Las siempre congestionadas calles de Haití se veían vacías este lunes. Gasolineras y restaurantes cerraron sus puertas en la capital, mientras las radios recordaban la convocatoria de huelga general. «Permanezcamos en casa para decir basta. Alto a la masacre de los hijos de Dios», clamaba una voz de mujer.
El anuncio radial de la Cámara de Comercio, organizadora de la huelga, criticaba duramente a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), describiendo a los cascos azules como gente que se desplaza en vehículos blindados, vive en sitios con aire acondicionado y gana dinero haciendo muy poco para proteger de la violencia a la población haitiana.
Pero los funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) insisten en que la misión de unos 9.000 efectivos militares y policiales hace todo lo posible para procurar la paz y la seguridad, a un gran costo para ellos mismos.
Mientras los comerciantes se quedaban en casa, cientos de soldados de la ONU asistían al servicio fúnebre del comandante militar de la Minustah, el teniente general brasileño Urano Teixeira Da Matta Bacellar, hallado el sábado con un disparo en el cuello en el balcón de su habitación de hotel.
La causa de la muerte parecía ser suicidio, pero los oficiales no descartan un asesinato y se refieren al hecho como "muerte violenta", mientras se lleva a cabo una investigación internacional.
La de este lunes fue la segunda ceremonia fúnebre de militares de la ONU en Puerto Príncipe en menos de dos semanas. La primera fue por un soldado jordano al que le dispararon mientras recorría puestos de control en el peligroso barrio pobre de Cite Soleil. En ambos servicios, los muertos fueron honrados por "sacrificarse" en aras de la paz y la seguridad de Haití. Pero muchos haitianos se preguntan, ¿qué paz y qué seguridad?
Los secuestros han llegado a cantidades asombrosas. Sólo en la víspera de Navidad la policía reportó 40 casos. El éxito de la huelga de 24 horas puede atribuirse en parte al hecho de que la mayoría de los comerciantes de la capital y sus alrededores tienen amigos o familiares que han sido secuestrados.
Mientras, en Cite Soleil —el asentamiento precario junto al mar en el que viven unas 200.000 personas y donde son retenidos la mayoría de los raptados— varios residentes reciben disparos a diario por el fuego cruzado entre bandas criminales o entre éstas y fuerzas de la ONU. La policía haitiana no se atreve a ingresar al área.
En 2005, la Minustah y la policía haitiana lograron controlar varias áreas del país antes dominadas por bandas delictivas o por rebeldes. Pero Cite Soleil es un hueso duro de roer, y las fuerzas de seguridad son acusadas de hacer allí muy poco o demasiado.
En julio, la ONU llevó a cabo una enorme operación de seguridad en el barrio, en el curso de la cual fueron muertas muchas personas. Según los cascos azules, todos los muertos eran "delincuentes", pero residentes acusaron a las Naciones Unidas de perpetrar una masacre.
Además, muchos en Cite Soleil y en el resto de la capital criticaron a la misión de paz de negligencia e inclusive de complicidad ante criminales violentos.
"La huelga es básicamente para decirle (al representante especial de la ONU, el chileno Juan Gabriel) Valdés: ¿cuántos secuestros por mes deben producirse para que considere que se trata de un gran problema?", dijo el jueves a IPS el presidente de la Cámara de Comercio, Reginald Boulos, luego de la convocatoria a la protesta.
Las torturas, las violaciones y los asesinatos "deben detenerse. No estamos en un país bárbaro, y todo lo que ellos (la ONU) quieren enseñarnos es que debemos aceptar esto. No lo aceptaremos", añadió.
El viernes, la Minustah emitió un comunicado pidiendo paciencia y asegurando que se estaban tomando medidas para mejorar la seguridad en las calles.
El sábado, el general Bacellar fue hallado muerto.
Haití fue copado por bandas criminales y rebeldes armados en 2004. El 29 de febrero de ese año, la capital fue tomada y el presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide derrocado y expulsado del país.
En denuncias posteriores, el ex mandatario sostuvo que marines (infantes de marina) estadounidenses lo habían desalojado del poder. Fuerzas de Estados Unidos, Francia y Canadá ocuparon de inmediato el país. En junio de 2004, se inició la gestión de la Minustah.
Si bien un influyente sector de la población adhirió a la huelga de este lunes, algunos se mostraron sorprendidos de que sus organizadores no pospusieran la protesta en señal de respeto por el militar muerto. Otros se opusieron abiertamente a la medida.
Algunos trabajadores indicaron que no respaldarían una huelga convocada por gerentes y patrones que no respetaban sus derechos.
La organización sindical Batay Ouvriye divulgó un comunicado contra la huelga. Si bien coincidió con la condena firme a la misión de paz de la ONU, la entidad acusó a los miembros de la Cámara de Comercio de oponerse a iniciativas que ayudarían a los pobres y de respaldar "masacres" contra la población desposeída.
En Cite Soleil, muchos residentes no saben a quién culpar de la pobreza y la violencia que los rodea, pero albergan esperanzas en que las elecciones, pospuestas ya cuatro veces y ahora previstas para febrero, traerán algún cambio.
Marie Charles, una de las residentes del vecindario, se sentó en el suelo el jueves por la mañana a esperar que terminara el tiroteo para poder dirigirse al mercado a vender leña. "No sé quién está disparando. Sólo trato de vivir mi vida", decía mientras el sonido del fuego de artillería rebotaba en las paredes. Cuando la violencia escala en Cite Soleil ella no puede trabajar y se queda sin clientes.
"Voy a votar cuando haya elecciones, porque quiero que mi país cambie", afirmó. "Quiero ser capaz de vivir en mi país".