Un desayuno con el presidente Ricardo Lagos marcó este lunes el inicio del «día después» de Michelle Bachelet, la flamante presidenta electa de Chile que entra en la historia como la primera mujer en gobernar este país, en un cambio político y cultural lleno de interrogantes y esperanzas.
Bachelet, candidata de la coalición de centroizquierda que gobierna Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en marzo de 1990, derrotó en forma contundente en la segunda vuelta de los comicios presidenciales realizados en la víspera al multimillonario empresario Sebastián Piñera, candidato de la oposición derechista.
"Será para mí un privilegio terminar mi administración (el próximo 11 de marzo) entregándole el mando a una mujer como Michelle Bachelet", dijo Lagos al final del desayuno en la residencia de la presidenta electa, donde dialogaron sobre el traspaso del mando y las tareas que quedan para el próximo gobierno.
"Conversamos sobre cómo llevar adelante este período de transición de la manera más armoniosa", señaló Bachelet, en una indirecta respuesta a comentarios de analistas locales que avizoran para las próximas semanas una suerte de disputa de protagonismo entre ella, como presidenta electa, y Lagos, en tanto mandatario saliente.
El cuarto y último cómputo de la segunda vuelta electoral, difundido por el viceministro del Interior, Jorge Correa, a las 03:00 GMT de este lunes, ratificó la victoria de esta médica socialista de 54 años, que alcanzó un respaldo de 53,49 por ciento de los votos válidamente emitidos, sin contar nulos ni blancos, frente a 46,50 por ciento de Piñera..
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La Concertación por la Democracia, que encabezó el primer gobierno de transición con el democristiano Patricio Aylwin (1990-1994), siguió gobernando entre 1994 y 2000 con el también demócrata cristiano Eduardo Frei Ruiz Tagle, quien en marzo de ese último año entregó la banda presidencial a Lagos, un socialista moderado.
La coalición, integrada por los partidos Socialista, Demócrata Cristiano, Por la Democracia y Radical Socialdemócrata, no sólo se legitima como el conglomerado político más estable en la historia de este país, sino que además sienta ahora el hito de llevar por primera vez una mujer al gobierno de este país de 15,6 millones de habitantes.
"Estoy feliz, estamos escribiendo una nueva página en la vida de Chile", dijo alborozada a IPS Margarita Cancino, una mujer de 48 años que celebró el triunfo de su candidata bailando en la céntrica Alameda de Santiago mientras lucía una réplica de la banda presidencial.
En pleno y caluroso enero, los vendedores ambulantes hicieron su agosto al fabricar y poner a la venta las bandas azul, blanco y rojo, que son el distintivo oficial de los gobernantes en Chile y que entusiastas mujeres adquirieron a un precio de dos dólares apenas los cómputos dieron cuenta de la contundente victoria de Bachelet.
"Nunca me habría soñado esto", comentó también a IPS la estudiante Karina Meléndez, que montaba guardia en la Alameda frente al Hotel San Francisco Plaza, sede del comando de Bachelet, minutos antes de que la presidenta electa iniciara su discurso aludiendo precisamente a lo extraordinario de este hecho.
"¿Quién lo hubiera pensado hace 20, 10 o cinco años, que Chile elegiría como presidente a una mujer? Parecía difícil, pero fue posible. Es posible, porque los ciudadanos lo quisieron. Porque la democracia lo permitió", fueron las primeras palabras de la mandataria electa ante una multitud de 200.000 hombres y mujeres que la vitoreaba sin cesar.
Bachelet es la primera mujer en ser elegida presidenta por el voto popular en América del Sur, donde se registran también los mandatos de la argentina María Estela Martínez, también conocida como Isabel Perón, que heredó el mando a la muerte en 1974 de su esposo, Juan Domingo Perón, y que fue derrocada por un golpe militar dos años después.
En Bolivia, Lidia Gueiler, asumió interinamente el gobierno en noviembre de 1979 en su condición de presidenta de la Cámara de Diputados para ser depuesta en julio de 1980 por un pronunciamiento castrense.
"Estamos haciendo historia no sólo por el hecho de que Michelle es mujer, sino porque representa un nuevo tipo de liderazgo, de la generación que se formó políticamente bajo la dictadura (de Pinochet) y que quiere innovar con la participación ciudadana", subrayó Meléndez, estudiante de Sociología.
Bachelet, nacida en 1951 en Santiago, es 12 años menor que Lagos y ganó protagonismo político partiendo prácticamente desde la nada, con el único antecedente de ser hija de Alberto Bachelet, un general constitucionalista de la Fuerza Aérea que murió en 1974 a consecuencia de las torturas que le infligieron sus compañeros de arma golpistas.
Otras tres mujeres que ganaron elecciones presidenciales en América Latina tuvieron el aval de haber sido esposas de importantes personalidades, como Violeta Barrios en Nicaragua (1990-1997), viuda del periodista Pedro Joaquín Chamorro, Janet Jagan en Guyana (1997-1999), viuda de Cheddi Jagan, y Mireya Mosco en Panamá (1999-2004), viuda del caudillo Arnulfo Arias.
"Estoy segura de que Michelle Bachelet siente una gran responsabilidad, sobre todo como mujer. Esto es un tremendo salto cultural que hemos dado y estoy segura de que vamos a hacer un muy buen gobierno", dijo la senadora electa y ex canciller de Lagos, Soledad Alvear.
Bachelet emergió como carta presidencial desde que Lagos en marzo de 2000 la designara ministra de Salud y luego, en enero de 2002, titular del Ministerio de Defensa. El gran apoyo que le daban las encuestas hizo que Alvear, de la Democracia Cristiana, se abstuviera de competir con ella en las elecciones primarias de la coalición gobernante.
En la primera vuelta presidencial del 11 de diciembre último, la candidata oficialista obtuvo casi 46 por ciento de los votos, con un desempeño menor al que tuvo la Concertación en los comicios legislativos simultáneos, donde alcanzó 51,8 por ciento para la Cámara de Diputados, derrotando ampliamente a la alianza opositora de derecha.
En esta segunda vuelta, sin embargo, Bachelet no sólo superó el registro de la coalición gobernante en las parlamentarias, sino que además derrotó a su oponente por un margen de siete puntos, superior al que Lagos obtuvo en igual instancia en enero de 2000, cuando venció al derechista Joaquín Lavín por 51 por ciento contra 48 por ciento de los votos.