Tras haber alcanzado a velocidad de un fenómeno el primer lugar en las encuestas de intención de voto para la presidencia de Perú, el candidato nacionalista Ollanta Humala sufre ahora una notoria caída de popularidad debido a la exposición de su pasado como oficial del ejército.
Testimonios de familiares de víctimas de la represión militar acusan a Humala de haber violado los derechos humanos en su actuación como jefe de la base contrainsurgente de Madre Mía, una localidad enclavada en el amazónico valle del Alto Huallaga, en 1992, cuando las columnas armadas de Sendero Luminoso cobraron fuerza al aliarse con traficantes de drogas.
"No he matado a nadie, no he torturado a nadie", dice repetidas veces a la prensa y a sus seguidores en sus mítines en busca del gobierno de Perú en la primera vuelta electoral del 9 de abril.
Pero Humala ha tenido dificultades con la verdad. Parientes de personas torturadas, desparecidas o asesinadas declararon a los medios de comunicación que el ahora candidato a suceder a Alejandro Toledo usó el apelativo de "capitán Carlos" en su actuación en Madre Mía y dicen reconocerlo en las fotografías de la época.
El líder nacionalista primero negó ser el oficial de nombre falso, luego rectificó y dijo que era uno de los cuatro militares que utilizaron ese nombre de guerra y que lo estaban confundiendo. Después afirmó que hubo un violador de los derechos humanos que efectivamente se hacía llamar capitán Carlos, y que él sabía quién era pero que no lo iba a decir.
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Fuentes del despacho de la fiscal superior Luz Ibáñez, que coordina la investigación del Ministerio Público de los casos de violaciones de derechos humanos atribuidos a Humala, informaron a IPS que han comenzado a recolectar los testimonios y que próximamente se desplazarán a la localidad de Madre Mía.
"No sólo se trata del caso de Ollanta Humala, porque en el periodo que actuó en la zona también habían otros tres capitanes Carlos", dijeron.
"Que me denuncien, yo voy a responder a todos los cargos. Que me metan preso si quieren, pero el nacionalismo avanzará", se ha defendido Humala públicamente. "Que me cite el juez, yo me haré presente", añadió, mientras siguen apareciendo testigos. Al menos hay cinco personas que lo señalan de modo directo.
Ollanta Humala Tasso se graduó en 1984 en la Escuela Militar de Chorrillos, quedando en el puesto 59 entre los 150 alumnos. Escogió la especialidad de artillería. Su foja de servicios de 24 años y 10 días de carrera militar no indica qué hizo en 1983. De ese modo no consigna un dato fundamental que él tampoco se molesta en referir.
Entre octubre y noviembre de ese año hizo un curso en la Escuela de las Américas, el famoso centro militar estadounidense donde muchos oficiales latinoamericanos se entrenaron en prácticas de tortura y asesinatos en el marco de la llamada lucha contra el comunismo, con manuales violatorios de derechos humanos básicos.
En la Escuela de las Américas se graduaron, entre otros oficiales del ejército peruano, Vladimiro Montesinos, el ex asesor de inteligencia del presidente Alberto Fujimori (1990-2000), preso y acusado entre otros delitos de ejecuciones extrajudiciales.
También aparecen en esa lista Telmo Hurtado Hurtado, hoy buscado por la justicia y que en 1985 en el poblado andino de Accomarca fusiló y quemó a 69 campesinos, en su mayoría niños, niñas y mujeres, y Santiago Martín Rivas, jefe del grupo paramilitar Colina, que bajo las órdenes de Montesinos y la aprobación de Fujimori secuestró, torturó y asesinó al menos a 35 personas.
La organización School of Americas Watch (SOAW), que hace un seguimiento de los militares de América Latina y el Caribe que se adiestraron en ese centro de Estados Unidos, registra a Humala en el listado de graduados.
Ante multitudinarias concentraciones de sus partidarios en plazas de distintos puntos del país, Humala ha sostenido que las atribuciones de violaciones de los derechos humanos respecto de cuando enfrentó al insurgente Sendero Luminoso, son una campaña de desprestigio para que no gane las elecciones. Además acusa a la prensa de haberse confabulado para destruirle.
Es cierto que ningún canal de televisión y radio de Lima lo apoya o simpatiza con su candidatura, y que casi toda la prensa no oculta su afinidad con la aspirante conservadora Lourdes Flores.
Este militar retirado, de 43 años y originario de Lima, perdió la primacía en las simpatías de los ciudadanos peruanos a manos de Flores, quien recuperó así el puesto que el año pasado había ocupado en las encuestas de intención de votos, manteniendo el tercer lugar el ex presidente Alan García (1985-1990).
Pero la presunta autoría de torturas, secuestros y asesinatos es otra realidad ante la que tiene que responder, sobre todo porque poco o nada ha dicho al respecto.
Humala ha preferido exigir al ministro de Defensa, el ex general del ejército Marciano Rengifo, que "responda a los reclamos de las organizaciones de derechos humanos y a las autoridades" que piden información sobre su actuación en Madre Mía.
"Hay cosas que debe decir el ejército" sobre mis funciones en ese poblado, señaló.
Ya en otras ocasiones el Ministerio de Defensa ha dicho formalmente que sus archivos sobre la guerra antiguerrillera han sido incinerados "por razones de seguridad". Quizás no haya nada sobre el capitán Carlos, u Ollanta Humala.
Otro de los argumentos que esgrime el candidato nacionalista para defenderse es que el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, la entidad que investigó la violencia política desatada entre 1980 y 2000 en Perú, "no consigna mi nombre en ninguna parte".
Es una media verdad.
No aparece en el reporte de la Comisión, efectivamente, Humala como autor de asesinatos y abusos contra civiles durante la guerra contra Sendero Luminoso.
Sin embargo, el ex presidente del cuerpo investigativo Salomón Lerner y dos ex comisionados, Sofía Macher y Carlos Tapia, aclararon que, debido al corto tiempo de indagación, numerosos testimonios quedaron pendientes de documentación en muchos casos. Especialmente los que se recogieron en la selva amazónica donde actuó el capitán Carlos.
Además, en el archivo de casos que la Comisión de la Verdad y Reconciliación no pudo concluir, se encuentra al menos el testimonio de familiares de los esposos Natividad Ávila Rivera y Benigno Sullca Castro, desaparecidos en Madre Mía a manos del capitán Carlos, el 17 de junio de 1992. En esa fecha, Ollanta Humala era el jefe de la base de dicha localidad.
Según el testimonio registrado por la Comisión, al que tuvo acceso IPS, junto a este matrimonio también fue detenido Jorge Sullca Castro, hermano de Benigno, quien logró sobrevivir.
Jorge Sullca Castro apareció en un programa de televisión para afirmar que el capitán Carlos fue el asesino de su hermano y de su cuñada.
Luego, la hermana de Natividad, Teresa Ávila, se sumó a los testimonios para decir directamente a Humala: "Tú eres el capitán Carlos, yo te conozco".
Teresa Ávila sostuvo que en junio de 1992, al enterarse de la detención de su hermana y de su cuñado, fue a la base de Madre Mía y exigió al capitán Carlos, a quien identificó como Ollanta Humala, que liberara a sus familiares.
Pero el oficial se negó, indicó. "Yo fui a suplicarle que los dejara en libertad. Yo lo conozco, se lo digo en la cara", declaró Teresa Ávila quien, en febrero de 2002, testimonió el caso ante la Comisión. En esa época Humala ni se imaginaba que sería candidato a la presidencia.
"Ya he dicho que me pongo a disposición de la justicia y que voy a responder por todo lo que me imputan. Tengo la conciencia tranquila. No he matado a nadie", reitera Humala.
El único capitán Carlos que dirigió la base militar de Madre Mía en 1992, como está documentalmente demostrado, fue Ollanta Humala, el líder nacionalista que tiene que resolver los problemas de su pasado antes de acariciar un futuro de eventual presidente de Perú.