POLÍTICA-BOLIVIA: La primera rebelión llega del aeropuerto

Una huelga por tiempo indeterminado en la aerolínea bandera y una rebelión policial ponen a Evo Morales ante el primer desafío de fuste a sólo 15 días de haber llegado al gobierno de Bolivia, cuyas puertas abre cada día a la cinco de la mañana fiel a su tradición aymara.

Los empresarios temen que Morales se tiente con la intervención y nacionalización de Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), siguiendo sus postulados de campaña, mientras otros buscan una salida negociada al conflicto que este lunes ingresa en su quinto día e implica la suspensión de los vuelos de cabotaje e internacionales, con miles de pasajeros afectados y pérdidas financieras millonarias.

El mandatario boliviano hasta ahora sólo ordenó realizar una auditoría en la empresa aérea de bandera nacional, cuya mitad más una de las acciones están en manos del empresario boliviano Ernesto Asbún y el resto en poder de administradoras de pensiones.

La huelga es impulsada por los pilotos, que denuncian una administración deficiente de LAB, vendida en 1996 por el primer gobierno del derechista Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003) por cinco millones de dólares a la firma brasileña VASP, propiedad de Wagner y Ulisses Canhedo, para pasar a fines de 2001 a Asbún.

Investigaciones periodísticas aseguran que en la administración de los Canhedo, padre e hijo, se hicieron de depósitos a plazo fijo por 11 millones de dólares, vendieron acciones de la firma subsidiaria de reserva y venta de pasajes (SITA) por 19 millones y repuestos por 123 millones, al margen de otras operaciones que superan por lejos los cinco millones de dólares pagados originalmente al Estado boliviano.
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Ahora, los pilotos aseguran que la empresa tiene un patrimonio de apenas 200.000 dólares cuando debería ascender a 90 millones de dólares.

Pero lo más significativo es que estas acusaciones afectan al flamante ministro de la Defensa, Walker San Miguel, quien se desempeñó como director secretario de la aerolínea antes de ingresar al gabinete del presidente Morales.

En medio, los pilotos señalaron el presunto interés de LAB de vender tres aeronaves a la Fuerza Aérea, dependiente precisamente del Ministerio de la Defensa, por un valor de 12 millones de dólares, mientras que el valor de mercado es de sólo dos millones de dólares.

Tras tomar conocimiento de esta denuncia, el portavoz del gobierno, Alex Contreras, informó que Morales estudia detenidamente el asunto y no descarta un cambio en el despacho de la Defensa en caso de que no se clarifique la situación.

A todo esto, Morales comienza su tercer semana de mandato con el logro de haber disminuido la tensión provocada por un grupo de policías encargado de la seguridad de instituciones gubernamentales y empresas privadas.

Con argumentos sobre la existencia de corrupción en los mandos policiales, los efectivos se movilizaron en un acto de rebeldía acentuado por el intento de suicidio de uno de sus integrantes, aparentemente por presiones de sus superiores.

Los ánimos se calmaron con la promesa gubernamental de auditar la administración de recursos a cargo de jefes policiales e incorporarlos en el escalafón del cual estaban excluidos.

El líder indígena del izquierdista Movimiento al Socialismo llegó a la presidencia de Bolivia con un inédito respaldo de 53,7 por ciento de los votos, que significa más de un millón de adhesiones, y con la promesa de eliminar la corrupción en la repartición pública entre sus planteamientos centrales de su propuesta de gobierno.

Su primera acción de gobierno fue separar del mando de las Fuerzas Armadas a 24 oficiales, quienes debieron dejar el servicio activo, tras cargar con denuncias sobre su presunta participación en el escándalo de la destrucción de 28 misiles encargada a técnicos estadounidenses.

Al transcurrir los primeros días del mandato constitucional de Morales, el sociólogo y director del Centro para el Desarrollo del Campesinado de El Alto (Cipca), Carlos Laruta, comentó a IPS que en este tiempo existen "miradas benévolas desde todos los sectores en un periodo de gracia donde no se miran los desajustes con la esperanza de un cambio gradual".

"A medida que los cambios se presenten, ese periodo de gracia puede convertirse en un apoyo más sólido o aparecer las primeras protestas y reclamos por el tamaño de la esperanza que es muy grande y exige respuestas de esa magnitud", apuntó.

Una señal externa del cambio de orientación gubernamental en Bolivia se tradujo en la caída del valor de las acciones de la firma petrolera española Repsol YPF, como consecuencia de la puesta en funciones del periodista Andrés Soliz Rada como ministro de Hidrocarburos, un activista en defensa de la nacionalización de ese recurso energético.

Soliz Rada tiene en su haber de denuncias en los últimos tiempos la de que Repsol YPF había registrado como propias en los mercados bursátiles las reservas de gas natural del Estado boliviano que tiene en concesión.

La presencia de Soliz Rada en el gabinete ministerial obligó a la compañía a modificar ese registro.

"Aún no creo que soy el presidente", dice el ex sindicalista de los cultivadores de la ancestral hoja de coca sin perder su gesto humilde y un estilo de vestir informal que concentra la atención de la prensa internacional. Morales admite desconocer los estilos y el protocolo del cargo que ejerce.

Lejanos están los recuerdos de su adolescencia cuando llegó a La Paz, junto a una delegación estudiantil de la ciudad minera de Oruro, y debió sortear múltiples y engorrosos trámites para ser recibido por el entonces presidente Hugo Banzer (1997-2000), hoy fallecido y quien había encabezado una dictadura militar de 1971 a 1978.

"Cuando sea presidente no será difícil que me encuentren", dijo Morales es vez a sus compañeros de curso, quienes ahora recuerdan esa anécdota con regocijo.

El Congreso legislativo extendió el viernes todas las facultades necesarias al presidente para reformar el aparato estatal, dejar el gabinete con 16 carteras y crear delegaciones presidenciales que respondan al interés de acercar el gobierno a los 9,2 millones de bolivianos.

En interpretación del sociólogo y docente universitario Joaquín Saravia, las primeras acciones de reforma estatal muestran una tendencia a "inaugurar una nueva narrativa histórica con un centralismo en la cultura aymara, avivando un modelo que cuestionaron en la etapa electoral".

Esta forma de gobernar despertó reacciones en los departamentos de Santa Cruz, en el oeste y el de economía más dinámica del país, y Tarija, la rica región meridional en hidrocarburos. La falta de sustento y eficacia podría conducir a una concepción teórica cuando la gente quiere resultados con impacto inmediato, comentó Saravia a IPS.

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