Más de 400 extranjeros fueron secuestrados en Iraq desde que comenzó la ocupación estadounidense en marzo de 2003. Las víctimas iraquíes de este delito fueron muchas más, pero sólo el cautiverio de los primeros es noticia, y la noticia los vuelve blancos más codiciados.
La semana pasada otro ciudadano de Estados Unidos fue secuestrado en Bagdad. Esta vez se trató de Jill Carroll, una periodista del periódico Christian Science Monitor, que desapareció en Adel, un barrio de la capital. Este fue el último de una nueva ola de secuestros a extranjeros.
El secuestro pasó a ser el principal riesgo que corren los extranjeros en Iraq a partir de 2004.
Una serie de secuestros de periodistas y socorristas ese año prácticamente paralizó las operaciones civiles. Finalmente el problema se resolvió, pero con una transformación total del carácter de las acciones de organizaciones civiles internacionales en Iraq.
El año pasado, los periodistas limitaron sus movimientos cada vez más. Los más valientes se quedaron, pero confinados a sus hoteles, celosamente protegidos por fuertes medidas de seguridad.
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La mayoría de las organizaciones de ayuda internacional simplemente optaron por retirarse de Iraq.
Todavía hay alrededor de 40 periodistas extranjeros desaparecidos, supuestamente en manos de sus captores.
Hay principalmente dos tipos de secuestros en Iraq. El más común es el que persigue una recompensa económica. El otro es el secuestro de extranjeros por motivos primariamente políticos y como forma de responder a la ocupación y obstaculizar la supuesta "reconstrucción" de este país.
Para otros, los secuestros son una forma de llamar la atención y de hacerse escuchar.
Las bandas criminales florecieron durante los primeros días de la invasión, con el colapso del gobierno del derrocado Saddam Hussein (1979-2003) y la incapacidad de las fuerzas de ocupación para mantener la seguridad y el orden.
En ese escenario, el crimen pasó a ser una forma de supervivencia e incluso de prosperidad para algunos.
Jawad Kathum, de 31 años, se vio obligado a pagar un alto precio para liberar a su sobrino de sus captores. "Mi sobrino fue secuestrado por una de esas bandas de Bagdad que nos pidieron 20.000 dólares a cambio de su libertad", dijo a IPS.
Estas son historias de todos los días, y casi todos conocen a alguien que estuvo cautivo. Los bandidos suelen exigir abultadas sumas. "Nos vimos obligados a vender nuestra casa para pagar el rescate de mi sobrino, porque no había nadie que pudiera liberarlo", dijo Jawad.
"Pienso que Estados Unidos es el responsable de todo esto. Antes de la ocupación no había secuestros", agregó.
Greg Rollins, de los Equipos de Pacificación Cristianos y amigo de cuatro miembros de esa organización no gubernamental que fueron secuestrados en noviembre, coincide con Jawad en que las fuerzas de ocupación son las culpables centrales de la ola de secuestros.
"Si las fuerzas de la coalición hubieran venido a Iraq y hubieran reparado el suministro de agua y de electricidad, dado empleo y otros servicios, no creo que los secuestros fueran tantos como los que hay ahora", dijo a IPS.
"Y si dejaran de atacar a ciudades y poblados como Ramadi, Rawa, Tal Afar, Hit, Al-Qaim y otros, si dejaran de arrestar a la gente, y si sacaran sus bases militares de estos centros poblados, habría mucha menos violencia y secuestros", sostuvo Rollins.
Los colegas de Rollins desaparecieron el 26 de noviembre, en una acción que hoy se cree fue la primera de una nueva serie de secuestros. Los Equipos de Pacificación Cristianos habían decidido permanecer en Iraq a pesar de ola de criminalidad de 2004, que dejó como saldo muchos muertos.
Pese al riesgo, los miembros de esta organización pacifista cristiana, con sede en Estados Unidos y Canadá, continúan viviendo entre los iraquíes. "Nuestro equipo busca construir la paz y para ello necesita conversar con la gente de la calle, con el verdadero pueblo iraquí", dijo Rollins a IPS.
"Yo he hablado con extranjeros que viven en la 'zona verde' y les pregunté cómo eran los iraquíes, y me respondieron: 'No sé cómo son los iraquíes, nosotros no salimos de la zona verde'"
La "zona verde" o "la zona internacional" (también conocida como "la burbuja") es el área fuertemente custodiada del centro de Bagdad, que incluye los principales palacios del ex presidente Saddam Hussein, donde ahora viven y trabajan las autoridades de las fuerzas de ocupación de Estados Unidos y de Gran Bretaña, y también donde están las oficinas de las principales empresas consultoras o contratadas y sedes gubernamentales.
Hay un gran desacuerdo acerca del impacto de los secuestros.
Con estos delitos, "nadie se beneficia más que las fuerzas de la coalición", dijo Jawad.
"En abril de 2004 había muchos periodistas en Faluya, pero tenían miedo de los secuestros. En noviembre de 2004 ya no quedaban periodistas extranjeros allí y Estados Unidos no permitía que ingresara ningún periodista iraquí". En ambas oportunidades, Estados Unidos aprovechó para realizar dos intensos operativos militares en Faluya.
"Los secuestros en Iraq se han vuelto muy peligrosos ahora, más que nunca antes", dijo a IPS un oficial de policía iraquí que prefirió mantener el anonimato.
"Es porque nadie escucha a los iraquíes que hablan de sus sufrimientos. Por esta razón recurren a los secuestros, para hacer que pueblos y los gobiernos de todo el mundo les preste atención", sostuvo.