El nuevo presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas desea sacar a ese organismo de la arena política y conducirlo en su original misión pastoral. Pero cumplir su anhelo puede ser muy difícil en este país, donde esta iglesia siempre ha tenido un papel central.
El arzobispo Angel Lagdameo, nuevo líder de esta dirección de 119 miembros, anunció que intentará concentrarse más en los deberes religiosos que en los asuntos políticos.
La Conferencia debe enfocar su tarea en los principios pastorales y espirituales, afirmó en uno de sus primeros discursos tras suceder al arzobispo Fernando Capalla en diciembre.
El sueño de Lagdameo parece casi imposible en un país donde la Iglesia Católica es la institución más influyente en todos los aspectos de la sociedad, incluyendo la política.
El catolicismo llegó a Filipinas con el navegante portugués Fernando de Magallanes en 1521, y pronto se convirtió en la principal religión del país, superando al Islam y a las diversas creencias locales.
Hoy, 67 por ciento de los 84 millones de filipinos se declaran católicos, lo cual ha hecho que sea el tercer país con mayor población en profesar esta fe, después de Brasil y México. Junto a Timor Oriental ocupa la primera posición en el continente asiático en este aspecto.
Esto ha hecho que Filipinas reciba una especial atención de parte del Vaticano. El papa Juan Pablo II, fallecido el año pasado, viajó a Manila en dos ocasiones.
Durante su segunda visita, en 1995, entre cuatro y cinco millones de personas salieron a recibirlo. El máximo líder de la Iglesia Católica había planeado un tercer viaje antes de que su salud se deteriorara.
La asunción en abril al papado del conservador cardenal alemán Joseph Ratzinger, como Benedicto XVI, fue bien recibida por los filipinos.
"Compartimos el júbilo por la elección del cardenal Joseph Ratzinger como el nuevo Papa", dijo entonces la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, una ferviente católica.
Benedicto XVI mantuvo la atención especial del Vaticano hacia este archipiélago. El filipino, basado en la lengua tagalog, de origen malayo, fue añadido a la lista de 33 idiomas usados por el Papa para recitar sus saludos de Navidad.
"La versión tagalog de los saludos de Navidad fue añadida por el papa Benedicto XVI porque reconoce la profunda fe católica de los filipinos", dijo el presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales de la Curia Romana, el obispo John Patrick Foley.
En noviembre, Jesús Marquiña Maraño se convirtió en el primer filipino y asiático en ser ordenado párroco de la Diócesis de Roma. Encargado de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, este religioso de 40 años trabajará bajo la supervisión directa de Benedicto XVI.
En Filipinas, la Iglesia siempre guió a la población en asuntos morales, pero también políticos.
"Los filipinos no tienen otra institución social a la que acudir cuando se trata de buscar una guía moral, y yo creo que es saludable que la Iglesia Católica tenga la preeminencia en la vida política filipina", dijo a IPS el analista José Bayani Baylon, de la organización no gubernamental Rock Ed Philippines.
Por su parte, el analista político Manuel Quezon, sobrino del ex presidente Manuel Quezón y Molina (1935-1944), destacó que la Iglesia Católica apoyó a la democracia en momentos clave.
Quezon se refirió al crucial papel desempeñado por la Iglesia en los movimientos populares que derivaron en el derrocamiento del dictador Ferdinand Marcos en 1986 y del presidente Joseph Estrada en 2001, acusado de corrupción.
Bajo el liderazgo del ahora fallecido cardenal Jaime Sin, sacerdotes y monjas condujeron a la población a las calles, obligando cambios políticos inimaginables en otros países.
La influencia de la Iglesia quedó en evidencia una vez más durante la crisis que afectó a la presidenta Arroyo el último verano boreal.
Arroyo, acusada de fraude electoral y corrupción, sobrevivió a tres intentos de juicio político en el parlamento en julio pasado. Analistas coinciden en que el apoyo de la Iglesia Católica y de otros grupos cristianos fue fundamental para que permaneciera en el poder.
"Durante la votación sobre el juicio político a Gloria Macapagal Arroyo, un legislador aceptó los pedidos de último minuto de Erano Manalo, máximo líder de la Iglesia de Cristo, para que no respaldara la moción", señaló Baylon.
La Iglesia de Cristo es una organización independiente que se autoproclama como la verdadera y única iglesia cristiana. Surgió en Filipinas en 1914 y hoy cuenta con millones de seguidores en al menos siete países. Manalo apoyó públicamente a Arroyo en la última semana de la campaña electoral de 2004.
Otra organización cristiana muy involucrada en la política es el grupo católico carismático El Shaddai, que "también puede aportar millones de votos", señaló Quezon.
El 10 de julio, la Conferencia de Obispos Católicos expresó su respaldo a Arroyo. "En un espíritu de humildad y verdad, declaramos nuestra decisión colectiva de no pedir la renuncia a la presidenta", señaló en una declaración.
Ahora, la intención de Lagdameo de consagrar a la Iglesia a asuntos puramente espirituales ha dividido a los católicos filipinos.
"La Iglesia está dividida. Hay obispos conservadores y otros liberales. Los clérigos están divididos y los fieles confundidos. Pero con los nuevos líderes podríamos ver un retorno a la Iglesia pro democrática característica de 1986", sostuvo Quezon.
Por su parte, Baylon señaló que la Iglesia Católica debería seguir buscando un equilibrio para no ser políticamente activa pero tampoco aislarse de los asuntos que preocupan al país.
"Las órdenes religiosas deberían mantener su actividad en asuntos morales. Y, dada la fragilidad de los principios en el sistema político filipino, eso significa involucrarse también en asuntos de gobierno", señaló.
"En la actual situación de Filipinas, un alejamiento de los líderes de la Iglesia tendría graves consecuencias", alertó.