Los emigrantes mexicanos muestran escaso interés en votar en las próximas elecciones presidenciales desde su lugar de residencia vía postal, como lo permite ahora una ley aprobada el año pasado tras casi una década de discusión.
De un universo estimado en más de cuatro millones de residentes en el extranjero en condiciones de sufragar, menos de 22.000 se inscribieron para ejercer ese derecho en los comicios a realizarse el 2 de julio con el fin de escoger al sucesor de Vicente Fox.
El voto de los emigrantes representará así menos de 0,5 por ciento de los más de 60 millones de ciudadanos mexicanos habilitados para ejercer ese derecho.
"Fue un fracaso estrepitoso y todo por culpa de un mecanismo de voto burocrático, atrasado y muy complicado que ahuyentó a los compatriotas", dijo a IPS el presidente de la no gubernamental Asociación de Mexicanos en el Exterior, Carlos Villanueva.
El estatal, pero independiente, Instituto Federal Electoral (IFE) recibió apenas 21.546 pedidos de inscripción hasta el domingo, fecha límite para que los emigrantes presenten su solicitud de participación para los comicios presidenciales.
Cuando se debatía el tema para aprobar la norma correspondiente, los analistas aseguraban que el voto de los emigrantes podía definir el resultado de las próximas elecciones.
Es que México, con 106 millones de habitantes, tiene dispersos por el mundo unos 30 millones de nacionales y descendientes, 25 millones de los cuales están en Estados Unidos.
De ellos, se estima que más de cuatro millones tienen su documento electoral vigente, por lo cual podían votar si hubieses expresado interés. Sin embargo, muy pocos se dieron el trabajo de presentar su solicitud al respecto.
Al aprobarse la ley de voto postal, el gobierno de Fox y la mayoría de políticos celebraron la medida, pues había sido demandada por años por los activistas de los derechos de los emigrantes.
Con la norma, México se sumó a los más de 69 países que permiten el voto de sus ciudadanos desde el exterior, 29 de ellos de Europa. Son 30 los estados que adoptaron el sufragio epistolar.
En América, México se suma así a Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Estados Unidos, Honduras, Perú y Venezuela como países que admiten que sus ciudadanos voten desde el exterior, bajo diversas modalidades.
La ley mexicana estipuló que para sufragar, los interesados debían recoger en los consulados una solicitud, llenarla y enviarla al IFE entre octubre de 2005 y el 15 de enero. La autoridad electoral les devolvió a cambio un sobre especial en el que deberán enviar su voto por correo.
"Nos pusieron todas las trampas y dificultades posibles para ejercer nuestro derecho", declaró a IPS el presidente de la no gubernamental Asociación de Mexicanos en el Exterior en entrevista telefónica desde sus oficinas en la ciudad estadounidense de Los Ángeles.
"Sólo ir al consulado mexicano y pedir la solicitud, que era difícil de llenar, para luego enviarla por correo asegurado, llegó a costar entre 60 y 80 dólares si sumamos el tiempo perdido y el pago del correo", argumentó.
Además, muchos emigrantes que viven en Estados Unidos sin documentos en regla, tuvieron temor de que al hacer su solicitud de voto, se identifique su lugar de residencia y alguna autoridad actúe contra ellos, añadió.
El voto de los mexicanos en el extranjero resultó un fiasco, admitió Horacio Duarte, representante del izquierdista Partido de la Revolución Democrática en el IFE.
El proyecto inicial para permitir el voto de los emigrantes mexicanos contemplaba la instalación de casillas electorales en diversos países, un proceso de inscripción para los que no tuvieran credenciales de ciudadano y la apertura de oficinas especiales del IFE en el extranjero, pero fue desechado por oneroso y difícil de poner en marcha antes de las próximas elecciones.
A cambio, se aprobó el voto postal, que fue promocionado por el IFE a través de las representaciones diplomáticas de México en el extranjero.
En las elecciones presidenciales de julio, los mexicanos escogerán al sucesor de Fox entre Andrés López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, Felipe Calderón, del oficialista Partido Acción Nacional, y Roberto Madrazo, del Partido Revolucionario Institucional.
Otros candidatos inscriptos, pero con casi nulas posibilidades de ser elegidos, son Roberto Campa, de Nueva Alianza, y Patricia Mercado, de Alternativa, un partido que se dividió al momento de escoger a su postulante y también inscribió a Víctor González. En este último caso, el IFE definirá cuál es el candidato legalmente registrado.
Patricio Ballados, coordinador del voto de los emigrantes en el IFE, señaló que el plan de abrir los sufragios a los mexicanos residentes en el exterior no debe ser considerado un fracaso. Es la primera experiencia de su tipo y no existe un referente para compararlo y asegurar que falló, argumentó.
El IFE hizo la promoción adecuada y "creemos que la mayoría de emigrantes estuvo enterado de la posibilidad de votar", dijo.
El debate en México sobre el voto desde el extranjero está en la mesa de discusión de los políticos desde mediados de los años 90, y muy pocas voces cuestionaron el ejercicio de ese derecho.
Cada año, unos 400.000 mexicanos se instalan en Estados Unidos tras burlar los estrictos controles migratorios, y más de un millón fracasan y regresan.
Las remesas de dinero que los mexicanos en Estados Unidos envían a sus familias en su país superan los 17.000 millones de dólares anuales.