Una médica socialista de 54 años, hija de un general, ex presa política y exiliada, disputará la presidencia de Chile en la decisiva vuelta electoral de este domingo con un exitoso economista y empresario de 56 años, derechista y liberal, aunque proviene de una familia demócrata cristiana.
Michelle Bachelet, la candidata de la gobernante coalición de centroizquierda, quien encabeza las encuestas de opinión de voto, es un caso atípico, no sólo porque podría convertirse en la primera mujer en llegar a la presidencia de un país culturalmente conservador y machista, sino también porque su perfil y su trayectoria no calzan con el de un político profesional.
El diputado socialista Carlos Montes, portavoz del comando de Bachelet, señaló a IPS que una de las principales cualidades de la candidata en esta campaña radica en que "es una persona que he demostrado carisma, con mucho sentido de participación y vínculos con la ciudadanía". "Es capaz de acoger y construir opiniones con otros, de armar equipos", apuntó.
En la otra trinchera, Sebastián Piñera exhibe como mérito la conquista imprevista y acelerada, aunque tal vez efímera, del liderazgo de una derecha empeñada en desmarcarse de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y de conseguir en estas elecciones que se dé la alternabilidad en el gobierno, conducido desde marzo de 1990 por la misma Concertación por la Democracia.
Ignacio Illanes, director del Programa Político del Instituto Libertad y Desarrollo, comentó a IPS que los rasgos relevantes de Piñera son, por una parte, "la capacidad de gestión, de trabajo, que es reconocida por todos, desde la izquierda a la derecha", y por otra, su tolerancia y amplitud de criterio en la arena política.
Bachelet, nacida en Santiago el 29 de septiembre de 1951, jamás pensó en sus años juveniles que algún día podría llegar a ser la primera presidenta de Chile, donde la población femenina conquistó el derecho a voto sólo en 1949.
En 1971, cuando comenzaba sus estudios de Medicina en la Universidad de Chile, entró a militar en la juventud del Partido Socialista (PS). Eran años de esperanza e incertidumbre para el gobierno de Salvador Allende, también médico y socialista, líder de la Unidad Popular, la alianza de marxistas, socialdemócratas y cristianos de izquierda.
Alberto Bachelet, un general de brigada de la Fuerza Aérea, fue llamado por Allende en 1972 a dirigir las Juntas de Abastecimiento y de Precios, un sistema de control y asignación de alimentos y otros productos esenciales con el cual se buscó contrarrestar la escasez y la especulación provocadas para desestabilizar el gobierno de izquierda.
El general Bachelet, uno de los símbolos del constitucionalismo castrense junto al general Carlos Prats, murió en marzo de 1974 mientras estaba prisionero en la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea a causa de un infarto cardiaco provocado por las torturas que le infligieron sus propios compañeros de arma.
En enero de 1975, Michelle Bachelet y su madre, la arqueóloga Ángela Jeria, fueron detenidas por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta pinochetista, y llevadas al campo de prisioneros políticos de Villa Grimaldi, donde la entonces estudiante de medicina pudo auxiliar a otras mujeres destrozadas por las torturas.
De allí fueron trasladadas a Cuatro Álamos, otro campo de reclusión y tortura. Completaron un mes de prisión, interrogatorios y maltratos hasta su expulsión de Chile, con un exilio que tuvo como primer destino a Australia, desde donde viajaron más tarde a la hoy desaparecida República Democrática Alemana (RDA).
Allí se casó con el arquitecto chileno Jorge Dávalos, con quien tuvo dos hijos, Sebastián, hoy con 26 años y nacido en Leipzig, y Francisca, de 21, nacida en Santiago tras el regreso del matrimonio a Chile en 1979.
Bachelet, que había continuado sus estudios de medicina en la RDA, pudo finalmente obtener el título en su país en 1982 y continuó especializándose en pediatría y en salud pública. A comienzos de los años 90, ya separada de Dávalos, mantuvo una relación de tres años con el epidemiólogo Antonio Henríquez, padre de Sofía, su hija menor, de 12 años.
En las postrimerías de la dictadura y en los primeros años de la transición democrática trabajó con una organización no gubernamental de asistencia a menores dañados por episodios represivos y también participó en los programas de prevención del síndrome de inmunodeficiencia adquirida del Ministerio de Salud.
Al mismo tiempo, siguió un postgrado en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, de las Fuerzas Armadas, para ser luego favorecida con una de las 37 becas para latinoamericanos y asistir en 1997 al curso de Defensa Continental en el Colegio Interamericano de Defensa, en Washington.
Fue con estas credenciales, a las cuales se sumó su elección en 1999 en la Comisión Política del PS, que el presidente Ricardo Lagos la designó en la cartera de Salud de su primer equipo ministerial el 11 de marzo de 2000 y el 7 de enero de 2002 la convirtió en una de las primeras mujeres en América Latina en encabezar un ministerio de Defensa.
El 1 de octubre de 2004, Lagos la liberó de la responsabilidad ministerial para que se dedicara de lleno a la precandidatura presidencial, avalada por las encuestas que la identificaban, por sobre la canciller Soledad Alvear, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), como la favorita para encabezar un cuarto gobierno de la coalición que reúne también a los partidos Por la Democracia y Radical Socialdemócrata.
"La sola biografía de Michelle Bachelet es un 'plus'. Es una mujer a la cual le ha tocado vivir en primera persona uno de los hitos más trágicos de la historia reciente del país, que enfrentó situaciones como la muerte de su padre, la represión sobre ella y su familia y el exilio", destacó a IPS el senador socialista Jaime Gazmuri.
"También participó con mucha fuerza en la recuperación de la democracia y ha sido capaz de no quedarse en el pasado, ni en la nostalgia ni en la revancha, con una mirada de futuro, una mirada de reconciliación nacional, pero con memoria", añadió Gazmuri.
"Voy a ser la primera presidenta de Chile", proclama con convicción esta doctora que habla inglés, francés, alemán y portugués, convencida de que este domingo derrotará la discriminación de género y las campañas derechistas que, apelando a su condición de agnóstica, intentaron restarle apoyo en la población católica, mayoritaria en Chile.
Piñera, considerado un "outsider" al comienzo de esta campaña presidencial, emergió imprevistamente en mayo de 2005 cuando su partido, Renovación Nacional (PRN), lo lanzó a la palestra, desafiando a Joaquín Lavín, jefe de la Unión Demócrata Independiente (UDI), hasta entonces "líder natural" y candidato único de la derecha.
Titulado en economía en la Universidad Católica bajo las enseñanzas de la llamada Escuela de Chicago y luego doctorado en la universidad estadounidense Harvard, donde fue también profesor, Piñera apeló a una ecuación que resultó exitosa: dos candidatos de la derecha, con él mismo apuntando al voto de centro, impedirían un triunfo por mayoría absoluta de Bachelet en la primera vuelta electoral.
Dicho y hecho. El 11 de diciembre este exitoso empresario, que introdujo las tarjetas bancarias de crédito en este país y es dueño de la aerolínea Lan-Chile y del canal televisivo Chilevisión, entre otras empresas, desplazó a Lavín y abrió en la derecha la ilusión de ganar por primera vez, desde 1958, una elección presidencial.
Hijo del ingeniero José Piñera, quien fue embajador en Bélgica y en la Organización de las Naciones Unidas del gobierno democristiano de Eduardo Frei Montalva (1964-1970), el candidato de la derecha se ufana de su procedencia de una "familia de clase media" y de su formación "en los valores del humanismo cristiano".
Casado con Cecilia Morel y padre de cuatro hijos, este economista liberal es hermano de José Piñera, quien como ministro de Pinochet fue artífice de las llamadas modernizaciones que implicaron privatizar la previsión social, la salud, la educación y también reabrir al capital extranjero la explotación minera, tras la nacionalización del cobre en 1971.
En 1988 votó por el rechazo a Pinochet en el plebiscito presidencial del 5 de octubre, pero un año después, mientras se postulaba exitosamente a senador en la alianza del PRN y la UDI, fue jefe de campaña de Hernán Büchi, el delfín presidencial del dictador, derrotado por el democristiano Patricio Aylwin en los comicios presidenciales de diciembre de 1989.
"Trabajólico" (adicto al trabajo) e hiperkinético (hiperactivo)", Piñera enfrentó una suerte de veto permanente de la UDI, que en 1994 frustró sus esfuerzos de aproximarse a Pinochet para erigirse en presidenciable de la derecha. En 2001 resignó también su candidatura senatorial en beneficio del retirado almirante pinochetista Jorge Arancibia.
No obstante ese pasado, el senador Hernán Larraín, de la UDI, ve en Piñera la encarnación "de la idea de ir generando una alianza política más grande, que incorpore a nuevos sectores para configurar una nueva mayoría", porque según aseguró a IPS, en la coalición gobernante predomina un "eje socialista" que ha desplazado al PDC.