El intercambio económico crece de manera vertiginosa entre China y Cuba, como expresión más visible de una estrecha relación que parece haber superado antiguos desencuentros y pasa por sus mejores momentos.
El ascenso se acrecentó a partir de la visita a La Habana del presidente chino Hu Jintao, en noviembre de 2004, quien se hizo acompañar de una delegación de 200 empresarios e inversionistas ávidos de negocios para engordar la pujante economía china.
En sólo un año, de octubre de 2004 al mismo mes de 2005, el comercio bilateral pasó de 551 millones de dólares a 775,3 millones de dólares, lo cual movió al gigante país asiático del cuarto al segundo lugar entre los socios comerciales de Cuba.
El primero sigue siendo Venezuela, que asegura a Cuba unos 90.000 barriles diarios de petróleo, en favorables condiciones de pago.
Con perspectivas de elevar rápidamente las transacciones comerciales a los 1.000 millones de dólares, expertos de comercio exterior cubano califican a Beijing como "el ente más dinámico" en la economía de este país caribeño.
Para analistas, Cuba ve en China "un socio confiable, estable y que no pone condiciones políticas" en los negocios, en un contexto internacional adverso, marcado por relaciones tensas con la Unión Europea y el incremento del bloqueo estadounidense vigente desde hace más de cuatro décadas.
"Es un apoyo importante para salir de la crisis económica que comenzó en la década pasada, tras la desaparición del campo socialista de Europa del este y la desintegración de la Unión Soviética, pero también resulta decisivo para impulsar la vuelta a la centralización económica", dijo a IPS un investigador que no quiso dar su nombre.
En 2005, el gobierno de Fidel Castro dio los últimos puntillazos a reformas que, aunque tímidas, contribuyeron a mantener a flote la economía tras perder sus relaciones de privilegio con Moscú en los años 90, con una serie de medidas para recuperar el control estatal de las finanzas y demás sectores estratégicos.
"Nuestras relaciones se realizan sobre la base de intereses mutuos, con apego a la paz, y en los ámbitos de la cooperación y la integración", indicó Castro al recibir el 16 de este mes un nuevo lote de autobuses de fabricación china destinados a mejorar el transporte colectivo interurbano.
Castro anunció que se negocia la adquisición de unos 8. 000 vehículos de ese tipo con el alcalde de la ciudad china de Zhengzhou, en la oriental provincia de Henan, donde está enclavada la fábrica Yutong. Las compras en este sector abarcan también locomotoras y vagones de ferrocarril.
Las exportaciones chinas a Cuba incluyen electrodomésticos, maquinaria para la fabricación de bicicletas y equipos para la modernización de las telecomunicaciones del país, entre otros bienes, a un costo de 200 millones de dólares.
A su vez, La Habana vende azúcar, níquel, tabaco, el raticida Biorat, el fármaco interferón, equipos médicos de alta tecnología, vacunas y mariscos. Ambas naciones cuentan hasta el momento con unas diez asociaciones económicas, según el Ministerio para la Cooperación y la Inversión Extranjera.
Fuentes oficiales aseguraron a IPS que el país asiático extendió un crédito de cobertura de 400 millones de dólares para las exportaciones de infraestructura y desarrollo.
Las negociaciones entre los dos países se basan en ventajas mutuas. Beijing hace un deslinde entre vínculos políticos y negocios, a tenor con su economía de mercado, por lo que exige garantías y el cumplimiento riguroso de los compromisos contractuales.
Al respecto, Castro ha descartado cualquier posible incumplimiento en el pago de las deudas contraídas, no sólo con China, sino con otros países.
Según sus previsiones, este país podrá saldar sus cuentas gracias a su "creciente desarrollo" y los ahorros en energía que espera obtener mediante un plan masivo de control en el consumo doméstico e industrial, que podría ascender a 1.000 millones de dólares.
Las inversiones de mayor importancia estratégica para China se orientan hacia el níquel y el petróleo, dos recursos naturales imprescindibles para su pujante economía. De acuerdo a especialistas, esos dos rubros ofrecen sólidas plataformas para el desarrollo de relaciones económicas duraderas.
La corporación china de gas y petróleo Sinopec, segunda compañía petrolera estatal y una de las 10 mayores del mundo, firmó en enero de 2005 un acuerdo de producción compartida con la empresa estatal Cubapetróleo para la búsqueda y explotación de crudo.
El área para la prospección está localizada en la costa de la occidental provincia de Pinar del Río. Asimismo, no se descarta la participación del gigante asiático en la búsqueda de hidrocarburos en aguas cubanas del Golfo de México.
Para el níquel cubano, de gran importancia para el crecimiento de la producción de acero chino, están previstas inversiones superiores a los 500 millones de dólares. La isla tiene una de las mayores reservas de ese mineral en el mundo, y ha acordado enviar a China 4.400 toneladas anuales.
Las dos áreas de inversión en ese campo se sitúan en las reservas del noreste de la oriental provincia de Holguín, y en un yacimiento aún no explotado en Camagüey, también en el oriente.
El gobierno chino considera sus lazos con Cuba como parte de sus crecientes e intensas relaciones con América Latina, con la cual su comercio aumentó a un ritmo anual de 42 por ciento en los últimos cinco años.
Expertos consideran que Cuba no sólo forma parte creciente de esa tendencia, sino que podría convertirse en una plataforma para que Beijing estableciera parques industriales (en sectores como la electrónica y la informática) para alcanzar con mayor facilidad el Caribe y América Latina. (