canadá en la creación de una comunidad económica de América del Norte. Pero no cumplieron. Este viernes repitieron la oferta.
Los gobiernos de la región avanzarán en su "Alianza para la Prosperidad y Seguridad de América del Norte", declaró Fox, quien dejará el cargo en diciembre, al finalizar la reunión de dos días con Bush y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, iniciada el jueves en el sudoriental balneario mexicano de Cancún.
Se trata de un instrumento declarativo que promete marcar avances concertados en competitividad económica, tecnología, educación, construcción de infraestructura y definición de estándares comunes en promoción de empleo, administración de justicia y seguridad fronteriza.
Bush se comprometió a seguir esa ruta y dijo que la justicia social en la región se alcanzará de la mano del libre comercio. Además, y siguiendo el guión que marca su gestión, declaró que los tres países vecinos deben "trabajar duro para lograr unas fronteras más seguras".
Canadá, Estados Unidos y México forman desde 1994 el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Al comenzar su mandato en diciembre de 2000, Fox había propuesto a Estados Unidos diseñar un plan de apertura de fronteras a largo plazo y definir una emigración ordenada, uno de los problemas más espinosos entre ambos países.
Luego, al recibir a Bush en febrero de 2001, hablaron de un plan comunitario de "prosperidad compartida", que observadores identificaron como un modelo de integración similar al que lleva adelante la Unión Europa, donde existe una moneda común, fronteras abiertas e instancias de administración de justicia y comercio comunes.
En esa oportunidad, los mandatarios expresaron además su apoyo pleno al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que debía entrar en vigor en 2005.
Pero el ALCA no prosperó y tampoco cambió el talante del modelo de integración comercial del TLCAN. Además, en los últimos seis años, la relación de México con Estados Unidos, su principal socio comercial, pasó por momentos de distanciamientos agudos.
Los vínculos entre ambos países se enfriaron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y la guerra que ese país lanzó contra Iraq en marzo de 2003, y que México no apoyó.
En la cita finalizada este viernes, Fox y Bush volvieron a intercambiar elogios y reiteraron, junto a Harper, que la integración regional debe ir más allá del TLCAN, hasta el puerto de la Alianza para la Prosperidad y Seguridad de América del Norte.
La próxima cita de los presidentes de los tres países de América del Norte será el año próximo, ya cuando Fox no esté en el gobierno.
Las encuestas que miden las preferencias ciudadanas con vistas a las elecciones presidenciales, que se realizarán el 2 de julio en México, indican que hay altas probabilidades de que gane el candidato izquierdista Andrés López Obrador, quien propone rever el TLCAN aduciendo que no beneficia a su país.
"Fox está de salida y su potencial sucesor ofrece renegociar el TLCAN, mientras Bush está desacreditado y Harper no parece tener ningún entusiasmo integrador. En resumen, las promesas de una integración comunitaria difícilmente aterrizarán", dijo a IPS el experto en política internacional Tomás Vergara.
En el último tramo de su gestión, el mandatario mexicano tiene sus esperanzas fincadas en lograr que Estados Unidos reforme sus leyes migratorias, para mejorar la situación de miles de connacionales residentes sin documentos en el vecino país del norte, pero quizá tampoco eso consiga, sostuvo este analista.
El lunes, el comité de Asuntos Judiciales del Senado estadounidense, aprobó una iniciativa que incluye vías para legalizar a más de 10 millones de inmigrantes indocumentados, la no criminalización de estas personas y planes de ingreso temporal para unos 400.000 trabajadores extranjeros cada año.
La sanción de este proyecto, que comenzó a tratarse el martes en sesión plenaria de la cámara alta, surgió tras multitudinarias movilizaciones de inmigrantes, las mayores de su tipo en la historia de Estados Unidos y además en varias ciudades.
El gobierno de México se montó en la ola de debates sobre el tema y proclamó que es gracias a su insistencia y sus propuestas que finalmente podría darse la reforma.
Sin embargo, el camino es aún largo y sinuoso para alcanzarla. Las iniciativas deben aún sortear los debates del Senado en pleno y conciliarse con una propuesta de reforma migratoria en sentido opuesto resuelta en diciembre en la Cámara de Representantes, que incluye la ampliación del muro en la frontera con México.
Los legisladores estadounidenses debaten el tema y varios de ellos advirtieron que difícilmente se aprobaría una reforma de amplio alcance y de beneficio pleno para quienes llegaron sin documentos a su país.
Desde México provienen la mayoría de los 40 millones de inmigrantes latinoamericanos que viven en Estados Unidos con o sin los documentos requeridos.
Entre 1993 y 2005, cerca de 3.800 mexicanos murieron en su intento de establecerse en Estados Unidos, al intentar burlar los rigurosos los controles fronterizos. (