La ayuda de Portugal al desarrollo seguirá privilegiando a los países que hablan su lengua, pero ahora evitará la dispersión de recursos y esfuerzos para combatir la pobreza y promover el progreso social y político, especialmente en sus ex colonias de África y Timor Oriental.
En estos términos, el secretario de Estado de Relaciones Exteriores y Cooperación (vicecanciller), João Gomes Cravinho, presentó las nuevas grandes líneas directrices del Instituto Portugués de Apoyo al Desarrollo (IPAD) contenidas en el documento titulado "Una visión estratégica para la cooperación portuguesa".
"La misión fundamental de la cooperación portuguesa consiste en contribuir a la realización de un mundo mejor y más estable, muy especialmente en los países lusófonos, caracterizado por el desarrollo económico, social y por la consolidación de la paz, de la democracia, de los derechos humanos y del estado de derecho", explicó.
El Presupuesto General del Estado para 2006 otorga al IPAD 109 millones de dólares para la cooperación con los Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (Palop) y Timor Oriental, cifra que representa 97 por ciento del total del dinero disponible para la ayuda exterior.
Según a los últimos datos disponibles, correspondientes a 2003, Portugal contribuyó con 83 millones de dólares para las actividades de cooperación de la Comisión Europea, que corresponden a 1,55 por ciento del total del presupuesto que este órgano ejecutivo de la Unión Europea destina a las actividades de cooperación para el desarrollo.
Lisboa también aportó 160,7 millones de dólares (0,97 por ciento) para el IX Fondo Europeo de Desarrollo (2002-2007), específicamente destinado al apoyo a los países del grupo África, Caribe y Pacífico (ACP).
En tres décadas de cooperación con los Palop, compuesto por Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe, se obtuvieron resultados "mixtos, ambiguos y hasta en muchos casos, desconocidos", admitió Gomes Cravinho en el acto solemne de la víspera y presidido por el canciller de Portugal, Diogo Freitas do Amaral.
El gobierno del primer ministro socialista, José Sócrates, pretende ahora colocar en el centro de la cooperación portuguesa los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aprobados en 2000 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en particular en lo referente a reducir a la mitad la pobreza extrema y la apuesta en salud y educación para 2015 y con referencia a los indicadores de 1990.
En la nueva estrategia, "es necesario saber utilizar la cooperación bilateral para potenciar la multilateral" en las naciones lusófonas, donde Lisboa "tiene plusvalías en relación a los otros". Pero reconoció que no ha sabido aprovechar.
"No queremos ser el único país con influencia en países de idioma portugués, pero queremos que nuestra voz no pierda influencia", precisó el Gomes Cravinho.
La especialista en ayuda humanitaria Gertrudes Lambiza, con vasta experiencia en proyectos tanto de la ONU como de la Unión Europea (UE) en Angola, República Dominicana, Timor y Etiopía, en una evaluación pedida por IPS dijo que el documento "no esconde criticas a la ineficacia de la cooperación portuguesa en el pasado"
El IPAD llega inclusive a reconocer que había "ausencia de nexo entre los proyectos" implementados, "lo que es ciertamente la realidad constatada en el terreno y requiere coraje decirlo abiertamente en un documento oficial", expresó.
"Personal y profesionalmente, valorizo esa capacidad de autocrítica con el objetivo de mejorar la situación", añadió la experta de nacionalidad portuguesa, que nació hace 37 años en El Cairo, Egipto, diplomada y posteriormente doctorada en Relaciones Internacionales en la Universidad de Bruselas.
En varios países donde Portugal "tiene un potencial muy importante, en especial en los que hablan nuestra lengua, constaté con mucha pena como éste fue desperdiciado, debido a malentendidos, comportamientos inadmisibles de una administración portuguesa muy pesada, inexistencia de estrategia clara, provocando discrepancias entre los discursos y la identificación de los problemas", añadió.
Lo que se exige ahora, subraya el documento oficial, es la definición de "líneas de orientación para la cooperación", en especial con las antiguas posesiones africanas, independientes desde 1975, y con Timor Oriental, que Portugal colonizó hasta ese año, pero cuya independencia obtuvo en mayo de 2002 tras la ocupación indonesia de 22 años.
En este sentido, Freitas do Amaral explicó que Gomes Cravinho coordinó la elaboración de la nueva estrategia "en forma estructurada y con visión política", en colaboración con los demás ministerios y organizaciones públicas, destinado a crear un mecanismo de diálogo verosímil ante los diferentes actores nacionales e internacionales.
Entre las más destacadas metas, se distinguen la contribución para el refuerzo de la seguridad humana, especialmente en los llamados "estados frágiles" o en situaciones de post conflicto bélico, y el apoyo al desarrollo económico en una óptica de progreso social y ambientalmente sostenible.
Asimismo, recomienda que la cooperación se base en la aplicación de los principios de respeto por los derechos humanos, de la buena gobernanza, por la diversidad cultural, la igualdad de géneros y la lucha contra la pobreza, en un marco de promoción de acciones para sensibilizar a la opinión pública lusa sobre estos grandes temas internacionales.
Uno de los principales propósitos del nuevo diseño es el de armonizar el apoyo bilateral con el multilateral en beneficio de los países lusófonos, porque, a juicio de Gomes Cravinho, existe la necesidad de "contextualizar la cooperación en aquello que son los consensos internacionales", en especial el reconocimiento de "la importancia de la ayuda para el desarrollo".
La nueva visión estratégica fue diseñada a partir de la inexistencia de una política de cooperación portuguesa.
En cambio, se ejecutaban una serie de proyectos que han ido apareciendo, sin nexo, de forma espontánea, lo que hizo necesario "establecer una política con una orientación global, la que debe obedecer a las actividades de cooperación para crear sinergias y remar todos en el mismo sentido", explicó el secretario de Estado.
En términos prácticos el objetivo es lograr una mayor concentración de recursos y crear centros de unión de cooperación para hacer frente a la dispersión de las acciones y aprovechar todas las intervenciones posibles de los más variados proyectos.
Las acciones realizadas por los ministerios, asociaciones o municipios, según Gomes Cravinho, son de "gran valor", pero al mismo tiempo "un talón de Aquiles", lo que provoca dispersión y falta de eficacia de la ayuda portuguesa.
La labor del IPAD será diseñar la arquitectura de la cooperación, apoyando intervenciones sectoriales de manera coordinada, incluso con el sector privado, con empresas portuguesas presentes en el mercado emergente de los Palop y de Timor Oriental, para lo cual será creada la Sociedad Financiera para el Desarrollo, que promoverá las alianzas público-privadas.
Lambiza recordó a IPS que Portugal es "un país pequeño, con recursos limitados, pero con una voz en la comunidad internacional emanada de nuestro estatuto de estado miembro de la UE, por lo que podríamos tener también una voz más fuerte en las organizaciones internacionales, si fuésemos capaces de contar con una estrategia de desarrollo específica y coherente".
En cuanto a las carencias del documento, la experta deploró que no se tomase en cuenta "la situación de especial ventaja de Portugal respecto a sus pares de la UE sobre sus relaciones con el mundo árabe y con Israel, que nos consideran neutros en el conflicto".
Ello "me lleva a pensar que podríamos haber tenido —y todavía podemos tener— la iniciativa de incentivar la paz en esa parte del mundo, una sugerencia que creo merece ser estudiada", apuntó.
La estrategia delineada por Gomes Cravinho "es más próxima de la realidad del mundo", pero ahora "deberá ser implementada por acciones concretas en el terreno, con un presupuesto atribuido para tal propósito y una reforma profunda que tendrá que adquirir forma lo más rápidamente posible", opinó Lambiza.
Al concluir su diálogo con IPS, la especialista advirtió que "la cooperación para el desarrollo, tal como está descrita en el documento, deberá ser más virada a los resultados de los proyectos y para un mejor impacto, inevitablemente tendrá que ser más participativa".
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