Un futuro estable para Kosovo, la meridional provincia serbia que espera independizarse a través de conversaciones patrocinadas por la ONU, parece menos viable tras la muerte de Ibrahim Rugova, su primer presidente.
Rugova, de 61 años, falleció de cáncer de pulmón el sábado en Pristina, la capital de Kosovo. Su deceso dejó la provincia de dos millones de habitantes, la mayoría pertenecientes a la etnia albanesa, con un complejo legado que incluye numerosos problemas sin resolver.
El primero es su propia sucesión. El presidente del parlamento provincial, Nechat Daci, de 61 años, lo sustituirá hasta que se elija nuevo presidente. Pero se espera una dura batalla política al respecto.
El segundo son las conversaciones con Serbia patrocinadas por la ONU (Organización de las Naciones Unidas), cuyo inicio estaba previsto para este miércoles en Viena. Rugova se aprestaba a encabezar la delegación kosovar.
Su muerte obligó a postergar la instancia hasta febrero, aunque la fecha aún no fue definida.
El jefe de la misión de la ONU en Kosovo, Soren Jessen Petersen, manifestó su preocupación por la situación interna en la provincia.
En una sesión parlamentaria extraordinaria, Jessen Petersen llamó el domingo a la calma, y recordó a los políticos kosovares que "la aspiración a la que Rugova dedicó su vida fue la de un Kosovo libre".
"Es una visión cuya concreción está en vuestras manos, líderes políticos de Kosovo, cuya unidad y compromiso con la misión del señor Rugova será vital en los próximos meses", agregó.
"Este es un momento crucial para Kosovo, el más importante desde 1999", dijo a IPS el analista Nexhmedin Spahiu.
Ese año, Serbia fue bombardeada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en respuesta a la represión de los albano-kosovares a manos del régimen del entonces hombre fuerte de Yugoslavia, el serbio Slobodan Milosevic (1989-2000).
Desde entonces, la meridional provincia serbia es administrada por la ONU, mientras está pendiente una decisión sobre su estatuto definitivo.
"Ningún líder político tiene suficiente apoyo entre sus partidos para convertirse en presidente", agregó Spahiu.
De acuerdo con la constitución provisional, el presidente de Kosovo es electo por el parlamento y debe proceder del partido político que gane los comicios generales.
Rugova pertenecía a la Alianza Democrática de Kosovo (DPK). Su partido se destacó por la resistencia pasiva al régimen de Serbia desde 1990, y Rugova fue su líder indiscutido.
Según Spahiu, dirigentes más agresivos de otros partidos pueden competir por el puesto, lo que complicaría las negociaciones con Belgrado.
Entre ellos figura el carismático líder del insurgente Ejército de Liberación de Kosovo, Hashim Thaci, de 37 años, quien, según insistentes versiones, competirá por el cargo. El guerrillero devenido en político es considerado un héroe por amplias capas de la población albano-kosovar.
Otro candidato es Veton Surroi, rico empresario de 43 años, ex periodista y propietario del periódico Koha Ditore y de la red de televisión KTV. Surroi fue un manifiesto crítico de la represión de Belgrado, pero no tomó las armas en el periodo 1998-1999.
También figura entre los posibles aspirantes el primer ministro Bajram Kosumi, de 45 años, del partido Alianza para el Futuro de Kosovo.
Kosumi hizo su carrera a la sombra de Ramush Haradinaj, a quien reemplazó como primer ministro cuando aquél fue acusado de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya, Holanda.
Los medios de prensa de Serbia —república que no parece preparada para aceptar la eventual independencia de Kosovo— no han difundido mayores comentarios tras la muerte de Rugova.
Pero algunos periódicos destacaron las opiniones del analista estadounidense Daniel Server, para quien la situación en la provincial se "radicalizará" por la lucha de poder entre dirigentes políticos que pujarán por la presidencia.
"Parece que habrá una significativa lucha por el poder, y el resultado todavía no se conoce", afirmó. Server señaló que los líderes con antecedentes de la época de la guerra tendrán mejores posibilidades, lo que dificultará las negociaciones con Belgrado.
Sanda Raskovic-Ivic, ministro de Asuntos Kosovares del gobierno serbio, recordó a los periodistas que, si bien "Rugova engendró la idea de un Kosovo independiente, sus maneras de obtener el objetivo excluyeron las acciones agresivas y la opción de la guerra".
Si la "burocracia armada" se hace cargo, podía "incitar al malestar y la violencia para lograr la independencia", advirtió.