IRAQ: Disputas ensombrecen consenso político

Los primeros resultados de las elecciones iraquíes del 15 de diciembre dicen a las claras que será imprescindible formar un gobierno de coalición. La tarea es titánica para los dirigentes de distintos sectores fuertemente divididos en este país ocupado por Estados Unidos.

El objetivo de Abdul-Aziz al-Hakim, líder de la chiita Alianza Iraquíes Unidos (UIA), es que los chiitas del sur y los kurdos del norte formen una coalición de gobierno en Iraq.

Con esa idea ingresó, entre aplausos, con semblante alegre y un fuerte apretón de manos en señal de unidad, a la alcaldía de la ciudad kurda de Arbil.

"Luchamos juntos contra la dictadura, el racismo y el sectarismo, y estaremos juntos en la reconstrucción del nuevo Iraq", dijo a cientos de kurdos que se habían reunido allí.

Pero, pese a la placentera recepción, las experiencias pasadas y nuevas dudas ensombrecen el proceso de formación de gobierno.
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Al-Hakim está buscando más que asociaciones para gobernar. No ocultó la intención de su bloque de expandir el modelo del gobierno autónomo kurdo a las zonas meridionales del país, donde la población chiita es mayoritaria.

Según los resultados parciales difundidos por la comisión electoral iraquí, la UIA, de orientación religiosa, ganó hasta ahora la mayor porción de votos en las elecciones del 15 de diciembre. Pero no logró obtener la mayoría parlamentaria necesaria para formar gobierno por sí sola.

La visita de Al-Hakim a la septentrional región de Kurdistán es parte de los esfuerzos de la UIA para negociar la forma que adoptará el gobierno.

Conversaciones multipartidarias fueron convocadas la semana pasada en el hotel Dukan, cerca de Sulaimaniya, en Kurdistán, para acordar una alianza gobernante, pero los partidos árabes sunitas y los seculares se negaron a participar.

Los líderes sunitas dijeron que no tomarían parte en ninguna discusión sobre un gobierno de coalición hasta que los resultados de los comicios fueran investigados por un comité internacional. Pero esta semana ellos también llegaron a Arbil a negociar con los dirigentes kurdos.

Los sunitas, que habían boicoteado las elecciones del 30 de enero de 2005, participaron en masa en las del 15 de diciembre, aparentemente con el objetivo de no quedar fuera del proceso político nacido de la intervención militar estadounidense, que se mantiene desde marzo de 2003.

La participación sunita es vista como un paso crítico para dominar a la insurgencia y restaurar la estabilidad del país. "Pienso que su amplia participación en las elecciones de diciembre muestra la determinación de su parte de buscar la estabilidad", dijo a IPS Bukhari Abdullah, candidato de la lista kurda al parlamento.

La mayoría de los 26 millones de iraquíes son musulmanes chiitas (62 por ciento). Les siguen en proporción los sunitas (35 por ciento), corriente islámica dominante en el mundo árabe y durante el régimen del derrocado y encarcelado Saddam Hussein (1979-2003).

Los árabes constituyen las tres cuartas partes del país, mientras los kurdos, la mayoría de los cuales profesan el Islam sunita, representan 20 por ciento de la población.

A medida que se intensifican los esfuerzos para construir una nueva coalición de gobierno, los líderes kurdos ponen varias condiciones que deben ser cumplidas para sumarse a una alianza, principalmente el control de la septentrional ciudad de Kirkuk, rica en petróleo, pero cuya población es predominantemente árabe.

"Los temas importantes para nosotros son los de Kirkuk y otros artículos de la Constitución ratificada en octubre pasado relativos a los derechos kurdos", expresó en una declaración Sa'di Ahmad Pira, jerarca de la Unión Patriótica del Kurdistán (PUK), el partido del presidente Jalal Talabani.

Tras el boicot de los sunitas a los comicios de enero, chiitas y kurdos formaron el actual gobierno interino de coalición.

Esta alianza estuvo marcada por constantes disputas entre los kurdos y la UIA en torno a la gestión del primer ministro chiita Ibrahim al-Jafari. Pero, según algunas fuentes, los kurdos han aceptado de nuevo a Jafari como primer ministro.

"No es en absoluto un problema personal entre Jafari y nosotros. Hicimos un acuerdo con la UIA como lista, y no con una persona", dijo Pira. Aparte de Jafari, hay otros cinco postulantes de la UIA a asumir la jefatura del gobierno.

Los sunitas discrepan tanto con los kurdos como con los chiitas en torno a cualquier forma de federalismo que dé más poder a las regiones chiitas. "Rechazamos el federalismo para las partes central y meridional de Iraq, porque tendrá un fundamento sectario, pero estamos de acuerdo con el federalismo kurdo", dijo el lunes a los medios de comunicación Adnan al-Duleimi, líder de la lista sunita.

Muchos iraquíes dicen que lo que el país necesita es consenso, no disputas. Varios dirigentes políticos están trabajando en esa dirección.

"Hemos coincidido en los principios de establecer un gobierno de base amplia que incluya a todas las partes", dijo el presidente kurdo Massoud Barzani, en una conferencia de prensa conjunta con Al-Hakim la semana pasada.

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