Indígenas del noroeste de Venezuela marcharon este viernes por las calles de esta capital, en el marco del VI Foro Social Mundial, en protesta por las concesiones a empresas trasnacionales para que exploten minas de carbón en su territorio.
Con arcos y flechas, vestidos tradicionales, tambores y danzas rituales, la marcha de dos kilómetros repitió el formato de otras manifestaciones de las etnias wayúu, añú, yukpa y barí, pero esta vez junto a grupos ambientalistas e izquierdistas venezolanos a los que se les sumaron activistas radicales brasileños, canadienses y colombianos.
Marcharon unos 150 indígenas y unos 2.000 acompañantes.
En febrero, "la empresa estatal Carbozulia pretende abrir las minas de carbón de Río Socuy, para aumentar la producción anual, que en 2005 fue de ocho millones de toneladas, a 20 millones de unidades en el plazo más breve posible", dijo a IPS el ambientalista Lusbi Portillo, organizador de la protesta, caminando tras una pancarta que rezaba "No al carbón".
El argumento de Carbozulia "es que no dañarán al río Socuy, porque trabajarán al menos a 100 metros de distancia". "Pero nos da lo mismo, porque la minería igual degradará ese ambiente que es hábitat de comunidades indígenas", señaló.
Por añadidura, la costa del Golfo de Venezuela "se construirá Puerto América, una instalación que servirá para exportar tanto el carbón de esas minas como el que llegará desde Cerrejón", en el noreste de Colombia, agregó Portillo, activista de la organización no gubernamental Homo et Natura.
"Lo que nosotros queremos es que nuestro presidente (Hugo) Chávez simplemente diga que no dará concesiones y que entregará la tierra que nos pertenece a los indígenas", dijo a IPS Avelino Korombara, de la comunidad barí Semadoji, en el extremo occidental del país, fronterizo con Colombia.
"Apoyamos a nuestros compatriotas indígenas del Zulia al reivindicar las tierras para el colectivo, para lograr el verdadero poder popular, el socialismo", dijo por su parte Tomás Ribas, de la Coordinadora Agraria Ezequiel Zamora, pro-oficialista.
"Estos problemas vienen porque el compañero presidente no ha logrado la delimitación de nuestras tierras y mientras tanto sigue entregando concesiones sin consultarnos", explicó la activista wayúu Ángela González, junto a una pancarta que rezaba "Fuera Vale do Rio Doce, No al IIRSA".
Carbozulia y la empresa estatal brasileña Companhia Vale do Rio Doce constituyeron una alianza para explotar carbón en la zona, donde ya operan otros consorcios formados por la firma venezolana y las trasnacionales Anglo American, de capitales sudafricanos y británicos, la alemana Ruhrkohle, la holandesa Interamerican Coal y las divisiones carboníferas de la estadounidense Chevron-Texaco y la angloholandesa Shell.
El ambientalista Francisco Mieres lamentó que el gobierno venezolano "privilegie la relación de compromiso energético con Brasil en desmedro del ambiente y hábitat indígena".
Bajo las presidencias de Chávez y de Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, se han desarrollado proyectos de obras civiles, explotaciones mineras y acuerdos en materia de energía.
Se proyecta que las firmas petroleras estatales de ambos países construyan una refinería en el nordeste brasileño y que firmas de esa vecina nación exploten en Venezuela crudos pesados.
Más recientemente se pactó construir un gasoducto que irá desde el Caribe venezolano hasta Argentina, cruzando el territorio brasileño.
Estos y otros proyectos se agrupan en el programa Integración de Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), de inspiración brasileña, "pero en el camino se contaminan aguas y suelos, se enrarece el aire y se fuerza a indígenas a dejar sus tierras de labranza, pastoreo y pesca", apuntó otro ambientalista, Jorge Hinestroza.
La marcha de los indígenas del noroeste —una representación de pueblos con unos 300.000 individuos en este país de 26,5 millones de habitantes según el gubernamental Instituto de Estadísticas— permitió por otra parte mostrar en el Foro Social Mundial una disidencia desde un flanco progresista con los movimientos que lidera Chávez.
El mandatario de Venezuela, que primero bautizó el proceso que dirige como "revolución bolivariana", ha propuesto un "socialismo del siglo XXI", pero como idea de discusión y sin asociarlo a programa teórico alguno. "Más que teorías, para este socialismo cuentan los hechos concretos", suele repetir.
Entre los ejes temáticos del sexto Foro Social Mundial está la situación de los pueblos y nacionalidades indígenas y afrodescendientes, y las prácticas sociales de resistencia frente a las formas de dominación.