El boicot en el mundo islámico a los productos de Dinamarca, impuesto tras la publicación en un periódico de ese país de caricaturas del profeta Mahoma, resultó enormemente exitoso, según informes de mercado.
Medidas similares anteriores contra productos procedentes de Estados Unidos, proclamados a voces en el periodo previo a la invasión liderada por ese país a Iraq en marzo de 2003, no habían sido efectivos.
"Como está motivado por la religión, tiene mucho más impulso que boicots populares anteriores", dijo a IPS Khaled Sewelam, un analista económico de El Cairo. "Las personas se lo están tomando muy en serio".
"Esto no tiene que ver con la política, sino con la religión", dijo Marwa al-Ashkar, un residente de El Cairo de 30 años que dejó de comprar productos daneses, entre ellos la crema de chocolate Nutella, su favorita. "Se puede criticar cualquier cosa, pero no se puede insultar las creencias de alguien", afirmó.
La disputa comenzó en septiembre, cuando 12 caricaturas de Mahoma aparecieron en el periódico danés Jyllands-Posten. Una de ellas lo retrataba usando un turbante con forma de bomba.
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El diario había solicitado el trabajo a los dibujantes luego que un escritor danés se quejó por la falta de ilustradores para un libro suyo sobre la vida de Mahoma. Todos, según el autor, habían rechazado el encargo por temor a represalias.
Jyllands-Posten aseguró haber tomado esa decisión editorial como mecanismo de defensa de "la democracia secular y la libertad de expresión". Doce dibujantes accedieron al llamado.
Los dibujos fueron vueltos a publicar en enero en diarios de Alemania, Austria, España, Francia, Italia, Suiza y otros países europeos, cuyos editores, al hacerlo, también citaron un compromiso con la libertad de prensa.
Esto provocó una ola de manifestaciones violentas en el mundo árabe y musulmán, incluidos ataques contra representaciones diplomáticas europeas en Siria y Líbano.
Las reacciones oficiales fueron variadas. Libia cerró su embajada en Dinamarca en enero, mientras que Arabia Saudita retiró a su embajador en Copenhague. Desde entonces, Dinamarca ha cerrado sus oficinas diplomáticas en Indonesia, Irán y Siria.
Egipto, un peso pesado regional, "siguió una estrategia de diplomacia tranquila", dijo a IPS Muhammad Shaaban, consejero del ministro de Relaciones Exteriores. "El Cairo formuló calmos llamados para que Copenhague se disculpara desde que los dibujos fueron publicados por primera vez".
Shaaban dijo que el canciller Ahmed Aboul-Gheit escribió cartas de protesta a varias organizaciones multilaterales en octubre, incluyendo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aboul-Gheit también le escribió al primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, quien se negó a mantener una reunión sobre el tema.
"El gobierno de Dinamarca se mantuvo firme en su insistencia de no emitir una disculpa oficial", dijo Shaaban.
Sin embargo, donde la diplomacia fracasó, un popular boicot a los productos daneses demostró ser potente. Proclamada primero en Arabia Saudita a fines de enero, la campaña para el boicot se expandió rápidamente a otros varios países musulmanes, incluyendo Egipto.
"Estamos enviando a todas las personas que conocemos correos electrónicos con los nombres de marcas danesas", dijo Al-Ashkar. "Y si otros periódicos europeos (publican materiales considerados una afrenta para el Islam) estaremos prontos para boicotear cada producto europeo en el mercado".
En medio de una lluvia de correos electrónicos masivos y mensajes de texto urgiendo a los musulmanes a unirse al embargo, varias cadenas locales de supermercados retiraron los productos daneses de sus góndolas.
Además, "devolvimos muchos (de esos productos) a los proveedores", dijo Sameh Fouad, gerente de la sucursal El Cairo de la gran cadena de supermercados Metro. "Hemos tenido una reacción positiva de parte de los clientes, que por sí mismos se cuidan mucho de evitar comprar productos daneses", apuntó.
Sewelam dijo que el actual embargo promete ser más efectivo que boicots anteriores de bienes y servicios estadounidenses, que potencialmente habían amenazado a muchos puestos laborales egipcios. "Nadie puede alegar que esta medida afectará al empleo local", dijo Sewelam.
Shaaban señaló que fue la presión de las empresas danesas que operan en la región, "que vieron que todo aquello por lo que habían trabajado estaba en riesgo de derrumbarse", lo que el 30 de enero resultó en una suerte de disculpa de Carsten Juste, editor en jefe del Jyllands-Posten y responsable por la publicación inicial de las caricaturas.
Juste expresó el deseo del diario de "que varios grupos étnicos deberían vivir en paz y armonía entre sí y que los debates y desacuerdos deberían tener lugar en una atmósfera de mutuo respeto".
Rasmussen dijo en una entrevista que era demasiado temprano para evaluar los efectos económicos del boicot. "Algunas empresas danesas que comercian con países árabes pueden sufrir", dijo en una entrevista publicada en la edición del 9 de febrero del semanario gubernamental Al-Ahram. "No sabemos si esto será una pérdida a largo o mediano plazo".
El periódico panárabe Asharq al-Awsat informó el 12 de febrero que, a causa del boicot, la empresa danesa Arla Foods, uno de los mayores proveedores de productos lácteos de Europa, estaba perdiendo 1,6 millones de dólares por día. Los productos lácteos representan alrededor de un cuarto de las exportaciones de Dinamarca.
"Las mayores pérdidas de Dinamarca se sentirán en Arabia Saudita, que es un gran importador de manteca danesa", dijo Sewelam. "Pero también se sentirán en Egipto, donde los comercios más importantes han eliminado los productos daneses. Dado el enojo reinante, probablemente sería peligroso almacenar mercaderías de origen danés", indicó.
Shaaban sostuvo que el boicot efectivamente "sacó (el asunto) de manos del gobierno" y lo convirtió en un tema popular. "El boicot nunca fue aprobado por ningún gobierno".
Shaaban agregó que, mientras El Cairo todavía tenía que recibir una disculpa oficial de Copenhague, ahora el tema estaba más allá de la mera diplomacia.
"Una disculpa oportuna por parte de Dinamarca hubiera distendido la situación fácilmente", dijo. "Pero ahora se fue de las manos, porque las personas —no los gobiernos— son quienes están haciendo las demandas", comentó.