Luego de una semana de conteo de votos, acusaciones de fraude, tensas discusiones políticas y protestas callejeras, Haití declaró oficialmente a René Préval como su nuevo presidente.
El Consejo Electoral Provisorio (CEP) reconoció la victoria del ex mandatario en la mañana del jueves, para sorpresa de varios observadores internacionales que esperaban al menos una semana más de investigaciones y un recuento de los sufragios.
Cuando corrió el rumor de que el CEP haría el anuncio, en la noche del miércoles, los haitianos encendieron sus radios y televisores para escuchar las últimas noticias. A primeras horas del día siguiente, los simpatizantes de Préval salieron a festejar, cantando y bailando frente al Palacio Nacional (casa de gobierno), en Puerto Príncipe.
Préval, un agrónomo que pasa la mayor parte de su tiempo en la pequeña localidad septentrional de Marmelade, ya había ocupado el cargo de presidente entre 1996 y 2001, entre los dos gobiernos de quien fue su correligionario, Jean Bertrand Aristide (1991-1996 y 2001-2004). En su juventud estuvo exiliado y se opuso a la dictadura de Jean-Claude Duvalier (1971-1986).
Desde que Aristide fue derrocado hace dos años, un gobierno provisional y tropas extranjeras intentan mantener el orden. Los partidarios de Aristide, en su mayor parte de las zonas más pobres de Puerto Príncipe, exigen el regreso de su líder desde su exilio.
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Pero para muchos que habían prometido boicotear las elecciones del 7 de este mes en protesta por la expulsión de Aristide, Préval se transformó en una nueva esperanza.
Cientos de ex funcionarios, despedidos tras la salida de Aristide, confían ahora en que Préval les dará empleos, mejorará la infraestructura del país y logrará la paz.
El presidente electo, que deberá asumir el 29 de marzo, no hizo ninguna declaración ni aparición pública el día que fue declarado vencedor.
"Nosotros no dormimos. Nadie pudo dormir anoche. Todos fuimos al teléfono y hablamos mucho. Todos sentimos alegría porque esto era lo que queríamos. Creo que todo cambiará con Préval", dijo Marie Suez, de 30 años, una simpatizante del presidente electo que participó de las celebraciones frente a la casa de gobierno.
Las elecciones, elogiadas por observadores internacionales por su alta participación y ausencia de violencia organizada, aunque teñida por algunas muertes en incidentes, fueron seguidas por un lento conteo de votos que despertó dudas y temores.
La población haitiana mostró una enorme paciencia en todo el proceso electoral, en el que se postergó cuatro veces la fecha de la votación y se registraron problemas de inscripción de votantes.
Los primeros resultados parciales divulgados por el CEP daban a Préval más de 61 por ciento de los sufragios, seguido de lejos por el democristiano y también ex presidente Leslie Manigat —depuesto el mismo año en que asumió, 1988—, con apenas 13,4 por ciento, y el resto de los 33 candidatos presidenciales.
Pero cuando avanzó el conteo, Préval cayó a 50 por ciento, lo que molestó a sus partidarios, quienes el lunes paralizaron Puerto Príncipe con varios cortes de calles.
La Constitución de Haití establece que un candidato a presidente debe recibir más de 50 por ciento de los votos para evitar una segunda ronda. Hasta ahora nunca hubo necesidad de balotaje en Haití.
Los últimos resultados, con 90 por ciento de las urnas escrutadas, daban a Préval 48,76 por ciento de los sufragios. Esta caída se debió al conteo de un alto número de votos en blanco. Los partidarios de Préval denunciaron fraude, arguyendo que era absurdo que los votantes sortearan tantas dificultades para sufragar en blanco.
El martes, autoridades electorales, de gobierno y diplomáticos extranjeros en Puerto Príncipe coincidieron en que se debía buscar una salida a la tensión política, y en que ésta pasaba por el mismo Préval. Entonces, el ex presidente fue convocado. Un helicóptero de la misión de la Organización de las Naciones Unidas lo llevó desde su casa en Marmelade hasta el Palacio de Gobierno.
La solución fue permitir a Préval impugnar las elecciones antes de que el CEP anunciara los resultados finales (contrariamente a lo que establece la ley) y crear una comisión para investigar el supuesto fraude.
De esta forma, los resultados finales no serían divulgados hasta que la comisión terminara su trabajo. Por su parte, Préval, se comprometía a llamar a la calma a sus simpatizantes.
Esa noche, el país esperaba ansioso su discurso, pero el ex presidente decidió guardar silencio.
Finalmente, el miércoles, Préval convocó una conferencia de prensa en la que aseguró tener sólidas pruebas de un fraude masivo en los comicios, y llamó a sus partidarios a seguir protestando, pero sin bloquear el tránsito. Los cortes de carreteras fueron suspendidos de inmediato.
Pero esa noche, la situación se agravó. Los habitantes del principal baluarte de Préval, el populoso asentamiento capitalino de Cite Soleil denunciaron haber descubierto miles de papeletas de votos a favor de su candidato y urnas abandonadas cerca de un depósito de basura.
Las imágenes de las papeletas en la basura, difundidas por televisión, desencadenaron la indignación de muchos haitianos, que decidieron retomar las protestas y amenazaron con incendiar el edificio del CEP.
Observadores internacionales consideraron probable que las papeletas fueron descartadas por las autoridades electorales y luego marcadas a favor de Préval por los propios simpatizantes que las descubrieron en el vertedero. Esto agravó aun más la ira popular.
Uno de los candidatos presidenciales, Charles Poisset Romain, quien se ubicaba en el puesto 29 según los últimos resultados, también expresó indignación por lo ocurrido y respaldó la denuncia de fraude, mientras el postulante Chavannes Jeune, en el cuarto lugar, llamó a las autoridades electorales a declarar ganador a Préval.
Pero Manigat se mantuvo firme e insistió en que se debía cumplir la ley. El candidato afirmó que acceder a las protestas populares significaba darle valor a la violencia y resolver las elecciones en las calles.
Sin embargo, ocho de los nueve miembros del CEP concluyeron que el alto número de votos en blanco había distorsionado los resultados electorales, y por tanto decidieron no considerarlos como válidos, reduciendo así el número total de sufragios.
De esta manera, Préval ganó con 51,15 por ciento de los votos, sin necesidad de segunda vuelta.
Después de ocho días de tensión y manifestaciones en todo el país, incluso aquellos que habían votado en contra de Préval estaban felices de una salida a la crisis.
"Voté a Manigat porque es un gran intelectual. No estoy feliz de que haya ganado Préval, pero por el momento es una solución correcta, pues de otra manera habríamos caído en un caos completo", sostuvo Moise Falanga, un estudiante de Puerto Príncipe…