La oposición política venezolana aparece en estado catatónico ante las elecciones de diciembre, aunque cinco precandidatos se aprestan a disputarle la presidencia a Hugo Chávez, quien sí ya está en campaña en busca de repetir el mandato sexenal.
De derrota en derrota desde el frustrado golpe de Estado de abril de 2002, los partidos opositores vieron impotentes como los seguidores de Chávez se adueñaban en las urnas de más de 90 por ciento de las gobernaciones regionales, alcaldías y consejos locales, además de dejarles los 167 asientos de la Asamblea Nacional (parlamento) tras su retiro de las elecciones de diciembre pasado.
Sin embargo, grupos y analistas de oposición hilan datos sobre merma en el apoyo popular a Chávez, después que en esos comicios parlamentarios la abstención llegó al récord de 75 por ciento de los ciudadanos habilitados para concurrir a las urnas.
También palpan el descontento por la persistencia de problemas como la inseguridad, el alto desempleo, el déficit en la recolección de residuos urbanos, el deterioro de la infraestructura del país (la autopista entre Caracas y su aeropuerto y puerto está cerrada desde hace semanas), el acoso a la propiedad privada y aún por la identificación de Chávez con el gobierno cubano.
Cincuenta y cinco por ciento de los venezolanos consultados "están abiertos a apoyar alguna alternativa distinta a la de Chávez", dijo a corresponsales Luis León, director de la firma encuestadora Datanálisis, con base en un sondeo realizado el último diciembre.
El restante 45 por ciento declara que es posible votar por Chávez. En este universo de encuestados, 41 por ciento se define como chavista, otro 53 por ciento manifiesta confianza en el mandatario y 40 por ciento no, mientras que 60 por ciento cree que la situación general del país es positiva frente a 36 por ciento que la considera negativa.
"El gobierno se erosiona", dijo a IPS el analista político opositor Manuel Felipe Sierra. "Chávez es un fenómeno de comunicación directa, que se entiende con el pueblo más allá de partidos e instituciones, pero ese lazo simbólico se debilita", afirmó..
Ese deterioro obedecería "a sus promesas sobredimensionadas versus el desgaste en cascada de su gestión de gobierno, y a la copia de formas de organización social de tipo militar que tiene el régimen cubano y que despiertan una resistencia muy fuerte en la cultura democrática de los venezolanos", sostuvo Sierra.
En los primeros días de este mes, Chávez visitó Cuba, se enfrentó airadamente al gobierno estadounidense de George W. Bush, firmó medidas como el aumento del salario mínimo al equivalente de 188 dólares mensuales a 216 dólares, ordenó ayudas para 200.000 madres, redujo impuestos y dispuso equipar hospitales con un costo de más de 400 millones de dólares.
Venezuela tiene en los últimos tiempos ingresos petroleros y niveles de gasto público récord, con un producto interno bruto que, tras caer 28 por ciento en 2002 y 2003, creció 17 por ciento en 2004 y nueve por ciento en 2005, mientras se proyecta un crecimiento superior a cinco por ciento este año.
Unos 200.000 chavistas llegados de todo el país marcharon el 4 de este mes por las calles de Caracas, en simultáneo a una movilización de unos 10.000 opositores en el día aniversario del alzamiento militar de 1992 encabezada por el actual presidente cuando era un oficial en actividad.
En el mitin del oficialismo que cerró el desfile, Chávez habló largamente de su plan de reelección, en una suerte de campaña anticipada con miras a los comicios presidenciales del 3 de diciembre.
En tanto, en la acera política de enfrente todavía no se definen fuerzas, alianzas, programas ni métodos para erigir una alternativa. Ni siquiera se ha decidido si se participará o no en las elecciones presidenciales de diciembre.
Empero, algunas candidaturas comienzan a aparecer en el horizonte. La primera, lanzada hace seis meses, es la de Julio Borges, un joven abogado que dirige el pequeño partido de centroderecha Primero Justicia, cuya base de apoyo son dos municipios del área metropolitana de Caracas, donde la mayoría de la población es de clase media.
También el ex reportero William Ojeda, del minúsculo grupo Un Solo Pueblo, y Roberto Smith, un gerente del área de telecomunicaciones que espera caminar 10.000 kilómetros para convencer a sus compatriotas de apoyarlo para convertir a Venezuela en "un país del primer mundo".
Los dos nombres más voceados por terceros, sin embargo, son los de veteranos políticos que mantienen veladas sus aspiraciones. Uno es Teodoro Petkoff, durante décadas uno de los jefes e ideólogos de los socialistas venezolanos y quien se refugia en su condición de director de un diario —Tal Cual— cuando se le inquiere por sus aspiraciones.
Otro es Manuel Rosales, un socialdemócrata independiente que gobierna el occidental estado de Zulia, fronterizo de Colombia y rico en petróleo, además de ser el más poblado del país.
"Entre todos (los candidatos señalados) no suman seis por ciento de intención de voto en las encuestas", precisó Henry Ramos, secretario general del partido socialdemócrata Acción Democrática, el principal de oposición y que gobernó el país en seis periodos desde la caída en 1958 de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, intercalando con el socialcristiano Copei.
Primero Justicia propuso celebrar elecciones primarias de la oposición en abril, utilizando como base la lista de 3,4 millones de personas que solicitaron en 2004 el referendo sobre el mandato presidencial de Chávez.
Ese referendo constitucional fue ganado por Chávez con 5,8 millones de votos, contra cuatro millones.
Petkoff es de la opinión de que, sea quien sea el candidato, éste resulte escogido por un acuerdo que refleje la madurez política de la oposición. Pone como ejemplo de su propuesta el camino de la Concertación por la Democracia en Chile, que gobierna ese país desde la recuperación democrática en 1990 gracias a un candidato de consenso en los partidos miembros.
Pero en la oposición son fuertes las voces de columnistas y activistas radicales que exigen antes de decidir candidaturas primero reglas de juego transparentes desde los poderes del Estado, como la supresión del voto automatizado (por sistema de computación) y autoridades electorales que les resulten confiables antes de decidirse a concurrir a nuevos comicios.
El parlamento, enteramente dominado por el oficialismo, debe renovar el rector Consejo Nacional Electoral en los próximos meses. La vicepresidenta de este cuerpo, Desirée Santos, ya adelantó que no se dejarán "presionar" por el reclamo de los opositores.
Mientras la oposición vive esa especie de tormenta de ideas, Chávez afirma que "el adversario electoral es uno solo: el imperialismo norteamericano (Estados Unidos)", y el fin de semana pasada delineó ante sus seguidores los que considera escenarios opositores.
El primero sería, a su juicio, "con apoyo de encuestas y medios de comunicación, sostener que el candidato opositor llegará al 3 de diciembre técnicamente empatado con Chávez, para entonces acusar fraude cuando los derrotemos y crear inestabilidad".
El segundo consistiría en "avanzar con sus candidatos y, viéndose derrotados, (los opositores repetir lo que hicieron con la elección de la Asamblea Nacional el pasado 4 de diciembre y retirarse, denunciando que hay trampa y jugando a la abstención", agregó el mandatario.
La manera de derrotar esas "maniobras del imperio", según Chávez, es consolidar una votación masiva, y ya sus seguidores muestran afiches y camisetas con la inscripción "10 millones de votos", que su líder ha pedido.
Venezuela, con 26,8 millones de habitantes según el gubernamental Instituto de Estadística, tiene un padrón de 14,4 millones de habilitados para votar, y el Consejo Electoral espera incorporar otros dos millones de ciudadanos en los próximos meses.
Curiosamente, Smith también dijo a IPS que su objetivo es conquistar 10 millones de votos, pues, agregó apelando a una metáfora deportiva, "la única manera de ganar cuando tienes al árbitro en contra es metiendo muchos goles".
