El gobierno de la república autónoma de Chechenia prohibió «todo lo que procede de Dinamarca», y suprimió un programa de asistencia humanitaria del Consejo Danés para los Refugiados, organización no gubernamental que ayuda a miles de desplazados.
El primer ministro interino checheno Razman Kadyrov sostuvo que con esa medida salvaría a los trabajadores de la organización de ser atacados por musulmanes molestos por las controvertidas caricaturas del profeta Mahoma publicadas originalmente en septiembre por el diario danés Jyllands-Posten.
Los dibujos, reproducidos en las últimas semanas por periódicos de Alemania, Austria, España, Francia, Italia, Suiza y otros países europeos, provocaron una ola de protestas violentas en el mundo musulmán, con ataques a representaciones diplomáticas y choques con fuerzas de seguridad que causaron varias muertes.
Una de las 12 ilustraciones representa al profeta portando una bomba encendida sobre su cabeza en lugar de turbante.
"Muchos musulmanes querían esta suspensión, incluyendo los de nuestra república", dijo Kadyrov a la revista rusa Kommersant-Vlast, al explicar las razones de su decisión, anunciada la semana pasada.
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"Los trabajadores pudieron haber sido tomados como rehenes para exigir una disculpa de Dinamarca. Yo escuché rumores y decidí proteger a los daneses. Ellos deberían agradecerme", afirmó.
El primer ministro subrayó su intención de que todos los grupos de origen danés abandonen la república.
"Haré todo lo posible para que estas organizaciones salgan de Chechenia. Creo que las autoridades danesas deberían pedir disculpas por lo que hicieron sus medios de prensa", indicó.
Sin embargo, sugirió que sólo una disculpa no sería suficiente. Los musulmanes "quieren castigar a los que abusaron del nombre del profeta".
Además, acusó a los trabajadores humanitarios daneses de estar involucrados en "trabajos de inteligencia" en la república chechena.
"Estas organizaciones nunca cooperaron con las autoridades (chechenas) y recolectaron todo tipo de información", afirmó.
El Consejo Danés para los Refugiados señaló que las acusaciones "carecían de todo fundamento", y expresó preocupación por las consecuencias de una sorpresiva interrupción en la ayuda humanitaria a la conflictiva república.
La directora de la organización en Rusia, Per Ilsaas, informó que habían disminuido sus actividades a la espera de una decisión del gobierno federal de Rusia.
"Estamos preocupados por la deplorable situación de los refugiados, y ansiosos por darles una mano y mejorar su bienestar material luego de la relativa paz establecida tras los comicios democráticos", dijo Ilsaas a IPS.
Chechenia celebró en diciembre sus primeras elecciones parlamentarias desde que el gobierno central de Rusia tomó hace siete años el control de la república e inició un "proceso de pacificación".
Esta república caucásica de predominio musulmán se declaró independiente y soberana tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, pero la respuesta de Moscú no se hizo esperar: el entonces presidente ruso Boris Yeltsin lanzó de inmediato una guerra contra los secesionistas.
El territorio debe su importancia a su ubicación estratégica entre los mares Negro y Caspio — paso entre Europa, Asia y África—, así como a sus reservas de petróleo y los oleoductos, gasoductos y rutas que lo atraviesan.
En 1995, Grozny, la capital chechena, estaba casi totalmente destruida. La cantidad de muertos a causa de la violencia política desde 1994 asciende a 150.000.
Tanto los insurgentes chechenos como el gobierno ruso han sido acusados de diversos actos de terrorismo: bombardeos indiscriminados, secuestros y atentados con explosivos contra civiles e incluso utilización de gases tóxicos por parte de las fuerzas militares.
Un cuestionado referéndum convocado por Moscú en 2003 reafirmó la permanencia de Chechenia en la Federación Rusa. El presidente Vladimir Putin anunció entonces que la guerra de más de 10 años había llegado a su fin.
"Nuestra organización está dispuesta a seguir trabajando con el pueblo, que aún necesita ayuda. Nuestros estudios indican que la situación humanitaria en Chechenia tiene que mejorar todavía más para que la población se beneficie", señaló Ilsaas.
De los 573.500 chechenos, al menos 91.700 son aún vulnerables, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
No obstante, Ilsaas confía en que las negociaciones con Moscú harán posible la reanudación del trabajo humanitario. "El diálogo comenzó, y hay esperanzas de que sea exitoso", afirmó.
Mientras, Moscú procede con cautela. La cancillería subrayó en un comunicado el lunes su preocupación "por las consecuencias negativas de la publicación de caricaturas que insultaban la fe de los musulmanes".
El escándalo sólo beneficia a "aquellos que quieren fomentar los enfrentamientos étnicos para sus propios fines políticos", añadió.
El ministerio llamó a realizar "esfuerzos conjuntos" hacia la tolerancia y a establecer un diálogo para reanudar la asistencia humanitaria en Chechenia.
Entre tanto, el presidente de la Duma (cámara baja del parlamento ruso) y del oficialista Partido Unido, Boris Gryzlov, pidió más prudencia al primer ministro checheno.
"Sus declaraciones debieron haber sido canalizadas a través del gobierno federal", dijo Gryzlov al diario ruso Nezavisimaya Gazeta.