INFANCIA-ARGENTINA: La educación no es puro cuento

Casi la mitad de los niños argentinos de entre tres y cinco años no reciben educación formal. Para paliar esta situación nació el Proyecto Oscarcito, que tiene como objetivo promover el desarrollo lingüístico y cognitivo de la infancia en situación de pobreza extrema.

Oscarcito es un programa sistemático de intervención pedagógica elaborado por un equipo de investigadoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (Conicet).

"En medio de la pobreza en la que crecen hay oportunidades que los chicos no tienen", señaló a IPS la investigadora y profesora de didáctica de la lengua Beatriz Diuk, una de las creadoras del programa.

"Los niños no tienen libros, por ejemplo, entonces todas las formas lingüísticas que se transmiten, o que otros chicos reciben a partir de los libros, no las tienen porque sus padres no pueden comprar este tipo de objetos", precisó.

"Cualquier chico de la ciudad, muy pequeño, sabe lo que es una gallina aunque nunca vio una, pero tiene libros donde hay gallinas y donde hay dinosaurios y cocodrilos. (En cambio), los niños que no tienen acceso a estas posibilidades, hay ciertos conocimientos que no adquieren", prosiguió Diuk.

"Se calcula que un chico de clase media ha participado de hasta 6.000 situaciones de lectura de cuentos antes de su ingreso a la escuela primaria, mientras que aquellos a los que está destinado el programa, de ninguna", acotó a su turno Celia Rosemberg, especialista en educación y otra de las creadoras del proyecto.

Esta iniciativa busca llegar tanto a los pequeños y pequeñas que no asisten a una institución educativa, como a quienes sí lo hacen, pero no logran desarrollar su potencial de aprendizaje, debido a este déficit de oportunidades.

La pobreza alcanza en Argentina a 55 por ciento de los menores de 14 años y, según las últimas cifras oficiales correspondientes al primer semestre de 2005, ese indicador trepa a 60 por ciento en la zona metropolitana de Buenos Aires y a más de 70 por ciento en la región nordeste del país.

"Las diferencias de oportunidades que se establecen a edad temprana constituyen una fuente de desigualdad", entienden las responsables del proyecto, y en virtud de ello orientan sus acciones.

Así es que diseñan y facilitan libros, proveen cuadernos y útiles, acercan títeres y juegos, además de capacitar a los maestros y orientar a las familias.

En definitiva, promueven la calidad educativa, pero a partir de una metodología no tradicional. De hecho, han editado su propio material de lectura.

"En la casa de Oscarcito" se llama la serie de publicaciones del equipo del Conicet, especialmente diseñadas en base a la utilización de técnicas etnográficas.

Decenas de niños fueron grabados en video durante varios días en sus actividades cotidianas, dentro y fuera del hogar. Son 12 horas de registro por semana y por chico que fueron analizadas y, a partir de ellas, concebidos los textos.

"Buscamos que los chicos amplíen su repertorio lingüístico, pero capitalizando el propio, y no negándolo", indicó a IPS Ana María Borzone, lingüista, otra de las creadoras y también directora del proyecto.

"Pensamos que es muy importante que los niños y niñas puedan ver escritas las palabras que emplean cotidianamente y que los textos que lean los remitan a una realidad conocida. Los chicos se pueden sentir identificados con Oscarcito, y esto es positivo, tanto desde el punto de vista cognitivo como afectivo", completó.

Así, puede verse a Oscarcito, protagonista de los textos y quien a su vez da nombre a todo el proyecto, jugando sobre charcos de agua de lluvia en los pasillos entre las casas —una situación característica de los barrios pobres y marginales— o disputando un partido de fútbol en algún lugar improvisado, o bien, correteando entre gallinas.

Desde el inicio de su implementación hace dos años, el programa ha alcanzado a casi 300 niños de barrios urbano-marginales de Buenos Aires, llamados en Argentina "villa miseria".

Su aplicación tiene lugar en dos escenarios diferentes: los hogares de los niños y los jardines comunitarios.

Como pilares fundamentales del programa se cuentan las maestras y las "mamás cuidadoras" (señoras de la comunidad que aun sin título formal de maestras se encargan de la educación de los chicos) en los jardines, y las familias en los hogares.

Elena, mamá de Maribel, de 5 años, es una de las que participa con gran entusiasmo. Su hija no asiste a un jardín infantil, por lo que, refiriéndose al programa, dijo a IPS que "es una oportunidad para que aprenda". Relató orgullosa: ella "dibuja, pinta, escribe su nombre y el mío."

A su lado, en tanto, la pequeña mostraba su última obra: el dibujo de los cinco integrantes de la familia.

"En nuestro país no hay nada semejante. No hay programas que incorporen a las familias. Nosotras trabajamos con ellas, les mostramos estrategias para promover el desarrollo del lenguaje en los chicos, les ofrecemos materiales y les mostramos cómo usarlos", agregó Rosemberg.

Asimismo y en orden de destacar las particularidades de la propuesta, Borzone acotó: "esta modalidad de trabajo articula la investigación y el desarrollo educativo, y promueve el trabajo conjunto de los centros de investigación y de las organizaciones sociales, lo cual implica una diferencia muy grande respecto de cómo se trabaja habitualmente".

"En el largo plazo, aspiramos a que estos chicos puedan defender sus derechos, a que puedan tener una inserción en una sociedad que tiene altísimas demandas de alfabetización y éste es el principio del camino", señaló Diuk.

La aplicación del programa ha sido posible gracias al aporte del matrimonio alemán conformado por el conocido actor Horst Schroth y la psicóloga Elke Rottgardt, particularmente interesada en América Latina.

De su dinero personal y de colectas que promueven entre su círculo de amigos, llevan donados 49.000 euros (60.000 dólares) y han comprometido otros 30.000 (37.000 dólares) para este año.

"No tenemos hijos, así que no tenemos que ahorrar para ellos, sino que nos podemos permitir destinar el dinero que nos queda a proyectos que consideramos importantes", confió Rottgardt a IPS en conversación telefónica desde Alemania.

El plan prevé, además, el diseño de un programa que pueda ser utilizado en el futuro en otras regiones pobres de Argentina.

"La situación en Argentina es gravísima. Los altos niveles de pobreza están muy asociados a la carencia de oportunidades adecuadas para el aprendizaje", afirmó Diuk.

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